Sáb 05.04.2008
m2

NOTA DE TAPA

Sobre los usos inesperados del diseño

Diseñadores que hacen magia. Músicos que diseñan instrumentos y objetos. Cuando la creatividad es el común denominador.

› Por Luján Cambariere

Que el diseño no empieza ni termina en la producción de objetos es algo que se puede ejemplificar de la mano de quienes lo emplean en otras disciplinas. En el caso de nuestros entrevistados, en el arte. Para el don de asombrar, harto difícil en estos tiempos. Y el de educar en la música a niños pequeños. Pero, pasen y vean que se abre el telón a dos buenos casos de cómo con el diseño se puede llegar a otra parte. Con ustedes: diseñadores, creadores y artistas.

WOW

Eso es lo que provocan con cada una de sus apariciones cuando irrumpiendo en situaciones cotidianas asombran cambiando sus cordones en menos de un segundo, desarticulando diferentes partes del cuerpo o sacando objetos reales de fotos de revistas. Por eso, podría pensarse, se apodan “creadores de asombro”. Aunque yendo a los orígenes de esta banda de magos tan particular esto, parece, que se relaciona más con la profesión que decidieron estudiar. Es que los Wow tienen en su equipo mayoría de diseñadores –Juan Pablo Cecchi, alias Jota, de industrial y Julián Avila, Juliano, que viene de la gráfica (el tercer integrante es Marcos Amadeo)–. Y eso se nota a cada paso, o en su caso, con cada as que sacan de la manga. Es que los Wow aplican el diseño de modo integral. Está presente en su imagen, su comunicación, su indumentaria, sus personalidades, en los trucos que crean, el nuevo espacio y laboratorio de ideas que ostentan, y principalmente en el futuro que proyectan para sí.

“Desde que estudiábamos magia de muy chicos tuvimos la certeza de ser diferentes a los demás. Tal vez distintos al prototipo de mago de paloma y galera”, aclaran. “Nosotros queríamos usar la magia para otra cosa. La magia nos ofrecía una forma de expresarnos, de comunicarnos. Por eso, el diseño, adelanta Juan Pablo, nos interesaba ligado a esto. Yo desde el primer momento que pisé la facultad (Universidad de Palermo) me presenté a los profesores diciendo lo que hacía. Para mí el diseño se ofrecía como una de las mejores herramientas para mi vocación de mago”, señala. “En mi caso, la gráfica me gustaba, a pesar de que ya en segundo año me di cuenta de que nunca iba a trabajar de eso. Pero terminé, hice toda la carrera porque me gustó y me abrió la cabeza de un modo diferente”, suma Julián.

Cruces entre magia y diseño, miles, que detallan a m2 desde el living de algo así como la baticueva Wow recientemente estrenada. Un espacio para el asombro, donde además de sus oficinas, funciona el laboratorio de ideas (de nuevo el diseño) y La Logia, academia de magia e ilusionismo.

–¿Cómo relacionan el diseño con la magia?

J.C.: –El diseño es una herramienta. Y para nosotros fue y es fundamental. Hoy creo que Wow tiene la imagen que tiene, el marketing y la forma de mostrarse gracias a todas las cosas que nosotros incorporamos del lado del diseño. Desde el hecho de saber cómo tiene que ser un sitio web, cómo tienen que ser nuestros videos, presentaciones, la indumentaria, cómo tiene que ser contado nuestro proyecto. Cuestiones que van más allá de nuestras destrezas como artistas. Porque de algún modo la forma como contás las cosas, es la forma en que las cosas existen. Y sin dudas, el diseño fue y es lo que nos ayudó a comunicar de qué manera nosotros queríamos ser vistos.

J.A.: –Hasta el uso de los colores dentro de la magia, la ropa, el personaje.

–¿Y su presentación como “creadores de asombro” en vez de magos?

J.C.: –Por supuesto. Nosotros estamos de algún modo en contra de la magia tradicional. Por lo menos como se vive acá donde es pecado salirse de lo convencional. En Europa ser mago es top cuando acá, por ahí, está un poco desprestigiado. Allá son estrellas y acá muchas veces se ve al mago como un ladri. Ahí es cuando pensamos en aplicar mucho de lo aprendido en ser diferentes. Desde un Tom Peters y su economía de la experiencia. Ahí empezamos a preguntarnos qué vendemos nosotros, qué ofrecemos a la gente y ahí es cuando nos damos cuenta que queremos que la gente quiera consumir Wow. Y trabajamos para eso.

