“Partiendo de la premisa de trabajar con elementos y herramientas propios de la industria textil, evitando procesos industriales complejos, iniciamos un camino de investigación y experimentación utilizando recursos y materiales que se encontraban a nuestro alcance”, arrancan el diseñador industrial Darío Stanziano y Diego Battista, alias Batti, en tren de explicar esta nueva familia de luminarias.

Ambos se conocían de una experiencia laboral común en el estudio Brion (cuna de algunos productos muy festejados como el sillón mecedor Placentero, que viajó a varias muestras internacionales –ICFF de Nueva York y 100% Design en Tokio–, fue ganador de la categoría diseño industrial del concurso Innovar 2007 y elegido para formar parte del Hall of Fame del premio Red Dot Award) y, una vez fuera, decidieron pautar un día semanal para continuar con la experimentación en dupla.

Vale aclarar que Stanziano además trabaja en el área Innova de la empresa de acrílicos Paolini, asistiendo en el desarrollo de nuevos materiales y en la difusión de sus productos. Y Batti, por su parte, además de ser músico y artista plástico, coordina el área de diseño de la empresa de amoblamientos de cocina Battista.

“El primer día nos fuimos al barrio de Once y compramos avíos, cierres, elásticos. En lo personal, mi mujer tiene un taller donde confeccionan jeans y el textil siempre me llamó la atención. Así empezamos a explorar y fundamentalmente a ver cómo estructurar las telas para hacer objetos. Nos interesaba aplicar procesos más del textil como la costura al producto, y de hecho terminamos comprando géneros en un remate de una vieja sastrería y contactando a un sastre de trajes a medida para el desarrollo de las lámparas. A la vez, nos gustan mucho el origami, las matemáticas y la geometría, así que además de ensayar cómo se conportaban las telas con ciertos plásticos que estructuraran y que cosimos con una máquina de la abuela de Batti de las antiguas, partimos de un plano que se fuera plegando”, detalla Stanziano.

“Llegamos a desarrollar una técnica propia mediante la estructuración de telas con plásticos. A partir de eso las variables formales se desprenden de las posibilidades dadas por la unión entre estos dos materiales y un desarrollo geométrico lógico. Cada lámpara está cosida y armada íntegramente a mano. Las telas empleadas se combinan con diferentes colores de costuras que, sumado a la irregularidad propia del trabajo a mano, las convierten en piezas únicas”, aclaran.

Además, para ellos los objetos textiles tienen otra ganancia porque permiten entrar en otra dimensión y sumar cualidades. “Establecen una relación intrínseca entre el usuario y el contexto en el que son utilizados. Sillones, mantas, vestidos o cortinas transmiten diferentes sensaciones de calidez, suavidad, transparencia, flexibilidad y luminosidad. Siguiendo esta línea, Fractales propone relacionarse con los ambientes de igual forma para vestir los espacios en los que habite”, señalan.

Y, suman, como otra, esta vez, relativa virtud según cada cual, acompañar los cambios de la moda aggiornándose a los colores o texturas de la temporada. “Ahora por ejemplo vamos a sumar algunas de seda y lycra de colores más fuertes para el verano”, remata Stanziano.