Exactamente en diez días puede pasar algo de enorme importancia para el patrimonio de los porteños. El martes cinco de abril, los asesores de la Comisión de Planeamiento de la Legislatura van a tratar un proyecto unificado para rezonificar una vasta área de Barracas, un barrio particularmente valioso de Buenos Aires que está siendo demolido con salvajismo. Los legisladores miembros de la comisión están entendiendo su responsabilidad en esta cuestión y se avanzó en consensuar el proyecto de ley 1457 D/2010 para frenar la piqueta mañera.
Proteger Barracas lleva cuatro años ya desesperantes para salvar su barrio. Lo hacen porque sus miembros son vecinos de la mayor colección de arquitectura patrimonial de esta ciudad, bajo ataque porque los especuladores decidieron que es el próximo negoción a explotar. El modelo de esa gente es siempre el del Amazonas: entrar, cortar, sacar, quemar, romper y luego irse, dejando un tendal. Pero así como la selva empezó a acabarse, el patrimonio edificado está desapareciendo.
Para frenar este tema hay tres proyectos de ley firmados por siete diputados de siete bloques legislativos, lo que muestra la conciencia que se está formando. Los proyectos buscan lo mismo, bajar las alturas constructivas de modo que deje de ser un negocio tan fácil eso de demoler, cambiando la lógica económica del asunto. Como se sabe, el pecado de nuestro patrimonio es no llevar al límite la “capacidad constructiva” de los lotes. Estos edificios les resultan chicos a los que sólo piensan en metros cuadrados y no en calidad. El castigo es la destrucción.
Los diputados que generaron los tres proyectos de ley entienden esto y saben que la “capacidad constructiva” no es una cualidad inmanente del terreno sino algo que se fija por ley. El Código divide la ciudad en un intrincado cuadriculado de zonas, con capacidades y alturas diferentes. Basta cambiar de uno a otro para ver que no todos los terrenos son iguales. Entre más baja es la altura, menor es el valor de la tierra y mayor el del edificio existente, con lo que vale la pena restaurar y revender, no apenas demoler. No es que se acabe el negocio, simplemente cambia cómo se hace.
Que se debata aunar apoyos en un proyecto es una muestra de madurez de los diputados que participan. Los tres proyectos son conceptualmente idénticos, con variantes en detalles fácticos. Es refrescante que no intervengan egos ni emperramientos en la búsqueda de salvar al barrio. Los miembros de Proteger Barracas fueron muy bien recibidos por Bárbara Rossen, directora de la comisión, que se mostró muy dispuesta a apoyar la iniciativa. Con siete diputados ya comprometidos, es pensable que los demás miembros de la comisión también van a apoyar y el proyecto pase al plenario para ser votado.
Son centenares de edificios en juego, un barrio de primera importancia para todos. La reunión es a las trece horas en el palacio de la calle Perú y los vecinos pueden acercarse a mostrar a sus representantes que valoran el asunto.
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