El Premio Design Museu da Casa Brasileira distinguió ideas con sencillez constructiva y uso racional de recursos, por economía o por bajo impacto ambiental.
› Por Luján Cambariere
Por trayectoria, independencia y credibilidad, el Premio Design Museu da Casa Brasileira viene siendo el mejor termómetro y referente de la evolución del diseño en el país vecino. Un diseño que hoy más que nunca apuesta a la sustentabilidad apoyada en el uso racional de los recursos ya sea por la economía de la materia prima empleada como por su bajo impacto ambiental. Tecnología al alcance, mucha de ella, rescatando viejos oficios o saberes artesanales. Y la apuesta por un diseño que llegue a todos dando muestras de una relación más que aceitada (o por lo menos más que la nuestra) entre diseño e industria de la que da cuenta cada una de las piezas aquí presentadas repaldadas por un productor.
Buena selección la de esta 22ª edición de un premio que apodan el “Oscar Brasileño” que entre los más de quinientos inscriptos que tuvo el certamen en sus siete categorías –Mobiliario, Utensilios, Iluminación, Textiles, Equipamiento Electrónico, Equipamiento para la Construcción y de Transporte– eligió 52 piezas (entre ganadores y preseleccionadas) por un jurado de lujo (Alessandro Câmara, Alfredo Farné, Anísio Campos, Anna Milliet, Carol Gay, Flávia Pagotti Silva, Giorgio Giorgi Jr., Ivo Pons, Luis Antônio Jorge, Marili Brandao, Oswaldo Mellone, Paulo Sergio Franzosi, Túlio Mariante y Alejandro Sarmiento como diseñador extranjero invitado), expuestas en el museo hasta fines de enero.
De valores, historias, oficios y principalmente del planeta, parece ser el común denominador de los premiados en la categoría Mobiliario. Así la dupla de cariocas formada por Fernando Mendes de Almeida y Roberto Hirth se alzó con el primer premio por su silla Aviador. “A veces necesitamos escapar un poco del binomio forma-función y sumarle un poco de fantasía a nuestras vidas. La inspiración de esta silla viene de largo. Brazos que recuerdan los aviones que llegaron en los años ‘50 y una estructura en estrella que nos recuerda una hélice. Las aspas metálicas de un biplano y hasta el cuero de las chaquetas de los pilotos”, cuentan los autores de una silla que ofrece el confort de un sillón. Además está construida con técnicas tradicionales de carpintería. Producida en madera certificada, cada pieza es numerada. La elección del jurado pasó por la correcta utilización de la madera, que sigue la tradición brasileña con especial referencia a Sergio Rodrigues, la escala del objeto, la estructura del mueble en sus encastres y trabas y su confort.
El segundo lugar fue para la biblioteca Topo de Fernando Rihl y Christopher Procter de Porto Alegre producida por la emblemática cadena Tok & Stok. Un sistema modular realizado con la tecnología del control numérico que permite usar el ciento por ciento del material sin sobras. Leve y fácil de transportar, estas características la hacen más barata y de menor impacto ambiental. ¿El jurado? Resaltó su liviandad, belleza, volumetría alcanzada con el plano, el justo empleo del material y su practicidad. También la economización del espacio en el almacenamiento y transporte.
Por último, recibieron menciones honrosas otras tres piezas. La silla Mariante, de nuevo de la dupla galardonada con el primer premio (Mendes de Almeida y Hirth). “Un asiento para comer o de trabajo, leve y confortable, cuya durabilidad está garantizada por los encastres de la carpintería tradicional. El proyecto está basado en dos fundamentos: simplicidad en la fabricación y economía del material”, vuelven a sumar sus creadores. Los paulistas Daniel Diniz Maia y Roberto Cándido Araújo por su innovadora silla Mina de tres patas, apilable. Producida en fibra de vidrio, laminada manualmente y proyectada para ser producida en plástico inyectado. Innovación formal y producción en serie, atributos que fueron tenidos en cuenta a la hora de subirla al podio. Los módulos Arco de los cariocas Diogo Lage Souza y Eduardo Cronemberger de Faria producidos por Habto Design Ltda. “Diseñados priorizando la reducción del impacto ambiental durante todo su ciclo de vida. Las dimensiones del producto fueron determinadas por las medidas de los materiales encontrados en el mercado. Su almacenamiento y distribución es muy eficiente. El mueble es transportado en forma de placas planas, reduciendo el impacto provocado por los medios de transporte. El montaje es hecho por el propio usuario ofreciendo múltiples funciones –mesa lateral, banco o estante–. En madera de teca o eucalipto, proveniente del reforestamiento y su revestimiento es realizado con material producido a partir de residuos de industria del cuero”, resumen sus creadores.
