El Monumental de Núñez
Una charla con Jorge Aslan sobre la actual intervención en un estadio que fue la primera obra significativa de su estudio, en 1935.
Por Matías Gigli
lLa historia de River contada por los arquitectos es tan dinámica como inesperada. El club es una entidad viva, cambiante en sus necesidades, que produce efectos en el perfil de estadio e instalaciones que requiere. Desde hace poco tiempo surgió el requerimiento de palcos equipados con un alto nivel de confort, intervención que materializó Aslan y Ezcurra.
Ya son una realidad los estacionamientos cubiertos sobre Figueroa Alcorta, tras la reubicación en el predio del club de las canchas de tenis y pese al momento que está pasando el país, se está trabajando en la construcción del edificio. Existen nuevas ideas para el futuro, algunas se van a concretar muy rápidamente, como una confitería y un museo, otras más pretenciosas serán para largo plazo, como la cubierta para las tribunas del estadio. Ya se están realizando imágenes y estudios de factibilidad.
El estadio, su historia
En la década del ‘30, el Club Atlético River Plate ya tenía historia. Había sido fundado un 25 de mayo de 1901 y contaba con una cancha de tribunas de madera en la entonces Avenida Alvear y Tagle. Además, conservaba la administración en la calle Almirante Brown en su barrio original, Barracas. En 1935, el club decidió llamar a concurso de anteproyectos para la ejecución de un estadio y sus dependencias.
La posibilidad de mudarse a Núñez surgió por haber quedado vacantes los terrenos del antiguo Hipódromo Nacional, frente a la Avenida Centenario.
La Comisión Directiva del club redactó un programa de necesidades y estableció como primer premio 6500 pesos moneda nacional. Los arquitectos José Aslan y Héctor Ezcurra ganaron el proyecto y obtuvieron no sólo el contrato sino también el vínculo profesional más importante de sus carreras y el afianzamiento de una sociedad que empezaban a consolidar con sólo dos años de recibidos y veintiséis de edad.
Para el diseño del estadio se tuvo fundamentalmente en cuenta la calidad de las visuales al campo desde cualquier ubicación. Dado que debía estar rodeado por una pista atlética reglamentaria, se adoptó una figura conformada por tres arcos de circunferencia cuyos centros se encuentran alineados en el eje principal del campo de juego, que está desfasado 10 grados respecto de la dirección norte-sur, proporcionando así un asoleamiento adecuado. Se destaca el aprovechamiento de la superficie útil para los espectadores, logrado gracias a voladizos en la estructura de una tribuna sobre otra, que evitó la aparición de columnas que hubieran entorpecido las visuales. Los accesos y circulaciones a distintos niveles debían ser independientes del edificio bajo las gradas, por eso surgen los núcleos de escaleras exentos de las tribunas.
El edificio bajo las gradas fue pensado como un sistema común de losas de entrepiso y columnas. Debajo de las gradas se zonificó un conjunto de canchas para actividades complementarias, posibles debido a la luz libre de la estructura. Tiene una buena iluminación natural proveniente de los grandes ventanales proyectados. El proyecto tiene como característica remarcable el diseño de dos formas típicas de pórticos. Unos cubren en la tribuna edificios comunes con entrepisos y el otro grandes espacios deportivos. El primero descarga a la grada alta sobre dos pilares verticales y el segundo sobre dos pilares porticados en arco en forma de V invertida de 25 metros de luz libre sobre su base.
Seguramente que la necesidad de tener un gran estadio estuvo ligada al flamante estadio Centenario de Montevideo, referente del momento. Hacía poco tiempo que se había disputado el Mundial en Uruguay y en nuestro país no existía un estadio que se le pudiera comparar. Adjudicado el concurso, se comenzó a elaborar el proyecto definitivo. El estadio albergaría instalaciones para todo tipo de deportes, convirtiéndose desde su origen en una verdadera ciudad deportiva. La construcción comenzó en 1936 con la ejecución simultánea de tres de las cuatro tribunas. Esta circunstancia hizo popular la denominación de la Herradura de Núñez, geometría que permaneció hasta 1958. En ese año se produjo un importante ingreso de dinero motivado por la transferencia de Omar Sívori y la decisión de la Comisión Directiva de invertirlo en la construcción de la cuarta tribuna. No alcanzó para terminar la obra, ya que los fondos cubrieron la bandeja inferior y la bandeja media, debiendo postergarse hasta 1978 la terminación del estadio, cuando River fue designado como sede principal de la Copa del Mundo.