Una inmobiliaria de esta ciudad tiene en venta un edificio tan simbólico que hasta tiene tangos dedicados. Por ocho millones y medio de dólares se puede ser dueño –y destrozar en paz– del viejo Tabaris de Corrientes 831, con sus noventa años de historia y sus 1200 metros cuadrados ya construidos. El teatro está explícitamente ofrecido como local comercial para cualquier uso, preferentemente para venderlo, pero si no también para alquilarlo. El aviso hasta detalla que la estructura actual tiene una gran planta baja con un sótano y un primer piso más pequeños, un terreno de 16,50 por 50 y la capacidad por FOT de construir encima 5000 metros cuadrados “más el enrase”, que supuestamente ganaría algunos metros más.

Quien piense en demoler el Tabaris deberá tener en cuenta que tiene que construir otro teatro en ese lugar, por ley nacional y por la mucho más detallada ley 4104 sancionada el primer día de diciembre de 2011 por la Legislatura porteña. Esta ley –en rigor, una modificación del código– ordena que el teatro destruido sea reemplazado con uno de igual superficie en escenario, servicios y camarines, con por lo menos un 90 por ciento de las butacas desaparecidas y la flexibilidad de dividir el total en más de una sala más chica.