El Colegio de Arquitectos de San Juan organizó un concurso para la nueva sede de la Universidad Nacional en la capital provincial para las carreras de música y coro, dependientes de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes. Los ganadores fueron Roberto Frangolla, Horacio Sardín, Valeria del Puerto, Diego Colón y Bárbara Berson. Su anteproyecto conforma según los propios autores una envolvente rectangular unificadora, organizada como una mano abierta con dedos que encierran patios y antecedida por la galería de accesos cubiertos con parras. El edificio está pensado como un “artefacto ecológico”, dotado de un conjunto de vacíos que capturan la luz, filtrándola para adecuarla a los rigores del clima sanjuanino y generar atmósferas de inspiración para la creación artística.

Las dos facultades se organizan desde una rambla llamada de la música, una plaza lineal que estructura el conjunto formado por el Auditorio Juan Victoria hacia el sur, de gran presencia en el lugar, y hacia el norte por la Parroquia de Guadalupe, ya proyectada e incorporada en las bases. El conjunto deviene un lugar de encuentro y de improvisadas expresiones musicales. Este espacio es un sitio de coexistencia de la comunidad y de los profesores y estudiantes de música, aportando así un nuevo paseo urbano para la ciudad, fuertemente caracterizado por la sombra, las parras y las acequias, plenos de color y generadores de vida.

El edificio de baja altura se desarrolla en dos plantas, con una fuerte relación con la tierra, minimizando los desplazamientos verticales y así los esfuerzos de mecanización, con la respectiva economía de recursos. La gran galería cultivada conforma el elemento de transición entre el espacio urbano —la Rambla de la Música— y el Complejo Artístico Cultural, antesala del nuevo edificio, además de ser expansión del bar y convocar expresiones musicales exteriores. Un espacio longitudinal a la manera de calle interior estructura todas las áreas: hall de acceso, buffet y área de recreación interior y, hacia la parte posterior, los auditorios, la administración y la biblioteca, el departamento de música y el centro coral, separados y definidos por el sistema de patios verdes.

El sistema de patios enriquece las vivencias e incentivan el uso del espacio exterior, además de garantizar el aislamiento funcional y acústica de los distintos sectores. El patio mayor, contiguo a los auditorios y enfrentado al hall de acceso, se convierte en el espacio de esparcimiento exterior para eventos y fiestas. El acceso principal se dispuso hacia Urquiza, al oeste. Un acceso desde el estacionamiento posterior y a través del patio mayor otorga mayor flexibilidad los días festivos y los fines de semana. Una caja de hormigón armado perimetral, carpinterías de aluminio alternadas con paños de doble chapa color con aislamiento térmico interior, los solados de hormigón y las pérgolas metálicas galvanizadas, garantizan el bajo costo y el escaso mantenimiento edilicio. Los parasoles verticales cultivados de la galería de acceso protegen del sol del oeste y de la hostilidad del viento zonda. Las envolventes curvas, los encuentros no ortogonales de los muros y las losas casetonadas favorecen la acústica de las áreas de enseñanza de música, sin mayores recursos.

El concurso contó con la participación de treinta y cuatro participantes y el resto de los equipos condecorados fueron: segundo premio para Federico Marino y Nicolás Pinto da Mota; tercer premio para Pablo Oshiro y Carolina Vitas; la primera mención para Carlos Casuscelli y Oscar Vázquez; la segunda mención para Matías Gigli, Lorenzo Gigli, Débora Grosso, Pablo Vapore, Marcelo López y Darío López. La tercera mención fue para Guillermo Canutti, Fernando Fariña y Clara Gallardo. La cuarta mención ex aequo fue para Ana Granero, Candela López y Leonardo Funes y la otra cuarta mención ex aequo para Daniel Gelardi, Gustavo Barea Paci, Gimena Gómez Piovano, Federico Inchuspe y Federico Sampieri.