Sáb 08.02.2003
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En caída

Este verano hubo una verdadera psicosis con los desprendimientos de fachadas y de balcones. Entre los problemas del marco legal y la siempre presente tentación de acabar con el problema acabando con la ornamentación de fachadas, existe el riesgo de una pérdida patrimonial. Las soluciones que ofrece la Ciudad.

Por Sergio Kiernan

lUno de los misterios de lo que se percibe en este verano como una emergencia de desprendimientos de elementos de fachadas, es si realmente se están cayendo balcones como hojas de otoño, o si la emergencia sólo existe en los medios, flojos de noticias por la estación. Hubo, sí, derrumbes, pero uno de los que fueron reportados con alarma resultó ser el desplome de un cerco de obra. Y no del edificio que cubría.
Además del evidente riesgo para los transeúntes, el tema de los desprendimientos preocupa por la tentación que puede crear de “lavar” las fachadas de valor patrimonial. Para algunos, la solución al problema de mantener ornamentos y ménsulas es simplemente el martillo y la piqueta.
Desde la Secretaría de Cultura de la Ciudad, desde la Dirección de Patrimonio y la de Casco Histórico, se aceleró como respuesta la difusión del subprograma de asesoramiento a vecinos para la recuperación de fachadas, que ofrece soluciones que no destruyan el patrimonio y que no signifiquen erogaciones excesivas.
Un elemento directo del subprograma son las cartillas de mantenimiento que viene editando la Ciudad con un sorprendente éxito. En enero se hizo una tirada especial de la número 23, dedicada a los balcones, y en este febrero están saliendo a las calles del casco histórico equipos de profesionales para contactar a los vecinos y ofrecerles servicios y soluciones.
Estos servicios están disponibles desde 1995, son gratuitos y fueron consultados por casi 100 vecinos. En síntesis, lo que la Ciudad da es asesoramiento profesional, un diagnóstico del problema por escrito. Con ese elemento, el dueño sabe qué necesita su propiedad y puede buscar presupuestos sin errores ni soluciones mágicas que en realidad perjudiquen su edificio.
“La Ciudad quiere acompañar al vecino que necesita reparar su edificio”, explica Silvia Fajre, subsecretaria de Patrimonio Cultural de la Ciudad. “Veredas y fachadas no son responsabilidad del Gobierno, como cree mucha gente, sino de los vecinos. Pero mucha gente no tiene asesoramiento y necesita servicios profesionales que la ciudad le ofrece con este programa.”
La campaña ya resultó en un perceptible aumento de las consultas y se va a complementar con una reunión de directores de CGP y jefes de mantenimiento de los barrios que se realizará en diez días. Los CGP de toda la ciudad serán puntos de distribución de las cartillas y los lugares a donde dirigirse para pedir asesoramiento y servicios.
Uno de los objetivos importantes es desdramatizar el problema. Para eso valen algunas aclaraciones: buena parte de los desprendimientos se dieron en edificios de las décadas del sesenta y setenta, y no en estructuras más antiguas. Otra: como los arreglos de fachadas son obras chicas, terminan en manos de albañiles, que no son los profesionales más aptos para esto. La ciudad provee, entonces, el asesoramiento profesional necesario. Y, tercero: el costo no es astronómico. Muchas veces, arruinar la fachada sale tanto o más caro que preservarla. n


Los vecinos que quieran consultar al programa de preservación pueden hacer lo al 4323-9400, internos 2713, 2723 y 2783, en persona en Avenida de Mayo 575, cuarto piso o por mail a [email protected]. Todas las cartillas de mantenimiento puede ser consultadas en la página web www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar.

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