Sáb 07.01.2012
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La infeliz

› Por Facundo de Almeida

Mar del Plata, rebosante de turistas en este verano, muestra su peor cara en materia de protección del patrimonio cultural. En esta columna dimos cuenta en varias oportunidades de demoliciones de bienes patrimoniales, sanción o modificación de normativas de protección, y atropellos varios en la ciudad balnearia.

Ahora, la Asociación Civil Marplatenses Defensores del Patrimonio Arquitectónico y Urbano denunció que el Poder Ejecutivo local, mediante la firma del decreto Nº 2783, autorizó a la empresa Jardines de Sarmiento SA a levantar un edificio “de tipología edilicia en ‘perímetro libre’ con cocheras en el subsuelo, ‘planta baja libre’ y 6 pisos superiores destinados a viviendas multifamiliar” y, reciclar para actividades de uso común el edificio declarado oportunamente de interés patrimonial denominado Villa Lobos.

En el decreto, el Intendente Pulti detalló que en el edificio que se construirá “se ha estimado razonable aplicar el 30 por ciento de incremento en los indicadores urbanísticos básicos referidos al Factor Ocupación Total (FOT) y la Densidad Poblacional Neta Máxima (Dn) previsto en la Ordenanza 19605”.

Esto en castellano quiere decir que “estimo razonable” autorizar a un privado la construcción de un 30 por ciento más de lo previsto originalmente en la normativa vigente, y la pregunta que surge siempre en estos casos es ¿por que el Estado autoriza a un particular, sin más y sin cobrar nada –al menos destinado a las arcas públicas– a incrementar la cantidad de metros que pueden ser construidos en un predio?

Esta pregunta se la respondieron los rosarinos hace mucho tiempo y estas plusvalías las cobran en forma de tasas, destinando esa recaudación a un fondo para la restauración del patrimonio arquitectónico de la ciudad y para compensar a los propietarios cuyas propiedades fueron protegidas.

Pero en este caso, es aún más grave, porque va en detrimento de un inmueble protegido, tal como habían expresado en una nota los vecinos de Mar del Plata. En mayo del año pasado se dirigieron al intendente y le expresaron que “en algunas obras arquitectónicas de la ciudad, la calidad artística y material, la singularidad del estilo, los usos que albergó, la fecha en que se construyó, es decir todo aquello que permite rememorar costumbres, hábitos, modos de pensar, hacer, representar, de nuestros antepasados, como así también la relación con la trama o el tejido urbano, que propicia su emergencia como hito, como elemento de identificación de un sector urbano, son algunos de los atributos que las convierten en bienes patrimoniales y por esa condición de ‘historia viva’, en ‘anclajes de la memoria’, elementos de identidad, de cohesión social, pero también en importantes recursos turísticos”.

En ese sentido, agregan que “la Villa Lobos, ubicada en Sarmiento esquina Avellaneda, posee los atributos mencionados. Data de 1883, siendo en consecuencia una de las edificaciones más antiguas de la ciudad, después de la capilla de Santa Cecilia y juntamente con el antiguo Asilo Marítimo (actual INE). Su tipología y estilo arquitectónico la convierten en una de las pocas, si no la única, representaciones de la arquitectura doméstica previa a la consolidación del pintoresquismo de vertiente centro y noreuropea (inglés, normando, vasco) que nos quedan”.

El intendente de Mar del Plata ¿se habrá contagiado de su par porteño que esperó el paso de las elecciones para intentar aprobar megaproyectos inmobiliarios y desactivar la legislación de protección del patrimonio cultural? Esperemos que tenga tanta mala racha como Mauricio Macri que, hasta ahora, entre los vecinos y el Poder Judicial le frustraron todos sus deseos depredadores.

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