Sábado, 10 de noviembre de 2012 | Hoy
Dedon, la emblemática firma de muebles de exterior, cumple veinte años cambiando una idea del mueble.
Por Luján Cambariere
Ahora que la mirada está puesta en el afuera –pastito, balcón, plaza, playa–, refresca visualmente un paseo por la etiqueta que es icono en el mundo en el desarrollo de los más innovadores muebles de exterior. Esto incluye la más amplia gama de reposeras, sillones, camastros a nidos colgantes, que ellos se ocupan de retratar, en algunos casos nada menos que con el fotógrafo de moda más requerido de todos los tiempos, Bruce Weber, en los sitios más bellos del planeta para que el deseo sea total. Los Dedon, alemanes que plagan con sus diseños playas de todo el mundo y sobre todo las españolas.
La historia de Dedon se remonta a la cama de un hospital de Munich en 1990, donde se desea estar en algún otro lugar, como una playa. Bobby Dekeyser, promesa del fútbol alemán, se estaba recuperando de un golpe en la cara y decidió repentinamente abandonar el deporte profesional para dedicarse a la auténtica pasión de su vida. “Sabía perfectamente que quería ser empresario”, explicaba entonces. Así que inició su empresa ahí mismo, en el hospital. De esto ya hace veinte años y miles de anécdotas y experiencias.
“Al principio no teníamos ni idea de lo que íbamos a vender”, admite con franqueza. “La idea era trabajar con familia y amigos en un entorno agradable en el que crear juntos cosas que nos gustaran.” Esquíes pintados a mano, jirafas de rafia de Madagascar fueron los primeros intentos hasta que dieron con una ingeniosa fibra sintética, que al día de hoy es la razón de ser y el corazón de la empresa. Es un desarrollo de su tío Seppi, experto en extrusión de plásticos. Suave, bella y resistente, resultó ideal para los muebles de exterior. Fue en una feria comercial de Colonia, en 1991, cuando descubrió los muebles de mimbre expertamente trenzados de un empresario filipino de la isla de Cebú. Seis días después estaba desembarcando en un avión con uno de sus rollos de 47 kg de fibra, para reunirse con su nuevo amigo filipino. Muy poco tiempo después, él y toda su familia se trasladarían a esta meca del trenzado para comenzar a desarrollar lo que es hoy una de las firmas más emblemáticas del mundo del mueble de exterior.
En poco tiempo, los envíos desde Filipinas, que llegaban al puerto de Hamburgo y las tierras cerca de Munich, excedían toda proyección, con lo que el creciente clan decidió trasladarse al norte. Encontraron una granja de 200 años de antigüedad en las afueras de Luneburg, una pintoresca ciudad medieval cerca de Hamburgo. Preciosa pero en un estado ruinoso, les costó tres años renovarla. El gallinero se convirtió en la oficina de Bobby y el granero, en el gran depósito.
Según cuentan, los primeros años fueron muy movidos. Viajando de feria en feria, él y su pequeña empresa comenzaron a levantar el vuelo. Fue a finales de los años ’90 cuando Dedon comenzó a cobrar impulso. En el 2000, decidieron construir una fábrica propia. Eligieron la isla de Cebú, origen de sus muebles y hogar de algunos de los mejores trenzadores del mundo.
Otra de las claves del éxito de la etiqueta es la elección de reconocidos profesionales del mundo para sus diseños. Comenzando por el renombrado Richard Frinier, el primero en ser convocado como referente en el mobiliario de exterior. Y que no decepcionó, ya que su primera colección, la Daydream, una romántica cama baldaquín, un extraordinario asiento o un megapuf, según las necesidades del cliente, sigue siendo un hit.
En 2003 presentaron otra de su colección estrella, la Orbit, también signé Frinier. Esta vez de líneas futuristas, el sofá isla para tomar sol o mirar las estrellas volvió a encantar.
En 2005 llegarían nuevas colecciones por otros diseñadores de renombre. La Leaf del holandés Frank Ligthart, una delicada tumbona en forma de hoja. Y la Yin Yang del suizo Nicolas Thomkins, con su origen en la armonía de las formas: los contrarios dinámicos de la milenaria filosofía china unidos en una armoniosa combinación de color y forma. Cuatro kilómetros de fibra trenzada para asientos que ofrecen sitio para dos personas. Ambas fueron premiadas con el Red Dot y otros galardones de prestigio.
“Cuando en 2006 se fotografió a la selección alemana del Mundial de Fútbol con el Orbit, el diseño futurista de Frinier nos lanzó directamente a la estratosfera”, cuentan desde la empresa. Hasta Brad Pitt tuvo que esperar para que le entregaran el suyo.
“Dedon cumple hoy veinte años. En esta última década hemos pasado de tres a tres mil personas en el equipo. Nuestros muebles exclusivos de exterior se venden ahora en más de ochenta países y estamos trabajando en innumerables proyectos, desde colecciones a cargo de Philippe Starck y Jean-Marie Massaud a las campañas de Bruce Weber para nuestros innovadores conceptos Dedon Gardens y Dedon Places. Apenas logramos contener nuestro entusiasmo. Y aunque estamos orgullosos de todo lo que hemos logrado, nos sentimos aún más orgullosos del modo en que lo hemos hecho: entre familia y amigos, con respeto, amor y confianza, celebrando siempre la vida.”
¿Ultima perlita? El bello Nestrest, un nido colgante o con pie que transforma su típico sofá de jardín en toda una pequeña pieza arquitectónica ofreciendo “un santuario, un retiro suspendido y envolvente”. Un sitio perfecto para el relax, la meditación y la conversación al aire libre de dos solicitados diseñadores franceses, Daniel Pouzet y Fred Frety (colaboradores a su tiempo de Philippe Starck y Jean-Marie Massaud), con quienes renuevan su modo de afrontar el diseño puertas afuera.
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