Partiendo de detalles de la materialidad de la obra de arquitectura, de fragmentos, de elementos constructivos a modo de texturas y formas, Florencia Wagner relevó con su cámara fotográfica y luego digitalizó a modo de caleidoscopio una obra escindida de toda naturalidad. Tomando armaduras de varillas de hierro, baldes de obra oxidados y ladrillos de campo como materia prima, son usados como paleta para organizar imágenes con colores ocres y tierras que contrastan con cielos celestes.

La muestra en el Centro Cultural Borges demuestra que de este proceso surge una realidad ajena a toda lógica descriptiva. Son imágenes en donde las armaduras de futuras columnas definen un nuevo espacio, espejismos y profundidades que se vinculan con raros equilibrios de formas. Las imágenes de Wagner son segmentos definidos por efectos geométricos especulares, disparadores de pensamientos y reflexiones sobre un modo de transformar lo cotidiano de la obra y llevar lo visto a otro plano de realidad que la autora denomina laberintos, desnudos, registros, exploraciones, entre otros.

Se trata de una arquitecta tucumana que tras incursionar en su profesión y luego en la pintura toma la imagen digitalizada como un nuevo capítulo de su producción. Roberto Frangella, también arquitecto y artista, es el curador de esta muestra que alterna imágenes en pequeño y gran formato.