MATADEROS
El Plata era el mejor cine de Mataderos y una notable pieza Art Déco. Fue comprado por la Ciudad y catalogado por pedido de los vecinos. Pero ahora apareció sin techo ni escenario y nadie sabe quién fue.
› Por Sergio Kiernan
Si Sherlock Holmes fuera porteño no necesitaría cocaína porque estaría muy ocupado en evitar que le demuelan su casona vieja en Baker St. El pobre hombre pasaría desvelos hasta para averiguar quién firmó qué para que se le aparezca la piqueta en casa. Y no se trataría de una conspiración, ya que el desorden en esta ciudad es tal que las cosas pasan casi porque sí. Es el caso del cine El Plata, propiedad de la Ciudad, catalogado en el máximo grado, que ahora aparece sin techo ni escenario, sin que resulte posible saber quién fue.
El Plata sigue siendo el objeto más grande de su cuadra en Juan Bautista Alberdi 5700 y sigue siendo de lo mejor que tuvo y tiene el barrio de Mataderos. En 1945 lo inauguró Jesús María Fernández en el lote en que había un almacén y con ese acto cambió la zona suroeste de esta ciudad. Es que El Plata tenía capacidad para dos mil espectadores, era un palacio en ese gran estilo Art Déco-Racionalista y arrancaba en el circuito de estrenos. Era, como quien dice, un cine del centro.
Si esto suena a historia antigua es porque lo es. El Plata fue decayendo hasta 1987, cuando no aguantó más la competencia de multicines, videos y cable. El edificio pasó a ser un depósito de una empresa de electrodomésticos, perdió todas sus butacas pero no fue remodelado. De hecho, sus dueños rechazaron todo tipo de ofertas –bingo, iglesia carismática, boliche bailable– porque implicaban cambios drásticos.
Fueron los vecinos los que salvaron el edificio de la decadencia total cuando juntaron cinco mil firmas para que la Ciudad lo comprara y lo reabriera como centro cultural. La Legislatura porteña le pidió al Ejecutivo que aceptara la idea en una declaración votada el 4 de noviembre de 2004. Aníbal Ibarra compró el cine por 1.700.000 pesos en octubre de 2005 y en ese entonces se habló de reformarlo para crear dos salas de 200 espectadores cada una, una mayor de 550 y un salón de usos múltiples. Como tantas otras cosas del gobierno Ibarra, la obra quedó en la nada.
El 3 de abril de este año –hay que seguir la cronología con cuidado, para entender el caso– la Legislatura volvió a debatir sobre este cine cuando aprobó el proyecto de catalogación con nivel estructural, el máximo posible, por pedido del mismo Ejecutivo. La ley –2665– fue publicada el 6 de mayo de 2008. Menos de un mes después, el 5 de junio, el diputado PRO Cristian Ritondo presentó un proyecto de ley para bajarle el nivel de protección al cine, de Estructural a Cautelar. Ritondo explicaba que el nivel ya votado no permite ningún cambio en el edificio, pero que el Ejecutivo tenía un proyecto para que El Plata alojara también al CGP de Mataderos, con lo que había que hacer bastante obra. El nivel Cautelar permite una obra así, si preserva la identidad y sobre todo el frente de un edificio.
Fue entonces que saltó la liebre del proverbio. Como todo proyecto de ley sobre un edificio patrimonial, el asunto fue a la Comisión de Patrimonio de la Legislatura, que se lo giró, también como es rutina y obligación, al CAAP, el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales. El Consejo pidió ver el proyecto de CGP, para saber si era necesario cambiar el grado de protección o no, por lo que la Subsecretaría de Proyectos de Urbanismo, Arquitectura e Infraestructura, que se encarga de estas cosas, les hizo una presentación. Fue ahí, en esa reunión, que los miembros del CAAP se desayunan de que al cine El Plata le falta el techo y el escenario. Alguien se ocupó de demolerlos.
Y aquí comienza el misterio. La subsecretaría autora del proyecto jura y perjura que no demolieron. El Ministerio de Desarrollo Urbano, del que depende la subsecretaría, jura y perjura que ellos tampoco. Cultura no sólo dice que ellos no fueron sino que aclaran que aunque quisieran no podrían demoler nada, ya que no tienen quién haga esas cosas.
Como para complicar más el caso, a esta altura asoma el importante detalle de que el cine fue transferido a la Corporación Buenos Aires Sur S. E., la empresa pública creada en 2000 que se dedica a desarrollar 6000 manzanas en quince barrios de la mitad más empobrecida de la ciudad y que afecta al 25 por ciento de su población. El presidente de la Corporación es Humberto Schiavoni, el peronista misionero que fuera ministro de Ramón Puerta y su jefe de Gabinete durante la brevísima presidencia Puerta en diciembre de 2001. Schiavoni fue director del Ente Binacional Yacyretá durante el gobierno de Duhalde y su designación al frente de la Corporación es otro indicio de la alianza Macri-Puerta.
Schiavoni, que es abogado y constructor desde hace muchos años, le explicó a M2 que nadie de su gestión tocó siquiera al cine. De hecho, el funcionario agregó que estaba buscando todos los papeles del tema pero que los empleados de planta estable de la Corporación le dijeron que El Plata ya estaba sin techo cuando pasó al cuidado de su empresa. Y esto ocurrió recién el año pasado.
Con lo que el misterio sigue, pero con algunas precisiones. El Plata es propiedad pública desde fines de 2005 pero fue catalogado recién este año. Cuando se empieza en serio a considerar la compra se hace una inspección para determinar cuánto vale el edificio y en ningún momento se habla de que le faltara el techo. Más aún, cuando la Legislatura le pide a Ibarra que lo compre, en noviembre de 2004, dice en el proyecto de declaración que El Plata está “en un estado de conservación interesante” que permitirá restaurarlo sin demasiadas complicaciones. Los muchos vecinos movilizados en su momento hablaron del edificio y nunca mencionaron una demolición.
Por lo tanto, la lógica indica que el edificio fue comprado con techo y todo, y que la tropelía fue ocasionada entre comienzos de 2006 y fines de 2007, casi dos años en que el cine estuvo a cargo de... ¿de quién?
Lo más idiota de todo esto es que sea quien fuere que demolió parcialmente este cine, fue alguien que trabaja para el Ejecutivo porteño. Que viene a ser el mismo Ejecutivo porteño que compró El Plata para preservarlo. Y el mismo que de inmediato inhibió la parcela y le presentó a la Legislatura un proyecto para catalogarlo.
Quien haya autorizado la demolición parcial quebró la ley. Una parcela inhibida y un proyecto de catalogación hacen ilegal una demolición, por lo que el que dio luz verde y los que le dieron masazos al cine incurrieron en incumplimiento de sus deberes como funcionarios públicos. Y además se cubrieron de un ridículo que recién empieza.
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