Sábado, 1 de septiembre de 2012 | Hoy
Como siempre en agosto, la ciudad es una cita obligada del calendario de diseño argentino en el Museo Castagnino.
Por Luján Cambariere
Como todos los años, cuando llega esta fecha, el calendario del diseño nos lleva a Rosario. El Salón de Diseño Diario La Capital abrió las puertas de su onceava edición en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino, presentando cada vez más propuestas de piezas seleccionadas para su concurso, exposiciones paralelas y, por primera vez, el novel acervo de la colección de diseño. Lo interesante es que al ser una fecha que se mantiene y crece en el tiempo, son muchos los que aprovechan para presentar sus novedades, además de los que se le animan por primera vez.
Esta vez al jurado de selección formado por Mónica Pujol (directora del Departamento de Diseño de la Facultad de Arquitectura UNR), Dolores Navarro Ocampo (creadora de la tienda PuroDiseño), Anabella Rondina (directora operativa del Centro Metropolitano de Diseño), Adriana Cortese (estudio Tridimage) y el incansable Mauro Guzmán (coordinador del área de diseño del Museo Castagnino+macro y del Cedic), al que –nunca nos cansamos de decir– el diseño en Rosario le debe casi todo, le tocó elegir entre doscientos proyectos presentados los más de 30 que forman parte del salón.
Como en años anteriores, las propuestas estuvieron centradas básicamente en mobiliario, joyería, algo de vajilla, juguetes y luminarias. Y esto es lógico teniendo en cuenta que todos son diseños bajo la figura de diseñador-productor. Así, dentro de la primera gran categoría, se destaca la silla Haiku de Ernesto Torriano. Una silla liviana de descanso diseñada, según explica su autor, bajo la premisa de convertir cuatro patas de la tipología tradicional en tres y ser íntegramente manufacturada en madera recuperada. Además de apilable y totalmente desarmable, lo que facilita el embalaje para su distribución y posible exportación. También está el abanico de posibilidades para el cuarto de los más chicos, que desde hace un tiempo viene proponiendo la dupla de hermanas de Krethaus, Karina y Vanesa Kreth. El set de mesa y silla, mesita de noche y cama de la colección Nido, la biblioteca Carlota y el escritorio Smart, todos en lenga patagónica y laca poliuretánica de líneas simples e ideales para albergar el mundo infantil. Dentro de este universo de mueble funcional, aparece la línea Tecno en melamina con base MDF de los Diseñaveral –Leandro Laurencena y Maximiliano Cifuni–, donde todas las piezas pueden ser unidas por encastres dando vida a mesas, escritorios o bancos.
En plus, el tándem presentó una luminaria de “ecoacrílico”, que nace de un subelaborado a partir de desechos de acrílico del que se obtienen placas de dimensiones variables. “La placa resultante posee características mecánicas y estéticas notables, como la semitransparencia, propia del material primario; otras son emergentes del proceso de reconstituido, como la de resistencia estructural, basada en el entramado particular del scrap y la textura de su superficie”, señalan.
En joyería dan el presente María Boggiano con sus Suculentas y Vertebrados en cuero; la colección Mutantia, producto de la alianza de la joyera Silvina Romero con el escultor Pablo Dompé, pero fundamentalmente de la mixtura de sus materiales fetiches, el textil y el mármol, respectivamente, y los bellos collares, aros y pulseras Noctilucas de Graciela Di Mónaco, confeccionados usando los residuos de cartón de passepartout de una marquería cortados con perforadora de oficina, entre otros.
Absoluta perlita la propuesta de Nana González. Apodada Fairy tales little ladies, la diseñadora creó una serie de sutiles mujercitas, algunos personajes clásicos de cuentos como “Caperucita”, “La Bella Durmiente”, “Cenicienta”, a través del ensamble de distintas piezas de porcelana (tacitas, platos, teteras, saleros) que pasan de mero objeto de uso cotidiano a dar vida a estas deliciosas señoritas.
Como muestra anexa se suma la exposición de Nosten, editora de muebles rosarina de los arquitectos Javier y Juan Ignacio Forcén. Ellos presentan el proceso que transforma una idea en objeto y la colección Prima, un nuevo proyecto cuyo objetivo es generar líneas de diseño con firma. Lo hacen invitando a diseñadores externos, como el trabajo que acaban de realizar junto al catalán Francesc Rifé.
Además está el festival alemán DMY, que se ofrece como una plataforma global para presentar nuevas soluciones de diseño en Europa, Asia y Latinoamérica con su emblemático evento en Berlín. Se agregan el trabajo de Tridimage (agencia latinoamericana de diseño de Branding y Diseño Estructural y Gráfico de Packaging, especializados en mercados de alimentos, bebidas, cuidado personal y del hogar); las luminarias Trude de Romina Lampert con su marca Erre, primer premio adquisición del X Salón y de la Colección de Diseño Contemporáneo Castagnino+macro, conformada por las piezas que fueron premiadas en el Salón y luego donadas por su fundación al museo.
En 2005 el Salón comenzó a adquirir productos premiados en este evento que reúne a diseñadores de todo el país. A partir de 2010 dona estas piezas a la colección, que cuenta ya con ocho objetos de diseño exclusivos que incluyen carteras, zapatillas, lámparas, juguetes, joyería, artículos de escritorio, entre otros. El proyecto, gestionado por Guzmán, hace presente el debate acerca del concepto de “nuevo museo”, incorporando las necesidades de la comunidad, donde el diseño aparece como elemento significativo de desarrollo sociocultural. “Que una pieza esté en una colección aumenta su valor a nivel patrimonial y por ende a nivel cultural. A través de la colección se revaloriza el diseño, que es una forma de producción y materialización que pertenece al campo cultural. Hasta el momento en Rosario no había un lugar tan definido y específico. A través de una colección ese lugar se legitima”, suma Nancy Rojas, coordinadora curatorial del Museo Castagnino+macro.
“Al programar la nueva edición del salón de diseño se hizo primero un balance de las diez ediciones anteriores. A raíz de eso, se modificaron las categorías y se redefinieron cuestiones como que el salón y el catálogo de exhibición sean una herramienta de uso para el campo del diseño. Se lo hizo bilingüe. Se les pidió a algunos jurados que escribieran sobre el diseño en la actualidad, se reforzaron los premios, volviendo a trabajar para la comercialización de productos seleccionados y el Centro de Diseño e Industrias Creativas en la región. En cuanto a los proyectos que compiten este año, la categoría equipamiento es la que más creció en cuanto a la cantidad de propuestas y a la solidez de los resultados. Se nota un crecimiento en la escena del diseño nacional que es alentador, aunque en Rosario, al menos las políticas públicas, recién estén empezando a considerar el diseño como tarea pendiente”, resume Guzmán con conocimiento de causa, ya que es el más fuerte promotor de la disciplina en la ciudad.
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