Una reunión preocupada por el ensanche de Paseo Colón y una novedad que brilla en Recoleta.
› Por Sergio Kiernan
Este jueves de garúa fue movido para los patrimonialistas del Parque Lezama. Al mediodía hubo abrazo a la Escuela Taller en la avenida Paseo Colón y a la tarde tertulia en el Bar Británico para hablar del mismo tema, el proyecto remeneado de ensanchar Paseo Colón y dejar un tendal. Hubo vecinos, hubo un diputado porteño, un defensor adjunto y muchas preocupaciones en la reunión organizada por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural porteño.
El Británico fue salvado hace unos años por la movilización de los vecinos, alarmados por la noticia de que sus dueños de siempre se retiraban y el bar podía cerrar. Intacto y exitoso –¿a quién se le ocurre cerrar el Británico?– el bar fue un escenario natural para la tertulia presidida por Mónica Capano, titular de la comisión. Estas tertulias comenzaron en La Ideal, otro bar patrimonial, y luego se fueron mudando de barrio en barrio. En parte para apoyar causas geográficamente diversas, y en parte para interconectar vecinos de diferentes barrios, la tertulia gitana terminó armando una red de información y contactos.
Este jueves estaban el diputado porteño Adrián Camps, el defensor adjunto del Pueblo porteño Gerardo Gómez Coronado y, a título de vecino que justo vive en medio del lío, el secretario de Cultura de la CTA Norberto Gonzalo. También había vecinos de Paseo Colón y docentes y alumnos de la Escuela Taller de la Ciudad. El marco fue el viejo proyecto –tan viejo que todavía es por una ordenanza– de ensanchar la avenida Paseo Colón en el tramo que va de Chile, donde se estrecha, a la vuelta que la abre hacia La Boca, al pie del Parque Lezama. Esto significa cargarse varios edificios y tres piezas patrimoniales como el famoso mural conventillero, que para mejor se asienta sobre un yacimiento arqueológico, la Escuela Taller y el edificio Marconetti. Cuando empezaron las demoliciones, los vecinos y los alumnos resistieron físicamente y la obra se realizó parcialmente. Quien pase hoy verá que Paseo Colón se ensanchó lo suficiente como para que exista un carril de giro hacia la autopista a La Plata, que era el carozo de todo el tema, y donde ya se había demolido se hicieron unas plazas secas, más veredón que otra cosa. Hasta el cartel de obra habla ahora de una “ampliación de aceras” y no de un ensanche de avenida.
Pero, como explicaron Capano y el diputado Camps, el gobierno porteño no quiere abandonar formalmente la idea. Resulta que la diputada Delia Bisutti presentó un proyecto para dar de baja la ordenanza original. Con despacho de comisión y todo, el proyecto fue objetado por ese cuadro del PRO, el diputado Ritondo. Que sea objetado lo condena a un ostracismo formal, al limbo de lo que debería debatirse en sesión y dormirá en un cajón. Esta chicana congela la situación en una paralización de facto pero no de jure.
Lo que no calma en absoluto a los vecinos. Gómez Coronado explicó que en el Ministerio de Cultura porteño le rejuraron que no iban a mudar la Escuela Taller, que de ellos depende, y que el ensanche no tiene sentido desde que la subida a la autopista se construyó en Huergo y no en Paseo Colón. Pero coincidió en que es preocupante que el Ejecutivo bloquee una rescisión formal de la idea.
Y hablando de obras, una pequeña permitió hacer un doble descubrimiento realmente notable sobre la psiquis del ministro de Desarrollo Urbano Daniel Chaín. Resulta que los bolones de cemento que tanto parecen gustarle y mandó instalar frente al cementerio de la Recoleta estaban en un estado lamentable. Chaín no se caracteriza por la calidad de sus obras, que se rompen a una velocidad notable, y los bolones ya estaban cascados, rajados o simplemente destasados, con lo que literalmente habían rodado por ahí. Los observadores científicos ya estaban convencidos de que Chaín no salía nunca, tal vez por abnegación y por trabajar tanto, y que una curiosa dislexia le hacía desconocer el significado de la palabra “mantenimiento”. Pero no: el ministro de las bolas de cemento sale y hace mantenimiento.
Quien lo dude camine por Ortiz y verá las bolas finamente emparchadas y recolocadas. También disfrutará de la última novedad estética del arquitecto Chaín, ya que las verá coquetamente pintadas con esmalte sintético gris. Del brilloso.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux