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Sábado, 7 de junio de 2008

Verde y alemán

El último Design Now de la alemana Taschen está dedicado casi exclusivamente a un diseño más consciente. Al mismo tiempo, la también alemana Adidas presenta Grun, su nueva línea de calzado e indumentaria ecológica.

 Por Luján Cambariere

Grita el planeta. Grita el mundillo design. Si hasta el reciente Salón Satélite de Milán se tituló: ¡Viva el verde! ¡Go Green! En esta semana, por otra parte, que en el mundo se celebra (si es que cabe la calificación) la Semana del Medio Ambiente (instituida en 1972 por la Asamblea General de las Naciones Unidas).

Y si bien vale la aclaración, siempre didáctica, de que no todas las iniciativas tildadas de “verdes” aportan al cuidado del planeta (últimamente el marketing se está encargando de fagocitar y vaciar de significado el concepto “sustentable”, a lo que se suman las propuestas de reciclado industrial con un costo energético o contaminación mayor que el beneficio que supuestamente hacen). No hay dudas de que la cuestión está instalada y ya es irrenunciable, conforme las señales de alerta que está dando día a día la tierra.

POR SIEMPRE TASCHEN

De más está decir que los ejemplares de la editorial alemana son codiciadas joyitas para los amantes del diseño. La reciente versión del título Design Now editada por Charlotte y Peter Fiell no es la excepción. Aunque esta vez, conforme el rumbo que está tomando el planeta, a ellos también les picó el bichito de la reflexión verde. Y el ejemplar está dedicado a un diseño “más útil” y “consciente”. Así, adelantan desde el prólogo: “Con esta nueva publicación nos hemos propuesto contrarrestar el malestar generalizado del diseño convencional mediante la presentación de profesionales que son auténticos pioneros en sus ámbitos, con creaciones significativas y futuristas en una o varias de las siguientes categorías: ampliación del concepto de función, explotación de materiales de maneras innovadoras, liderazgo en la aplicación novedosa de nuevas tecnologías y exploración de nuevos límites estéticos”, señalan. Una selección de noventa exponentes del mundo entero, desde iluminación y mobiliario, pasando por electrónica, transporte y, sobre todo, diseño medioambiental. “Soluciones sostenibles”, que le llaman.

“En la búsqueda de ‘ecopanaceas’, tecnófilos y tecnófobos comparten los mismos objetivos, pero proponen formas completamente distintas de llegar a ellas”, detallan en las primeras páginas de un ejemplar que supera las quinientas. “Así, mientras los ‘ecoludistas’ creen que hay que recuperar formas de vida preindustrializadas más sencillas, los ‘tecnoverdes’ ven en la tecnología todas las respuestas”, continúan.

Así, el libro da cuenta de algunas propuestas, todas más bien tecnológicas. La generación de electricidad a través de las mareas de Marine Current Turbines. Los coches híbridos o eléctricos de Nice (No Internal Combustion Engine) como el Mega City, un vehículo completamente eléctrico que funciona con batería que alcanza 65 km/h. O los Tesla, coches deportivos ciento por ciento eléctricos de alto rendimiento “sin concesiones”, proponen, ya que combinan estilo y potencia (supuestamente alcanzan una velocidad máxima de 210 km/h como el Tesla Roadster). También hay propuestas en el segmento envases como la de Ecolean, firma que ofrece material de embalaje fabricado con carbonato de calcio o creta. Soluciones que ejerzan el mínimo impacto ambiental. Ecotricity, especialistas en turbinas eólicas como la de aire E-70 basada en un diseño del galardonado arquitecto británico Norman Foster. Mucho más silenciosa y eficiente que sus antecesoras y adaptable a entornos rurales y urbanos.

“Hoy más que nunca, señala el diseñador suizo radicado en California, Yves Béhar, autor de la XO (computadora portátil que cuesta sólo U$S 100 realizada para la organización social OLPC –One Laptop per Child, un ordenador para cada niño– cuyo objetivo es acercar la tecnología a los niños de países en vías de desarrollo), necesitamos diseños que no sólo sean nuevos, sino que contengan un nuevo humanismo. Que representen los retos presentes y futuros de la humanidad. Hoy en día si el diseño no es ético no puede ser bello. Puede que la utilidad tenga que ver con la función, pero la inspiración, la tranquilidad del alma va más allá de ella. Por eso se impone garantizar un futuro sostenible profundamente conectado con las necesidades emocionales”, declara Béhar.