–¿La magia como una forma de comunicación?

J.C.: –Es que en realidad es como un cantante que te despierta cosas, sensaciones. En un punto, lo que se empezó a hacer hace algunos años afuera usando el recurso de la magia para mejorar la imagen de marca de muchas empresas. La palabra magia fue usada desde siempre con connotaciones positivas. Si decís que algo es mágico, no tenés que decir nada más. Sin dudas es mejor que si no lo fuese. En un momento nosotros también hicimos lo que se dio en llamar “magia corporativa”, pero enseguida entendimos que lo mejor era laburar esos conceptos para nuestra propia marca, Wow, la onomatopeya universal del asombro, que mejor nombre que nos recuerden con la sensación que sintieron.

–También tienen un laboratorio de ideas...

J.C.: –La facultad nos dio muchas herramientas. Me acuerdo de un profesor que me hizo hacer un trabajo sobre Ideo, una de las empresas de diseño más innovadoras del mundo, diciéndome que se lo iba a agradecer. Y así fue. Esa forma de laburar creando futuros. Que por ejemplo hoy, a nosotros, nos hace preguntarnos e investigar sobre qué es la verdadera magia para una persona hoy por hoy. Sin dudas, el diseño sirve para despegarse y generar cosas nuevas.

–¿Por dónde pasa entonces la innovación hoy en la magia, otra palabra tan design?

J.A.: –Para nosotros, por ejemplo, con lo que hicimos en los subtes. Armamos clips audiovisuales saliendo a asombrar a la gente tomando el subte como locación. Y hoy esos videos se reproducen en los televisores asombrando día a día a miles de personas que los miran mientras están en ese tiempo muerto, perdido, de la estación y nos lo agradecen infinitamente. Ahora eso se replicó en aerolíneas, taxis, trenes, ascensores, hoteles, como contenido. Lo que nos llevó a que muchas marcas quisieran potenciar sus productos con nuestra imagen.

J.C.: –Por eso, hoy, la logia, más que una escuela de magia, es un espacio para el asombro. Para disfrutar y relajarse a partir de eso. En un punto, nosotros vivimos en una burbuja. Somos como nenes. Todos los días venimos a jugar. Buscamos también generar un espacio donde todo te asombre. Algo que también debiera lograr el diseño.

MINIMENTO

Mercedes Insausti y Pablo Genoud son músicos. Mercedes casi de la cuna ya que estudió en el Collegium Musicum –donde actualmente y desde hace años es docente–, desde muy chiquita. Mientras que Pablo llega a la música a través de las máquinas (sintetizador y computadora) en la adolescencia. Se conocieron en la Licenciatura en Composición Musical en la Universidad de La Plata y además de una relación personal, comenzaron a trabajar juntos en formatos varios, hasta que ella (mujer emprendedora como de las que suele haber muchas) empezó a pensar cómo podían dejar de ofrecer, como la gran mayoría de los músicos, un servicio, condición muchas veces inestable e informal, para pasar a tener un producto. En febrero del 2004 llegó la inspiración de las musas. Tratarían de satisfacer una necesidad muy puntual del segmento donde Mercedes se movía: la creación de instrumentos musicales para chicos que se inician –material didáctico musical– y de este modo ir más allá, creando un nuevo vínculo entre los chicos y la música. “Junto con la voz, los instrumentos de percusión son la principal herramienta de la educación musical, ya que el ritmo es el primer parámetro de la música que internalizamos niños y adultos. Son fáciles de ejecutar, lo cual permite en pocas sesiones acompañar piezas musicales con diversos timbres y cumpliendo diferentes funciones (ritmo, pulso, acento). Fomentan el trabajo en equipo, ya que la dificultad que presenta el uso de los instrumentos dentro de un grupo es la superposición y adaptación, más allá del desarrollo de una habilidad individual. Todos los que conforman una banda tienen tareas importantes, por esta razón las sesiones musicales también aportan al desarrollo de la autoestima y el pensamiento crítico”, adelantan.

–¿Cómo nace Minimento?

