Sábado, 11 de mayo de 2013 | Hoy
CON NOMBRE PROPIO
Gastronomía de papel es el nuevo proyecto de la diseñadora gráfica Verónica Pasman, junto a la chef Juliana López May.
Por Luján Cambariere
Por ella se come con los ojos. Y debe ser la primera vez que esto no es una crítica, acusación de madre desesperada ni desmedro a la más que excelente labor de su coequiper y socia en este nuevo emprendimiento –Gastronomía de Papel–, la renombrada chef Juliana López May. Es que Verónica Pasman eclipsó a muchos durante varios años desde su Burbuja de Papel, otro emprendimiento que tenía a la gráfica, el papel y en este caso a los niños, como protagonistas. Y ahora lo hace desde una nueva iniciativa que une el diseño a la gastronomía.
Diseñadora gráfica de profesión, Pasman comenzó su camino laboral trabajando en el departamento de arte de la revista Para Ti. Por ese entonces su pasión era la moda, por lo que decidió viajar a estudiar a Milán donde, además, pudo hacer una pasantía en la revista Grazia, de Editorial Mondadori. De regreso en Buenos Aires comenzó a trabajar para marcas de indumentaria como Paula Cahen d’Anvers y en editoriales (Guadal, el Gato de Hojalata, Chicas x Chicas, Ediciones B y Albatros) en títulos relacionados con el universo infantil. Circunstancias de la vida la encontraron con Juliana, y además de una estrecha amistad, como ocurre muchas veces cuando dos personas emprendedoras se juntan, decidieron comenzar proyectos en dupla. Así nacieron los libros de recetas de López May diseñados por Pasman para Editorial Sudamericana (Mi Primer Libro de Recetas, Recetas para compartir y el tercero en camino), el de Máximo López May (hermano de Juliana, también chef), Gaturriquísimo de Nik y López May, pero sobre todo un nuevo mundo, el del diseño al servicio de la cocina, que revela desde su estudio en el fondo de una bellísima casa antigua de Tigre sobre el Boulevard Sáenz Peña, que comparten también con Juliana y sus clases de cocina. Y tienen el show-room con los más deliciosos individuales, blocs de notas y compras, posavasos, fichas para anotar recetas, tarjetas de sitio, stickers para escribir y pegar en frascos y tuppers... entre otras cosas de papel.
Verónica Pasman: Mientras tenía Burbuja, mi marido sufrió una enfermedad grave y eso nos acercó al mundo de la cocina natural. Así conocí a Juliana y nos hicimos muy amigas. A raíz de esa amistad empezamos a hacer cosas juntas, como unos recetarios de cocina, y justo le ofrecieron hacer su primer libro y me propuso hacerlo juntas. Con Juliana tenemos una estética no sé si similar, pero sí que logra que nos entendamos muy bien. El primero tuvo mucho éxito. Fue muy celebrado. Aprendí un montón de cocina con ella. De hecho cuando las alumnas están acá al lado y preguntan, sé todas las respuestas, obviamente en la teoría. Fue así como decidimos ir a hacer un curso de estilismo en gastronomía en Boston. Después le hice el libro a su hermano, Máximo, también chef. Producciones para revistas. En fin, todo un nuevo mundo donde hago de todo –fotografía, producciones, estilismo, pero siempre obviamente desde la diseñadora gráfica que soy–. Ahora estamos terminando el tercer libro donde enloquecí porque me di el gusto de hacer absolutamente todo lo que quería, como jugar con la tipografía, de dibujarla yo a mano, de no ser tan prolijita. Lo que no te enseñan en la facultad a hacer es lo que hice en este libro.
–Lo primero fueron los individuales y blocks de notas. Por ahora hay un uno por ciento de todo lo que queremos y aspiramos a hacer. De hecho, esta primera línea que hicimos es más de decoración que de gastronomía. Pero queremos tener muchos más productos siempre con el hilo conductor del papel. La idea es tener menúes, manteles.
–Y, ahora obviamente miro, desde ya, mucho más de gastronomía. Muchos blogs y cocineros de afuera. Gente que hace estilismo de cocina. Descubrí un mundo que no conocía. Bah, conocía, pero no en la importancia y dimensión que tiene. Además hay estéticas bien definidas. Hay modas. Es muy claro. Agarrás un libro y te das cuenta de en qué época fue editado por cómo se ilustraron y editaron las imágenes. A nosotras nos sorprendieron principalmente dos cosas cuando fuimos a hacer el curso a Boston. Primero la plata que se mueve allá en este segmento. Pero a la vez qué buen nivel tenemos acá con pocos recursos. Estaba, por ejemplo, la creadora de Tartin Gourmande, un megablog y nos contaba todo el proceso de su libro, que tardó dos años en hacerlo. Y nosotros contando que las fotos las saqué yo, que las hicimos en mi casa. Como que acá te las rebuscás mucho más y el producto también es muy bueno. Por supuesto, uno siempre aspira a más, pero es un camino apasionante en el que aprendemos todos los días, y en eso estamos.
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