En un triángulo
Joaquín Moscato y Ramiro Schere organizaron una casa en un terreno triangular. La búsqueda y las ideas de una casa en Punta Chica.
Por Matias Gigli
La vida en Punta Chica es tranquila. Es un lindo barrio, como muchos de los lugares de Buenos Aires en donde por algún motivo la trama ortogonal se desdibuja. A los porteños nos hace bien un poco de diversidad después de tanta retícula. Los atractivos son múltiples: está cerca del río, tiene la barranca como topografía y las vías del tren como borde.
A muchos les parecerá natural que por esas vías pasen modernos y silenciosos trenes verdes, pero no siempre fue así. Por muchas décadas estuvieron sin uso y se las llamaban vías muertas. Pero se podía ir caminando hasta Vicente López, con el río a un costado. Era lindo, con ese extraño cruce entre lo marginal, con los cañaverales salvajes, y el barrio mucho menos paquete que hoy en día.
La casa triangular
A todo esto, Ramiro y Joaquín, jóvenes y entusiastas arquitectos, tuvieron que resolver una casa en un extraño terreno. Era una parcela de trece metros de frente, que con los otros lados –las medianeras– conformaba un lindo y chiquito triángulo. La idea fue organizar allí una casa para Ada, la abuela de Joaquín, que si bien ya es una señora mayor no les teme a las escaleras ni a las dobles alturas. Ella es madre y abuela de arquitectos y con el correr de los años se fue amoldando a sus gustos.
A la casa se accede desde la calle por un estrecho piso en rampa de cemento en pendiente, que al llegar al frente remata en un hall a medio nivel sobre la vereda. Al entrar, se puede bajar hasta los dormitorios o subir hacia el espacio del estar y la cocina. La escalera, recta y siempre pegada al muro de bloques, sube hasta un entrepiso y continúa su camino hasta la terraza.
Es una casa que si bien organiza un espacio en doble altura, con un entrepiso, “no es un loft”, como se preocupan en aclarar los autores. Descendiendo la escalera desde la entrada, se llega a un espacio de circulación al que dan los dos dormitorios, uno en suite. El núcleo sanitario tiene una curiosa forma oval, que aloja dos baños.
Hacia arriba por la escalera, se llega a una planta libre que funciona como estar, cocina en barra suelta y comedor, todo iluminado por un gran ventanal que toma casi todo el frente, con un balcón de estructura metálica. Finalmente, está el pequeño entrepiso de hormigón tomado por la única columna exenta de la casa, y un tensor. El entrepiso funciona como un balcón sobre este ambiente de estar. Arriba, la escalera sigue a la terraza.
Los materiales
La obra está resuelta en hormigón a la vista, bloques de cemento, grandes carpinterías de aluminio anodizado y un lindo balcón de carpintería metálica de forma triangular. Como se ve, los materiales son pocos pero variados y la casa, en líneas generales, casi no lleva pintura. Es austera pero los arquitectos despuntaron el vicio a piacere: buñas entre paredes, un entrepiso que se desprende del muro lateral, una puerta de proporciones inéditas y un largo banco de hormigón que recorre la fachada en la azotea. El piso de marmetas de Carrara es el único revestimiento que el año pasado era costoso y que éste resulta imposible.