Sábado, 4 de septiembre de 2010 | Hoy
Por Facundo de Almeida *
En este suplemento se describió en varias oportunidades el excelente trabajo que realizan el fideicomiso del Centro Histórico de México DF y la Fundación del Centro Histórico de México. En una década transformaron completamente el sector más antiguo de esa ciudad con un trabajo conjunto entre el sector público –nacional y local, a pesar de tener al frente partidos políticos opuestos– y el sector privado. Estos socios revitalizaron el Centro Histórico, que había quedado en gran medida deshabitado, obsoleto e intransitable y lograron una atracción de inversiones directas que hacia fines de 2009 se estimaba en 2000 millones de dólares.
Ningún tema más urgente –y vaya si los gobernantes mexicanos podrían aducir que los tienen– pudo detener el trabajo y la inversión, que a pesar de las diferencias políticas –tan irreconciliables como en cualquier otro lado–, encontraron a las autoridades nacionales, municipales y a los privados trabajando por un mismo objetivo. Y no solamente en el DF sino también en muchas otras ciudades del país.
Entre otras razones esto se debe a un compromiso y un respeto compartido por el pasado, que en la práctica se expresa en una institucionalidad sólida, que cuenta con dos organismos prestigiosos, poderosos y autónomos a cargo de la valoración patrimonial y del ejercicio del necesario poder de policía para que el patrimonio se cuide y restaure como corresponde.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene a su cargo la supervisión de todos los bienes anteriores a 1900, que sin más trámite ni necesidad de declaración expresa forman parte del patrimonio cultural de los mexicanos. Por supuesto, es numerosísima la cantidad de inmuebles de esta antigüedad en todo México.
El INAH es responsable, actualmente, de la supervisión de 110 mil monumentos históricos construidos entre el siglo XVI y el XIX, 29 mil zonas arqueológicas y 116 museos, a través de sus siete coordinaciones nacionales y 31 centros regionales distribuidos en todo el territorio.
El otro organismo rector del patrimonio es el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que resguarda el patrimonio arquitectónico del siglo XX y XXI, y también cuenta con un respaldo y respeto –legal y moral– que le otorga a sus decisiones carácter de inapelables.
La rigurosidad de estos organismos es tal que incluso muchos funcionarios “patrimonialistas” se quejan por las dificultades que sus decisiones generan en la gestión cotidiana del patrimonio. Pero saben bien que contar con una autoridad prestigiosa y firme a la que no le tiembla el pulso frente a ningún interés, ni siquiera ante las máximas autoridades políticas o los grupos económicos más encumbrados, es lo que permitió conservar hasta hoy el patrimonio mexicano.
Y todo eso no paralizó la construcción en México ni detuvo el desarrollo de la arquitectura contemporánea, que tiene exponentes envidiables en tierras aztecas. La industria del patrimonio y la industria de la construcción conviven en un círculo virtuoso que puso a México en el escenario internacional y le reporta fuentes de trabajo y valiosísimos ingresos de divisas.
En este contexto, México encara por estos días una revisión de las propuestas para la mejor restauración y conservación de su patrimonio edificado. Todo ello con el objeto de conformar un manual con directrices que ayuden al mejor desarrollo de la tarea de preservación.
Arquitectos, arqueólogos, historiadores y geólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) participarán en el Taller de Historia de la Construcción en el México Antiguo, Virreinal y Moderno, que se llevó a cabo en el Museo Nacional de Antropología, del 30 de agosto al 3 de septiembre.
¿Habrá algún día en nuestro país instituciones del patrimonio autónomas y rigurosas? ¿Lograremos el nivel de consenso que en torno del patrimonio tienen los mexicanos? ¿Podremos establecer criterios y reglas, y sobre todo que sean respetadas, que permitan convivir, sin recelos, a la arquitectura patrimonial y a la contemporánea? Esperemos que sí.
Lic. en relaciones internacionales. Magíster en gestión cultural. Docente del Master en Gestión Cultural en la Universidad de Alcalá de Henares y del Programa de Conservación y Preservación del Patrimonio en la Universidad Torcuato Di Tella. http://facundodealmeida.wordpress.com
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