Mientras que en la subcategoría prototipo, se llevaron menciones el sofá Namoradeira Xaveco de Ricardo Barddal de Florianópolis. Un asiento curvado realizado en fibra de vidrio y estructura de acero inoxidable en la base, con la que su autor dice apostar al relax y sensualidad típicos del “bien estar y ser brasileños”.
Y la silla Troca de los cariocas Zanini de Zanine y Flavio Faccini que parte del concepto del cambio ya que está conformada por tres placas, cada una de un color distinto, intercambiables que permiten jugar con la pieza.
En el empleo de los materiales y formas destaca a los premiados de la categoría Utensilios, donde se tiene más que bien ganado el primerísimo primer puesto la percha Bambu de Takeshi Sumi de San Pablo. Una pieza que apela al empleo de un material bellísimo, ecológico y no lo suficientemente explotado, marginado o subutilizado, aun en el diseño, como es el bambú. Sumándole, según aclara su autor, los conocimientos adquiridos con uno de los artesanos que más sabe del material, Eduardo Nakayama. “El bambú debidamente tratado es cortado en tiras pasando enseguida por un proceso de curvado por uso del calor del fuego. Forma delicada y sistema constructivo que prescinde de elementos de fijación”, señala Sumi como sus atributos. Mientras que, de nuevo, Pereira Hirth y Mendes de Almeida cuelan ganándose el segundo premio por su cuchillo Atobá, creación que apela a otra manía nacional: la del churrasco. Por último, esta categoría destinó dos menciones a piezas realizadas en porcelana por el mismo trío de diseñadores de Curitiba –Luiz Pellanda, Henrique Serbena y Aleverson Ecker–, producidas por Holaria Cerâmica Contemporânea/Germer Porcelanas Finas S/A. La Pingada. Una línea de café inspirada en el tradicional vaso de vidrio utilizado en bares y confiterías. Y una colección de jarrones, la Coral Eden, inspirada en las formas de las criaturas marinas que habitan los corales. “La belleza de las formas orgánicas es transportada a la porcelana. Explorando la fantástica plasticidad y organicidad del material como en el Ascidia, en homenaje a un tipo de organismo marino con una forma muy peculiar”, rematan.
La categoría Iluminación tuvo un solo ganador –el paulista Fernando Prado– que se alzó con todos los premios (1ro, 2do y la mención). Diversidad de formas y funcionalidad, además del uso racional de la energía, son algunas de las características de sus piezas, como la familia Kube realizada a través de los mil usos que le encontró a un único perfil de aluminio a través del cual montó toda una línea completa de luminarias con diferentes tamaños, usos de lámparas y efectos de luz. Las Led it be, en aluminio, ideada especialmente para la lectura con un brazo articulable y la utilización de un power LED de 1W, que proporciona una luz eficiente de bajo consumo y sin emisión de calor. Y las Mood, un sistema enganche por “plugs” que permite que las piezas sean removidas fácilmente.
Un segmento donde el diseño da el presente con frecuencia en Brasil, sobre todo apelando a opciones que sean accesibles a los segmentos populares (una apuesta que siempre vale celebrar), también dieron cuenta de varias innovaciones. Una fue la propuesta por un reconocido diseñador y su team, Guto Indio da Costa junto a Felippe Bicudo, Camila Fix, Augusto Seibel, Gustavo Russi, Felipe Rangel, Ricaro Sá Freire y Adauto Marçal, con su equipamiento para fitness Movement linha E. Una máquina para aumentar la capacidad cardíaca producida por Brudden Equipamentos Ltda. En la misma categoría, la mención fue para la lavadora Mariana Wanke de Marcos Sebben, Eduardo Sanches, Glademir Prestini, Frederico Prates Verícimo, Piero Luigi Picinini, Design Inverso - DI Planejamento Visual Ltda. de Joinville, producida por Wanke S.A que apela al menor uso de energía eléctrica gracias al empleo de un motor de baja potencia y eficiencia en el proceso de lavado por el consumo de agua adecuado. Tamaño compacto ideal para espacios pequeños y bajo precio, ideal para consumidores de bajo ingreso.
* Museu da Casa Brasileira: Faria Lima 2705, San Pablo, www.mcb.sp.gov.br.
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