El shopping paulista más importante dedicado al diseño y la decoración es escenario de la séptima edición de Design & Natureza, la muestra curada por Marili Brandao y Christian Ullmann, que tiene como meta incentivar el rol de los proyectistas en el cuidado del ambiente.
› Por Luján Cambariere
Como uno de los responsables de traer más objetos al planeta, de un tiempo a esta parte, los diseñadores entendieron que también podían ocuparse positivamente de lo que pasara con ella.
Sobre todo, por que como advirtiera un pionero, Victor Papanek, allá por los ‘70, con un libro fundamental y actual al día de hoy como es Design for the real world (Diseño para el mundo real) y The Green Imperative (El imperativo verde), ganándose la enemistad de muchos de sus colegas que en su tiempo lo trataron como mínimo de “loco alarmista”, la de diseñador puede llegar a ser una de las profesiones más peligrosas del mundo. El explica, con razón, que antes, si una persona era aficionado por matar a otras tenía que convertirse en general o capataz de una mina, pero que ahora, por ejemplo, basta con ser diseñador de autos o de productos en base a materiales o procesos que polucionan el ambiente.
Un tiempo después, en los ‘90, llegaría Ezio Manzini, profesor del Politécnico de Milán, otra voz autorizada que pondría un poco de paños fríos al asunto y diría que si bien vivimos en un cultura dominada por lo artificial, aún nos queda apelar a la “cultura del reproducir” y la del “cuidado por las cosas”. Que el “hacer” implica el “deshacer” y reutilizar, y que ésta es una responsabilidad de, por supuesto los proyectistas, pero también de todos nosotros en cuanto consumidores. Sea como fuere, hoy nadie duda la ligazón estrecha que existe entre diseño y naturaleza –como fuente de inspiración, recursos, imaginarios—. Un vínculo que hoy más que nunca se impone cuidar de forma permanente.
En esta línea de pensamiento, vienen trabajando hace tiempo una dupla formada por dos diseñadores: la brasileña Marili Brandão y el argentino radicado en San Pablo, Christian Ullmann. Quienes, entre otras cosas, organizan muestras de diseño sustentable, como ésta que los tiene de curadores en el shopping más grande dedicado a la decoración y el diseño de Brasil como es el D&D y donde hasta el 11 de octubre se pueden observar distintos ejemplos de diseños que tienen a la sustentabilidad como uno de sus ejes.
“Pasaron 10 años y seis ediciones desde la primera Design & Natureza. En cada una, fue abordado un tema diferente donde el diseño se toca con el ambiente. Diversidad de las maderas, madera certificada, productos amigables, consumo responsable, responsabilidad socioambiental. En esta última, la séptima, el tema escogido son los recursos naturales”, cuentan. “Es que, continúan, uno de los principales desafíos del desarrollo sustentable es el de poder, a largo plazo, mantenerlos disponibles. Estos recursos que tenemos, que los hombres utilizamos para satisfacer nuestras necesidades transformándolos en materia prima o energía, pero que comenzamos a advertir que no son eternos. Recursos naturales de origen vegetal pueden regenerarse si son manejados de forma correcta. Retirados de forma exhaustiva pueden dejar de ser renovables y extinguirse del planeta. Las piedras y minerales, como por ejemplo el hierro, son recursos naturales no renovables. El petróleo, el agua que a pesar de poder ser reutilizada innumerables veces también no es renovable, pues no es posible aumentar su cantidad en la tierra”, cuentan didácticos.
Por lo antedicho, el reciclaje, el reúso, y fundamentalmente el uso racional de los recursos es fundamental a la hora de proyectar, ya que entre otras cosas, ayudan a aumentar su tiempo de disponibilidad en la tierra.
“El objetivo principal de estos eventos es el estimular a los diseñadores y empresas a trabajar en el sentido de escoger soluciones creativas de estética, aprovechamiento de materiales y economía de energía para colaborar con soluciones a los problemas enfrentados por las sociedades desde un punto de vista social, económico y ambiental. Es importante pensar en el design si consideramos que el 80 por ciento del impacto ambiental se da en fase del proyecto que debe prever, por ejemplo, la eliminación de excesos y desperdicios. También la durabilidad de un producto. Los materiales deben ser ecocompatibles, o sea que tengan bajo impacto ambiental. Las maderas deben tener certificación del tipo FSC. Los materiales reciclados pueden estar dentro de un ciclo cerrado e recolectados en el mismo ciclo productivo en donde se originan. Es necesaria una recolección adecuada para que un producto sea realmente reciclado. Muchas cuestiones que hacen al quehacer de un diseñador. Finalmente para que haya un desarrollo sustentable es necesario que se produzca un cambio de comportamientos por parte de las empresas, los diseñadores y todos nosotros como individuos que con nuestras elecciones diarias también podemos hacer la diferencia”, rematan.
