Las propuestas de la camiseta de fútbol de nuestra Selección en Sudáfrica 2010 y la marca del Bicentenario. Dos buenas excusas para proyectar en clave patria.
› Por Luján Cambariere
El próximo Mundial de Fútbol en Sudáfrica y el festejo del Bicentenario hacen que éste sea un tiempo propicio para que el diseño juegue más que nunca con los colores y espíritu patrios. Así arrancamos el año con dos propuestas en las que se cuece nuestro ser nacional: el logo y la camiseta de nuestra Selección de fútbol.
Correcto es decir que a través del Concurso Público Nacional para la creación de un sistema visual y gráfico representativo del bicentenario de la Revolución de Mayo, el estudio de branding y diseño ImagenHB de Hernán Berdichevsky y Gustavo Stecher, asociados con Juan Pablo Tredicce, son los responsable de la marca Bicentenario presentada oficialmente en los últimos días del año por el gobierno nacional. Justo también es decir que, pocos como ellos, tan obsesionados en nuestra identidad condensada en más de 90 iconos que fueron tomando distintas formas (libro, expo, remeras) que los memoriosos pueden recordar publicadas por m2 allá por 2005. La vaca, el tango, el mate, Mar del Plata, las Cataratas del Iguazú, la Patagonia, el gaucho, las boleadoras, el poncho, el ombú, La Pampa. Pero también el Che (Guevara), la factura, el alfajor, el dulce de leche, el queso y dulce, la parrilla, el asado, el choripán, las empanadas, el sifón, la damajuana y el ñoqui.
Pero eso no es todo. Recientemente, junto a asociados británicos participaron del concurso para la marca país Chile; y actualmente están en proceso de realización de las marcas para las ciudades de Pereira (Colombia) y Caracas (Ven ezuela). Sus trabajos abarcan desde el diseño de la imagen de los Duty Free shop de la Argentina hasta el branding para los cinco aeropuertos más importantes de la India. En los últimos años han realizado proyectos de imagen corporativa, diseño editorial, señalética, web y multimedia para Esso Lubricants America, Visa, Price WaterHouse Coopers, Gloria Vanderbilt NY, TNT, Cartoon Network, Infobae, Pol-Ka, Emi, Banco Itaú Argentina, Embajada de la India, Centro de Justicia de Santiago de Chile, entre otros.
Ahora bien, el objetivo de la marca Bicentenario “radica en homogeneizar la imagen de la Argentina durante 2010, en el país y en el mundo, generando una mayor pertenencia de sus habitantes y un mayor reconocimiento en el exterior”, dirían a su tiempo los solicitantes. Lo que analizó a su tiempo un renombrado jurado –los arquitectos Clorindo Testa, Ricardo Blanco, Jaime Sorin, el pintor Daniel Santoro y la artista visual Renata Schussheim, entre otros–. Y lo que resumen de una propuesta que combina el sol con nuestra escarapela, sus autores, Stecher, Berdichevsky y Tredicce:
–¿Cómo llegan a este trabajo? ¿Por concurso?
–Sí, se hizo un concurso nacional y nos presentamos. Nos costó tomar la decisión, pero valía la pena, tenemos mucha experiencia en el tema.
–¿Por qué les costó tomar la decisión de presentarse?
–Participar de un concurso en serio requiere de muchas horas de trabajo, mucho esfuerzo durante bastante tiempo. A veces hay que rechazar otros trabajos para poder hacerlo bien. Y si no te va bien, la energía cae. Es una decisión importante.
–¿Cuánto tiempo estuvieron trabajando y cómo fue el proceso?
–Es raro. Te diría que estuvimos trabajando en el tema los últimos ocho años, pero el desarrollo de la marca del bicentenario la hicimos en una semana muy intensa de trabajo. El proceso fue corto, porque el concepto estaba claro de antemano y porque había poco tiempo. Dedicamos los primeros días a definir ideas y construir la marca y el sistema. El resto vino solo. En la primera etapa trabajamos los tres y después incorporamos al resto del equipo en el desarrollo del sistema.
–¿Qué data fueron recibiendo de la gente, alumnos, sobre sus iconos argentinos en los últimos ocho años que les sirvió para ese trabajo?
–Esa es la gran diferencia. En estos ocho años tuvimos un ida y vuelta con la gente enorme. Por un lado las muestras y exhibiciones de nuestros iconos en Buenos Aires, Colombia, Venezuela, Chile, Japón, y en especial la muestra de la AIGA en Nueva York, nos dieron un feedback sorprendente. Descubrimos que la percepción que tienen de nosotros es diferente a nuestros preconceptos, y que los iconos de nuestra identidad son mucho más reconocibles y adoptables de lo que suponíamos. El lenguaje icónico es muy urbano e internacional, y la carga alegórica se aprehende rápidamente, con mucho interés. Por otro lado esta Nobrand. Tener un branding point con los iconos adaptados a productos nos da un contacto y diálogo diario muy interesante. Aprendimos muchísimo de identidad y comunicación y lo internalizamos.