No obstante la toma de conciencia, también hay lugar en el ejemplar para lo que catalogan como “diseño artístico de edición limitada”. Bellas piezas como la estantería Voronoi lograda mediante un bloque de mármol de Carrara por Marc Newson. O la araña Vortexx que prestó su diseño para ser la tapa al libro de la arquitecta iraquí radicada en Londres, Zaha Hadid (una de las pocas mujeres junto a Matali Crasset que aparecen en el tomo) donde se evidencia el diálogo que fuerza entre complejas geometrías curvilíneas y una rigurosa investigación ergonómica patente en muchos de sus productos (en este caso, a la silueta curvilínea sigue una hélice doble que conecta el principio con el fin con lo que crea una cinta de luz infinita en fibra de vidrio).

Como exponentes de la “imaginación desbordante”, así los califican, colaron los brasileños, los hermanos Humberto y Fernando Campana, a quienes adoramos pero igual vale el reclamo a los editores de diseño de Taschen: “Salvo por otro brasileño –Indio Da Costa– y dos argentinos radicados en Europa –Alberto Lievrore y Alfredo Haberli–, casi no hay latinoamericanos”. A ponerse las pilas e investigar un poquito más allá del primer mundo, que en la periferia también hay diseño y del bueno.

Eso sí, capítulo aparte, merecen como siempre algunos asiáticos. Muchos de ellos trabajando en la unión de lo mejor de su mundo –la tecnología con el trabajo manual–. Tal el caso de Kenneth Cobonpue, nacido en Filipinas, quien en eso de “llevar la naturaleza de vuelta a la casa”, la meta de su trabajo, trabaja con fibras naturales de Cebú, su ciudad natal, e islas aledañas, en todo tipo de mobiliario y objetos. O las bellísimas luminarias Mayuhana fabricadas devanando hilo alrededor de un molde del coreano Toyo Ito (según Yamagiwa, fabricante de las lámparas, esta iluminación evoca la imagen de la luz representada en la obra El Elogio de la Sombra, de Junichiro Tanizaki, ensayo que expresa el amor por las tradiciones y las reminiscencias del pasado).

Por último, hay lugar para los que trabajan con nuevos materiales como los nanotubos de carbono (cilindros de átomos de carbono más duros que el diamante con una capacidad extensible extraordinaria y gran resistencia al impacto físico) o el Aerogel o humo helado (con la densidad más baja de todos los sólidos conocidos además de extraordinarias cualidades aislantes y un enorme potencial de absorción de la contaminación).

“Con el convencimiento de que todos necesitamos reducir drásticamente la presencia de nuestras huellas en el ecosistema, cabe insistir en que los productos se diseñen de forma más inteligente y responsable. Al sacar a la palestra a estos innovadores del diseño que urden un plan ético, este libro no sólo pretende llamar la atención de diseñadores y fabricantes, sino también de los consumidores, para que actúen de forma responsable”, aclaran, sobre el final, los Fiell. Aunque el remate más bello lo aporta, sin dudas, un grande del diseño, el alemán Ingo Maurer: “Hay que pensar en la persona que hay detrás del diseño. La luz más hermosa es la que procede del ser humano”. Y si lo dice él, autor de tan bellas luminarias, vale creerle.

TRES TIRAS VERDES

Mientras que Adidas, una de las firmas de artículos deportivos –-vestuario, accesorios y calzado– más importantes del mundo, acaba de lanzar al mercado Adidas Grun. Una colección dentro de la familia Originals que apunta a empezar por “pequeños pasos para un cambio más grande”. ¿Sus aportes? El empleo de productos reciclados y materiales naturales en indumentaria y calzado. Así la línea Grun (verde en alemán) de reciente aparición en nuestro país llega con tres insignias como guía. “Fibras naturales” para remeras, vestidos y zapatillas hechas con materiales naturales como el algodón orgánico y el bambú. “Reciclado” para los productos hechos con poliéster reciclado o sobras de materiales como caucho o hasta restos de hilos que dan vida a bellísimos vestidos y zapatos. Y “Biodegradable” para otros que utilizan materiales como la soja, la madera, el yute y hasta la cáscara de arroz. El empleo de los colores originales de los materiales, sin decoloración o teñido, y hasta cierres biodegradables (siendo la primera marca de indumentaria en el mundo en utilizar este sistema) son otras de las marcas distintivas de esta línea que desde la emblemática etiqueta aporta una gran señal de alerta hacia el cuidado del planeta.

“Estos productos están destinados a los consumidores que tienen una conciencia hacia el cuidado del medio ambiente y desean hacer la diferencia cuando eligen un nuevo producto”, aclaran desde la firma. Por supuesto, no representan la solución a todos los problemas, pero sí el comienzo de un camino que se impone cada día más irrenunciable para diseñadores, consumidores y empresas.

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