Por lo antedicho, este año decidieron dividir la exposición en ocho islas que abordan distintos temas que consideran importantes desde el diseño, encolumnando bajo estas premisas las distintas piezas. Así, por ejemplo, bajo la consigna “Cambio de comportamiento” que tiene que ver, según ellos, con una innovación, creatividad y compromiso para responder a los desafíos del siglo XXI que respete el planeta, pusieron a la bicicleta eléctrica desarrollado por el estudio OZ Design de San Pablo. La primera bicicleta eléctrica producida en Brasil ideada para contribuir con la mejora de la calidad de vida en las ciudades. Posee un motor con cero emisión de contaminantes y batería de plomo totalmente reciclable. El tiempo de recarga de la misma es de aproximadamente cuatro horas y tiene una autonomía de 40 a 50 km, de acuerdo con la intensidad de uso de los pedales como apoyo.
En la categoría “Residuo forestal/industrial” que apunta a destacar piezas que repiensen, reduzcan, reciclen y optimicen la materia prima de la naturaleza o la industrial, dan el presente, entre otros, los floreros Arbol y Hongo de Oferenda Design realizados cien por ciento en descarte textil por artesanas que viven en comunidades relegadas de Porto Alegre, en Río Grande do Sul.
Bajo “Materia prima no renovable reciclada” que resalta a quienes reducen el impacto ambiental, reutilizando materiales de origen no renovable, destacan el trabajo en joyería contemporánea de la carioca Virginia Moraes quien ostenta una colección, la OP, de broches confeccionados en titanio. “Este material, detallan, es el quinto metal en abundancia en el planeta y tiene propiedades ideales para adaptarse al mercado de la joyería siendo altamente resistente, liviano y antialérgico. Para trabajarlo, Moraes desarrollo una técnica exclusiva que posibilita la variedad de colores y texturas sobre el metal”, cuenta Ullmann. En la misma categoría, se luce el trabajo de otra diseñadora, esta vez de Minas Gerais, Claudia Araujo, que desarrolla alfombras de Pet. Los hilos de las botellas son adquiridos de varios recicladores urbanos que trabajan en cooperativas y el proyecto colabora también por la etapa de confección con distintas asociaciones de tejedoras.
También están los trabajos de Sergio Fahrer, como el banco DC-3, que lleva ese nombre porque esta inspirado en el perfil del avión Douglas DC-3, que hacía en la década del ‘60, el puente aéreo entre Río y San Pablo. Además, el banco está fabricado en aluminio de aviación reciclable, material y aplicación inéditos en mobiliario. Siendo la técnica de fabricación la misma que la de las estructuras de las alas de los aviones, lo que garantiza su alta resistencia. Además, Fahrer presenta la silla Nena y la mesa Zeta también en este material.
Bajo la consigna “Madera Certificada”, presentan el caballete Regata del carioca Leo Mangiavacchi, producido y comercializado por las famosas tiendas Tok&Stok, que cuando se abre muestra su tridimencionalidad, pero cuando está cerrado, se torna compacto, resultando ideal para su transporte y almacenamiento. Y la mesa Raíz, de Julia Krantz, con madera certificada proveniente de una empresa reconocida por su manejo sustentable.
Por último, en el sector dedicado a las propuestas de distintas comunidades artesanales, que apunta a destacar al diseño como herramienta de inclusión social, se da cita el trabajo del diseñador de Santa Catarina, Ricardo Barddal, con su sillón Tarrafa, desarrollado a partir de un tubo de acero inoxidable y redes de pesca producidas en el litoral catarinense. Sobre la red, coloca una manta producidas con el sobrante del neoprene que desechan las fábricas de ropas de surf de la zona.
Por último, los curadores, hacen una mención especial sobre el logo de la muestra realizado por la agencia j3p, quienes hablan de su pieza gráfica: “La mayoría de los diseñadores buscan referencias e inspiración en la naturaleza para sus creaciones, por lo que ésta se convierte en un punto de partida para estos profesionales. Como también lo son el lápiz y la hoja en blanco. Quisimos unir estos dos puntos en una misma imagen para representar la importancia que tiene la naturaleza en el diseño y llamar la atención sobre la necesidad irrenunciable que tiene de ser sustentable”, rematan.
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