La HOW DESIGN 2014 realizada este año en Boston mostró el valor del diseño como herramienta de vínculo entre marcas y consumidores.
Una Boston primaveral fue una vez más sede de la conferencia HOW DESIGN 2014, el encuentro que convoca a la mayor cantidad de diseñadores del mundo.
Entre los oradores de renombre, como el escritor Malcolm Gladwell o la curadora del MoMA Paola Antonelli, se destacó Dana Tanamachi, artista especialista en tiza sobre pizarra que supo convertir su hobby y pasión en un trabajo de tiempo completo. Apelando al uso de la tiza como técnica que evoca a la nostalgia, según describe esta texana de origen japonés, logró ser convocada por empresas de la talla de la revista Time, Bloomingdale’s y hasta Nike. Incluso fue convocada por Oprah Winfrey, quien le encomendó el diseño de la portada y páginas interiores de uno de los números de su Revista O. Establecida en Brooklyn, Nueva York, Tanamachi posee un talento artesanal que le da un estilo muy espontáneo y llamativo a sus proyectos. En un mundo cada vez más informatizado, el valor agregado de lo hecho a mano se destaca y hace una diferencia.
Stefan Mumaw, gurú creativo, presentó su método rápido para generar ideas de calidad. Frente al proceso y durante la etapa de brainstorming, propone partir de lo “absurdo” o “poco probable” en lugar de lo “ordinario” para llegar a mejores resultados. Es decir, dejar volar la imaginación apelando a lo aparentemente irracional en la búsqueda de potenciales soluciones.
Más tarde fue el turno del octogenario Bob Gill, leyenda viviente del diseño gráfico que supo ser socio de los iconos del diseño Alan Fletcher y Colin Forbes. Gill fue irónico al criticar a los diseñadores jóvenes que apelan al uso de tipografías, colores, imágenes y estilos de moda sin siquiera tener en cuenta si son realmente apropiados para el proyecto. Según Bob, hay que intentar evitar todo preconcepto a la hora de diseñar. Más allá de lo familiar que a uno le pueda parecer un tema, recomienda resistir la tentación de pensar que ya se sabe suficiente como para empezar a diseñar. En cambio, propone investigar el tema como si no se supiera nada. Como ejemplo contó que, si a él le encargaran diseñar un logo para una tintorería, trataría de vivir la experiencia de ir al establecimiento como si nunca hubiera estado en una tintorería. Una vez ahí, pasaría un buen rato observando, escuchando y haciendo preguntas hasta sentir que encontró algo interesante para decir.
Una de las presentaciones más celebradas por la audiencia fue la del joven emprendedor Johnny Earle, alias Johnny Cupcakes. A los 19 años y con una infancia plagada de adversidades, comenzó vendiendo por la calle, desde el baúl de su deteriorado auto, remeras que él mismo diseñaba. Con muy poca plata y empujado por la necesidad, fue capaz de lanzar una idea verdaderamente original que se convirtió en un negocio millonario: locales de ropa ambientados como panaderías de época. Según admite, su secreto reside en haber encontrado un punto de contacto entre su pasión y sus habilidades. Lo más importante, enfatizó, es generar ideas únicas y originales, mucha motivación y una actitud mental positiva. Que cientos de personas se queden a dormir en la calle frente a sus numerosos negocios para comprar una remera de edición limitada da fe de su éxito. Un fenómeno que le ha valido, entre otras cosas, ser nombrado “Emprendedor Número Uno de los Estados Unidos” por la prestigiosa revista Business Week.
En lo que respecta al branding, el abanderado fue el joven israelí Sagi Haviv. Considerado “prodigio del logo” por la revista The New Yorker, Haviv es uno de los socios de la mítica firma de diseño Chermayeff & Geismar & Haviv, que durante más de medio siglo fue responsable del diseño de muchas de las más reconocidas marcas del mundo, como PanAm, Xerox, 3M, National Geographic y NBC, entre tantas otras. Empezó por señalar lo que a su criterio toda buena identidad gráfica debe cumplir: ser apropiada en forma y concepto, distintiva, memorable y lo suficientemente simple como para funcionar efectivamente en distintos tamaños y medios. A pesar de la reconocida trayectoria y experiencia del estudio, Haviv dejó en claro las dificultades que a menudo encuentra al presentar propuestas a clientes. “Nunca es amor a primera vista”, afirma, un tanto frustrado, mientras explica que las marcas ganan significado y aceptación a lo largo del tiempo, y que las primeras impresiones pueden ser engañosas. Entre sus últimos proyectos presentó su reciente diseño para Harvard University Press.
El cierre de este maratón creativo de cinco días estuvo en manos del diseñador del momento, el austríaco Stefan Sagmeister. El excéntrico artista que supo diseñar cubiertas de álbumes para grupos como The Rolling Stones, Aerosmith y The Talking Heads, disertó sobre su estudio acerca de la relación entre diseño y felicidad, un tema que profundiza en su película The Happy Film. Sagmeister presentó experimentos pensados para mejorar su bienestar personal y su nivel de satisfacción, entre ellos realizar actividades no-repetitivas, que escapan de la rutina y lo cotidiano. “Cuando implementás las cosas que realmente querés hacer, incrementás tu nivel de satisfacción”, afirma convencido. Según su experiencia, la vida continúa enriqueciéndose a medida que uno tome más riesgos. “Tener agallas siempre funcionó para mí”, reconoce Stefan. Para terminar la jornada, entonó junto a los presentes, siguiendo la melodía de “Oda a la alegría”, un himno suyo llamado “Los clientes me vuelven loco”. Un final que hizo delirar a la multitud y que probablemente mantendrá la motivación de los presentes hasta la conferencia del año próximo, en Chicago.
* Miembro del Departamento de Diseño Gráfico de las Naciones Unidas en Nueva York. @matias_delfino
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