Mobiliario, objetos, revestimientos, proyectos artísticos y arquitectónicos. Los hermanos Ronan y Erwan Bouroullec son el nuevo estandarte del diseño francés.
› Por Luján Cambariere
Con el siempre rutilante Starck, parecía difícil que otros pudieran eclipsar la escena del diseño francés, además de conseguir un espacio más que destacado en la europea. Por los clientes que tienen (Cappellini, Kartell, Vitra, Magis), los premios que suman (Creador del año del Salón del Mueble de París, Red Dot Award, Grand Prix Design de la Ville de París, New Designer Award de la International Contemporary Furniture Fair, Finn-Juhl Prize de Copenhagen, entre muchísimos otros), la participación en las muestras más importantes (Design Museum de Londres, Drood Design Gallery de Amsterdam y el Museum of Contemporary Art de Los Angeles), la vasta producción que ostentan en menos de diez años de trabajo en común, además de que las duplas en diseño (parejas o en su caso hermanos) siempre tienen su encanto, Ronan (1971) y Erwan (1976) Bouroullec lo están logrando. Ultimamente son los franceses más requeridos, haciéndolo desde un diseño que contempla lo tecnológico, la participación del usuario, pero también lo lúdico y las fronteras con el arte.
Egresado de diseño el mayor y de Bellas Artes el más chico, la combinación resulta explosiva. Cuenta la joven historia del estudio, que fue en 1997 cuando Giulio Cappellini, nombre fuerte del diseño mundial, vio su Cuisine désintégrée (cocina desintegrada), una nueva tipología de cocina despegada de la pared en aluminio, madera y plástico, en el Salón del Mueble de París, y quedó fascinado. Por lo que les encargó su primer proyecto de diseño industrial: la Lit Clos (cama cerrada), una estructura liviana a camino de una cama y un cuarto y la confortable Spring Chair para la que emplearon la tecnología tradicional de la firma italiana.
En el 2000, Issey Miyake los convoca para proyectar un espacio para su nueva colección en París, donde el material protagónico fue el Corian. Ese año, también para Cappellini hicieron la Brick, unas bellas celdas en poliestireno cortado a láser que habían pensado originariamente como exhibidores para sus muestras. Después llegaría, en el 2002, su encuentro decisivo con Rolf Fehlbaum, director de Vitra, que devino en un encargo para el que concibieron una nueva tipología de sistema de oficinas apodado Joyn. Basado de algún modo en el concepto, según cuentan de la multidisciplina y el trabajo en equipo, que sabe de momentos de integración, pero también de batallas (y ellos seguramente pueden dar fe de esto con una infancia compartida) se basa en: “Una gran mesa con separadores móviles para la concentración individual o el trabajo grupal. En ella uno puede instalar su separador para comer aislado en un rincón o quitarlos todos para celebrar reuniones. Es un sistema abierto. Las mesas son fijas, pero añadiendo accesorios se puede precisar con nitidez, metro a metro, su función. Y los accesorios son sencillos de manejar, para que también sea sencillo su traslado o re-configuración. Joyn es un proyecto de espacio general. Hemos desarrollado un espacio de trabajo, no un pupitre”, detallan.
De esta relación tan estrecha con Vitra, nacerían otros proyectos como el Alcove Sofá, un sofá-habitación de respaldo alto para aislar en su lectura o su conversación a quienes se sientan en él, además del Worknest y la Show Chair.
Además, desde el 2004 también trabajan para Magis, para quienes desarrollaron dos colecciones completas de mobiliario, la Striped y la Steelwood.
Es impresionante, por otra parte, la versatilidad de la dupla. Esto se nota, por ejemplo, en sus diferentes diseños de sillas. Desde armazones customizables, pasando por procesos de corte y plegados de láminas de metal para la Hole Chair hasta la silla Facett forrada por una estructura recubierta por foam y una matriz de felpa que funciona de funda.
Pero eso no es todo, los hermanos no le hacen asco a nada, y también se metieron en proyectos arquitectónicos varios como la casa flotante. Una barcaza habitable, realizada en colaboración con los arquitectos Jean-Marie Finot y Denis Daversin. “Una piel de aluminio, encerrada por una pérgola de madera, delimita el espacio habitable sobre la plataforma de 5 metros por 23. En un total de 110 m2, los espacios de habitación y trabajo se disponen en áreas no definidas. Enredaderas plantadas en las terrazas acabarán pronto cubriendo la pérgola, integrando la casa con las riberas y dando intimidad a los habitantes. Floating House fue concebida como un objeto reproducible y puede adoptar diversas longitudes”, resumen.
Además de revestimientos varios como los sistemas de paredes textiles, como el North Tiles, diseñado en el 2006 para una muestra textil de Kvadrat en Estocolmo, en función de destacar la variedad de materiales de la firma, pero también como prototipo capaz de evolucionar más allá de lo expuesto en esa ocasión. “La idea es conciliar la versatilidad morfológica de una estructura textil con el aislamiento acústico necesario en un material apropiado para la construcción de tabiques. La sencillez del ensamblaje permite crear o suprimir aberturas en cualquier momento. Las aberturas son, entonces, concebidas como muebles”, señalan.
Las paredes son flexibles, sensibles y texturadas, además de potenciar una acústica intimista. Para resolver los accesos plantearon un sistema de cajas/puerta fácilmente transportables, para no coartar las configuraciones que permite el sistema. O los bellos Clouds, módulos de nubes de poliestireno.
En clave podríamos decir de “Lógica natural para un mundo artificial”, entre sus trabajos más recientes cosecha 2009, y uno de sus proyectos más publicados, se encuentra la silla Vegetal. Una butaca de interior y exterior en poliamida reforzada con fibra, para la que se inspiraron en arte topiario. Estudiando lógica de la naturaleza, cómo crecen los árboles, cómo se separan sus ramas, nació este conjunto de coloridos asientos cómodos, ergonómicos, impermeables, livianos, apilables, que fue uno de los diseños más festejados en la última Feria del Mueble de Milán.
Aunque la naturaleza no es una fuente de inspiración nueva para ellos. En el 2004 lanzaron para Vitra, un producto llamado Alga imitando las naturales en versión plástica (poliamida inyectada) con las que dieron vida a impactantes cortinas o separadores de ambientes.
Por último, los hermanos sostienen que a pesar de tanto trabajo o justamente por él, no abandonan su labor experimental, que se manifiesta en muchas de sus muestras de corte más artístico como las que realizan para la Galería Kreo de París desde el 2001. ¿Quién atiende cada juego?, bien cabe como pregunta final... Ellos dicen, que simplificando un poco, la fortaleza de Ronan puede estar un poco más en el costado técnico y la de Erwan del lado más sensible y estético de las piezas, pero como prefieren mantener un estudio pequeño, todos terminan trabajando en todo. “No siempre coincidimos, pero tenemos una sensibilidad similar.”
De hecho, confiesan, el secreto de su éxito parece estar en la disputa propia de hermanos. “Generalmente nuestro trabajo es más potente cuando no logramos ponernos de acuerdo, porque es entonces cuando nos empujamos el uno al otro a ir más allá. Si estamos de acuerdo, generalmente el producto es mediocre.”
Desde aquí, sólo nos resta retrucarles un “los hermanos sean unidos”, sobre todo con tanto talento dando vueltas.
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