Sáb 24.05.2003
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Usina creativa

Dos diseñadores jóvenes decidieron encarar la parte del negocio que tal vez sea la más complicada, la comercialización. Así nació Tónico, autodefinida como una “editora” de objetos.

Por Luján Cambariere

La dupla formada por los diseñadores industriales Pablo Bianchi y Hernán Stehle se dedica a una de las partes más engorrosas que involucra el diseño, la producción y comercialización de las piezas. Ambos se conocen desde el colegio (también industrial), compartieron la facultad y después de algunos años de trabajo en común montaron Tónico, una editora de objetos. “Objetos para que la vida diaria sea más simple, más cómoda y más divertida”, cuentan.
Productos propios y ajenos, en distintos materiales –resina, metales, madera o cuero– que por diversas causas a veces corren el riesgo de pasar al olvido. “La nuestra es una editora –explican–, en el sentido de que promovemos el desarrollo de nuevos productos haciendo foco en la calidad del concepto y en el diseño. Esta lectura, la del objeto como un ‘operador cultural’ más que un mero ‘bien de consumo’ es la que moviliza al proyecto.” Así, los objetos de Tónico están diseñados por una amplia lista de profesionales argentinos, entre los que se destaca Ricardo Blanco, director de la carrera de Diseño Industrial en la Universidad de Buenos Aires, Konex de Platino 2002 y docente de algunos de los otros talentos que también suman.

Con nombre propio
El catálogo de esta editora incluye varias perlitas que bien vale la pena destacar. ¿De la autoría de los propios Bianchi y Stehle? El portallaves Privé, realizado en madera de quebracho colorado torneada y pulida con un centro de aluminio con cuatro llaveros de acero inoxidable; la lámpara de mesa Conogol, con pie metálico esmaltado a fuego y pantallas plásticas; los percheros Buuu fabricados en resina de colores traslúcidos (azul, amarillo, rojo y cristal) y opacos (verde manzana, naranja, blanco, negro y violeta) y los floreros Muzik para escritorio con contenedor de vidrio esmerilado y CD arenado.
¿De otros autores? El set de posacubiertos Origo fabricados en resina, con ordenador de acero, de Diego Bernardi; el exprimidor de limones Píccolo, de Gianpiero Bosi, fabricado en resina; el destapador de botellas Joy, de Martín Burgos, hecho en acero inoxidable; el set de café Muu, de Hernán Salem, realizado en cerámica esmaltada; los ceniceros Atres, de Gustavo Marinic, Roberto Beiras del Carril y Diego Caballín, en fundición de aluminio; las posapavas y posafuentes Vacacub, de Martín Campos, Polina Varrenti, Virginia Quiles y Pilar Diez, y los servilleteros Octójoros, de Ricardo Blanco, en resina traslúcida.

Algunas claves de la edición
“Pasan sobre todo por una cuestión de confianza y de respeto mutuo”, explica Bianchi. “También por cuidar al máximo la imagen, presentación y calidad de cada producto y, en el canal de venta (los distintos negocios), el reconocimiento de cada autor. Si en un local debe obviarse alguna etiqueta, siempre relegamos la nuestra en beneficio del creador de esa pieza. Ofrecemos un trato justo y básicamente los incluimos en todas nuestras acciones”, suma Stehle.
“Esto pasa porque nosotros también somos diseñadores y sabemos lo que significan nuestros diseños”, coinciden.
¿El diseño como operador cultural? “Es el único modo de entenderlo. Cada uno de nuestros productos, además de un guiño cómplice, un chiste, resuelven una necesidad funcional.” Ese, a su entender, es el secreto para que funcionen, sostienen quienes, en tren de explicar su trabajo, lo comparan al de una compañía discográfica. “Estas serían nuestras bandas con sus demos. Desde la editora trabajamos para que las conozcan, gusten de ellas y salgan al ruedo”, rematan.

Tónico Objetos: 4729-3056,
www.tonicoobjetos.com,
[email protected].

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