M.I.: –Hace años trabajo como docente en Collegium Musicum donde los chicos vienen cada vez más chicos, ahora desde los dos años. Entonces empezamos a notar que con sus manitos y cuerpitos todos los instrumentos que habían les quedaban enormes y no los podían agarrar. Además, justamente por esto, sonaban mal y no podían sostenerlos. El sonido muchas veces es muy fuerte entonces los asusta. Pero cuando pierden el susto y tocan todos a la vez no se escuchan, entonces ahí surge la idea de ponernos a hacer algo al respecto. Y empezamos a probar.

–¿Cuál fue el primero?

M.I.: –Una flauta de émbolo. Porque en ese momento no había. Después del 2001 como la mayoría de los instrumentos son importados, desde Alemania, no había. Los artesanales suenan increíble pero por estar hechos de caña o calabaza se rompen más rápidamente y no sirven para una institución educativa.

P.G.: –Así, la flauta surgió porque teníamos una de plástico que era importada, muy linda y que servía para la educación, donde se usan mucho porque se trabaja con los parámetros de agudo, grave, arriba, abajo; entonces pensamos si podríamos hacer ese objeto que no estaba y se necesitaba. Los instrumentos que hacemos hasta el día de hoy son simples. Pero que cuidan determinados aspectos. Al ser más pequeños los chicos se pueden mover con ellos, no tienen sonoridades muy fuertes, son simples pero a la vez llamativos.

M.I.: –Empezamos a desarmarlos, mirar. Desde ya en nosotros siempre estuvo esa cosa de investigar, saber cómo están hechas las cosas, fijarnos el material. Y fue ensayo y error, porque no hay una carrera para hacer lo que nosotros hacemos. Está totalmente emparentado con el diseño, con la lutería, con la educación.

P.G.: –Y eso tiene mucho que ver con la música porque en el estudio, si querés “sacar una música”, como se dice comúnmente, tenés que diseccionar todo. Saber qué toca la batería, la guitarra, para de algún modo tener toda la gama e ir aplicando cada cosa y sus variaciones. Por eso, esto también, tiene que ver con actitudes de músico aplicada a los objetos.

–¿Y salió la flauta?

M.I.: –No sólo salió sino que se agotaron enseguida. Cuando te pones a hacer cosas te das cuenta de que hay quinientos mil insumos para una cosa, hoy tenemos más de 60 proveedores, es muy difícil producir algo, pero se logra.

P.G.: –Enseguida nos empezaron a pedir conjuntos, un juego, otros instrumentos que la acompañaran. Y nació el cascabelero. Hoy tenemos panderos, triángulos, claves, maracas, silbatos, raspadores, cajas chicas y dos juegos –el banco rueda y la rueda cascabel–. Las materias primas que usamos son maderas, aluminios y aceros de alta calidad. Contemplamos normas de seguridad tales como usar pinturas no tóxicas, no dejar filos ni puntas que puedan ser peligrosas para los niños.

–¿Cómo acceden al mundo del diseño?

P.G.: –Mi hermano es diseñador industrial y por él nos enteramos de los cursos para emprendedores del CMD. Entramos en Incuba, y empezamos un camino en el que aprendimos mucho. Rediseñamos algunos, cambiamos la pintura por una al agua. Y sin dudas avanzamos muchísimo en esto de ser emprendedores. De hecho el año pasado ganamos una licitación del Gobierno de la Ciudad y todas las escuelas municipales tiene dos sets de nuestros instrumentos (5.800 instrumentos). También estamos vendiendo en Chile y Brasil.

–¿Y el tema del movimiento, se aplica también al diseño?

M.I.: –La música es algo que se desarrolla en el tiempo lo que de por sí implica movimiento. El cuerpo tiene mucho que ver. Desde cómo sostenés el instrumento, si podés desplazarte con él. Y justamente es el diseño el que habilita el movimiento.

–¿A futuro?

P.G.: –Seguir creciendo. La verdad, este es un trabajo sumamente gratificante. La gente, los docentes, los agradecen mucho y tenemos un público de lo más variado. Cuando estamos en ferias vienen desde señoras paquetas a rollingas.

M.I.: –Paradójicamente, este proyecto nos permitió volver a ser creativos. Trabajar para otros, aun en música, implica muchas restricciones. Y lo que tiene Minimento es que nos lleva de nuevo al tema de la creatividad que es en sí lo que más nos atrajo de la música.

www.wow.com.ar, www.minimento.com.ar

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