–¿Qué parámetros tomaron, en qué se inspiraron?
–Lo que nos pasó es que nosotros venimos trabajando hace muchos años en el tema identidad argentina. Los iconos de Nobrand ya han recorrido y se han publicado en todo el mundo. Y entre las exhibiciones, muestras, charlas, notas y workshops, tenemos muy incorporado el tema. Queríamos una marca simple, contundente y bella, que llevara intrínsecos los mejores valores patrios, pero que tuviese una visión moderna y de cara al futuro. En ese sentido, la escarapela sintetizaba la primera parte, lo difícil era resolver la segunda. Y sabíamos que debía ser una construcción colectiva, como la construcción de la identidad del país.
–¿Había clichés en donde no querían caer? ¿Cómo se nivelan estas cuestiones?
–El hilo es muy delgado. La escarapela misma puede ser un cliché o un hallazgo. La respuesta está en el detalle, en construir la belleza desde una imagen simple. Muchos de los conceptos asociados que queríamos que la marca tenga como segundas lecturas, fueron ajustando el boceto original y dándole más sentido al icono. Las veinte décadas que marcan la huella, la memoria y definen la construcción de la identidad, la transparencia como valor y deseo aspiracional, el dinamismo como motor del movimiento y el sol como reafirmación del pasado, el presente y el futuro.
Lo que define una buena marca es el equilibrio. Tiene que tener concepto, comunicar, ser pregnante, construir sistema, ser sintética, bella, contundente. Lo difícil, siempre, es el acento y el equilibrio. Diseñarla. Y el ajuste del diseño es, siempre, muy fino y delicado.
–¿Es una responsabilidad asumir este tipo de trabajo, tan expuesto y por otro lado que nos represente a todos?
–Por supuesto que es una responsabilidad, hacer una marca que identifique a 40 millones de personas da un poco de escalofríos, pero más pesa el orgullo. Un desafío al que es difícil renunciar. Diseñar la imagen del propio país, en el que uno nació, creció, estudió y se desarrolló, es muy complejo y muy tentador. Una oportunidad única e irrepetible. Una gran emoción. Un gran orgullo.
–¿Cómo sigue? ¿Se empiezan a aplicar desde cuándo y básicamente dónde?
–La imagen del bicentenario se va a aplicar durante todo 2010 en todas las comunicaciones y eventos que se realicen dentro de ese marco. Hay una agenda oficial que presentó la Presidenta el 15 de diciembre en la Casa Rosada, que incluye más de sesenta eventos en todo el país, y es una agenda abierta. Seguramente también haya piezas conmemorativas, material de difusión. Lo iremos descubriendo a medida que entremos en el año del bicentenario.
Hablando de iconos, si los hay, nuestra camiseta de fútbol. Bandera, estandarte, regalo cantado para el que se encuentra a distancia. Indumentaria de marchas y celebraciones varias. Tantas veces paño de lágrimas. La de este mundial tiene la particularidad de estar hecha por un argentino que trabaja desde hace años en la casa central de Adidas, la empresa que desde hace años viste a nuestra Selección. Precisamente desde Herzogenaurach, Alemania, el diseñador Martín Tibabuzo viene amasando su idea desde 2008. Aunque en realidad desde mucho antes, ya que se declara un fanático confeso del fútbol, pero sobre todo de las camisetas, que diseña desde siempre.
“Nada más argentino que los colores de la bandera nacional y el himno patrio. Es por eso que la nueva camiseta luce un vistoso sol en la espalda con la frase final del himno nacional, ‘Coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir’, como una manera de alentar a los jugadores”, cuentan desde la etiqueta. Es que Tibabuzo fusionó la tan recordada camiseta que Argentina usó en el Mundial de México 86 con lo último de la tecnología aplicada al deporte por Adidas: el Techfit® y ClimaCool®. En un mismo acto, recuperó la franja blanca, perdida en otros rediseños y recobró el borde azul para el escudo de la AFA.
“Como novedad, Adidas presentó para Sudáfrica 2010 un concepto sumamente innovador de personalización. Manteniendo el mismo diseño, el jugador podrá salir a la cancha eligiendo usar una camiseta con tecnología Techfit y ClimaCool. Esto le permite a cada jugador tener un equipo de juego de acuerdo con el clima –por la amplitud térmica de Sudáfrica– y/o a las preferencias personales –relacionadas con el producto que lo haga sentir más confortable físicamente–. La primera, apuntando a darle al jugador un rendimiento único, logrando aumentar la potencia a través de la compresión con una red de bandas ‘Powerweb’ que trabajan sobre la energía de movimiento, lo que favorece el rendimiento muscular, la coordinación y la pronta recuperación. Por su parte, la tecnología ClimaCool® permite regular la temperatura corporal”, rematan desde la marca de las tres tiras.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux