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El World Monuments Fund es una de esas instituciones ya esenciales para el patrimonio mundial, tanto por su trabajo en restaurar maravillas como por su poder de denunciar el abandono o la demolición. Esta semana, el Fund anunció, junto a American Express, cómo va a aplicar el segundo tramo de la donación de cinco millones de dólares que hizo la empresa. Es un millón y medio de dólares que ayudarán a rescatar nueve sitios en peligro, como se señaló en la lista llamada World Monuments Watch, donde se habla de lugares o conjuntos que corren riesgos. Ejemplarmente, American Express es socio fundador de la lista.

Los proyectos que recibirán estos fondos son la aldea de Pokfulam en Hong Kong, las iglesias de San Merri y Nuestra Señora de Lorette en París, los aviarios de la Villa Farnese en Roma, el Templo de Tenyuji en Ogatsu, Japón, el Parque de la Fundidora en Monterrey, México, los pabellones del Parque Güell en Barcelona, la Casa de las Maravillas del Pueblo de Piedra en Zanzíbar, Tanzania, la usina de Battersea en Londres y la Mansión Sulgrave, en Gran Bretaña.

Las iglesias parisinas, respectivamente de fines del 1500 y de 1823, recibirán gracias a los fondos de American Express un completo diagnóstico de estructuras. Además, varias pinturas decimonónicas serán restauradas o limpiadas profesionalmente. Los aviarios de la Villa Farnese son parte del jardín que sobrevivió a la pérdida casi total de la famosa residencia renacentista. Sucede que los Farnese la construyeron arriba de las ruinas del palacio de Tiberio, con lo que buena parte del lugar fue excavado por arqueólogos por casi un siglo. El proyecto es ayudar a restaurar los aviarios, verdaderos edificios de armoniosa arquitectura, para reabrirlos al público. El templo Tenyuji es del siglo XVIII y fue casi totalmente destruido en el tsunami de 2011. Usando las ruinas y partes encontradas al bajar las aguas, se lo está restaurando.

El Parque Fundidora le debe el nombre a una acería en Monterrey, que es hoy un espacio público, un museo industrial y sede de una fundación cultural. Los fondos se usarán en un programa de difusión del rol del Parque en la ciudad y en una campaña mayor de recaudación para restauraciones en varios de los edificios industriales. El otro parque en la lista es el Güell de Barcelona, seguramente el mejor conocido por los argentinos. Construido por Antoni Gaudí entre 1883 y 1887, fue un laboratorio de ideas y formas para el gran arquitecto modernista. La donación de American Express es para ayudar a sus actuales dueños, la Universidad de Barcelona, a restaurar los pabellones y los jardines, y a transformar la caseta del guardián en un centro de recepción al visitante.

La Casa de las Maravillas del Pueblo de Piedra, en Zanzíbar, fue el primer edificio en Africa Oriental en tener electricidad y ascensor, y el primero en tener ornamentos arquitectónicos con motivos africanos. Desde 1883 es un hito urbano y ahora es utilizado como centro cultural y de exhibiciones de la cultura swahili. Muy necesitado de reparaciones –un balcón colapsó en 2012– recibirá ahora un necesario diagnóstico técnico y plan de obras. La usina de Battersea es el famoso decorado de cuanta película inglesa quiera mostrar una Gran Bretaña fascista, de V a Ricardo III. Diseñada por sir Giles Gilbert Scott en un Art Déco muy estilizado, la usina lleva años vacía y sin uso pese a que es un símbolo de Londres muy visible por su posición frente al Támesis. American Express dona fondos para una campaña de publicidad que ayude a preservarla y encontrarle otro uso. En una escala completamente opuesta, la Mansión Sulgrave es una casona rural isabelina del siglo XVI en el pequeño pueblo de Northamptonshire que tiene la distinción de haber sido construida por un tal Lawrence Washington, ancestro del prócer norteamericano. La casa es hoy sede de una colección notable de muebles y enseres de época muy visitada, pero necesita un profundo trabajo de preservación. Los fondos de esta etapa ayudarán en el reemplazo de los techos de junco y paja a realizar en la manera más tradicional de la región.