Sáb 08.12.2012
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Aventuras en Barracas

› Por Sergio Kiernan

Los vecinos del barrio más cargado de patrimonio en nuestra ciudad no aflojan en su vigilancia y viven encontrando irregularidades. Lo que encontraron es que los especuladores inmobiliarios no se resignan ni a la baja de alturas en un amplio sector del barrio, ni a la protección de edificios en particular. En escalas diferentes, ignoran leyes y reglamentos contando con la ya proverbial indiferencia del macrismo en el poder.

Por ejemplo, en Hornos 810 está arrancando un edificio vendido como “1, 2 y 3 ambientes”, con balcones al frente, muy luminosos, en pesos y con “excelentes terminaciones”, lo que sería toda una novedad. El único problemita es que el proyecto tiene ocho pisos de altura en una zona donde sólo se pueden construir 13,50 metros de altura. Según el cartel del pozo, el edificio fue autorizado por la Dirección General de Registro de Obras y Catastro el 15 de agosto de este año con el número 742.676. La Dgroc lo ficha como distrito C2, le da un FOT 5 y le permite una altura de 37,57 metros. Pero resulta que esa cuadra cae bajo la ley 3954 sancionada el 3 de noviembre de 2011, nueve meses completos antes del permiso de la dirección general. La ley dice que se está en un distrito R2bl, con un FOT de apenas 1,6 y una altura máxima de 13,50 metros.

Qué lindo juicio que puede originar esta situación. El director general interviniente no puede decir que ignoraba el cambio de ley, como no puede decirlo la empresa inversora por un viejo, muy viejo principio jurídico.

Otro caso de desobediencia civil es el de Iriarte 1554, una importante casa catalogada en el famoso paquete que protegió más de 40 edificios notables de la zona. La casa, o al menos la planta baja, tiene uso comercial y recientemente apareció con una obra-garaje hecha bastante así nomás y sin permiso alguno. Esto se deduce de la ausencia de cartel y del simple hecho de que ni siquiera este gobierno porteño autorizaría un garaje en un edificio protegido, por no mencionar la ampliación que asoma en la terraza.

En la avenida Montes de Oca 318 sigue en pie, más o menos, el muy peleado Círculo de Obreros de Santa Lucía, que hasta fue “ocupado” por supuestos carenciados que más parecían actores siguiendo un guión. El edificio fue protegido por el CAAP, que hasta resistió una reconsideración que, por una vez, no fue concedida de prepo por el Ejecutivo. Desde hace más de un año, el edificio está tapiado y cerrado, pero hace cosa de días unos obreros entraron y comenzaron a hacer boquetes por adentro. Los vecinos les preguntaron qué estaban haciendo y los trabajadores dijeron que eran tareas “de reparación de los edificios vecinos”. Pero, casualidad, al irse dejaron abierto el ventanal principal, como se ve en la foto. Estos olvidos son una estrategia standard para que se deterioren edificios que uno quiere demoler y ya fue usado en el Santa Lucía.

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