Sábado, 13 de septiembre de 2014 | Hoy
Con su proyecto Carta Postal, los diseñadores de Ave Estudio recuperan el valor del tiempo y logran una deliciosa simplicidad que los llevó de Paysandú a Nueva York.
Por Lujan Cambariere
A contracara del vértigo y dinámica que imponen las redes sociales y el mundo en el que vivimos, la diseñadora textil Carolina Leoni y su esposo, el guionista y director de cine Pablo Dutour, recuperan desde el diseño, el valor del tiempo. Ave Estudio está en su ciudad natal de Paysandú, a la que regresaron después de estudiar en Montevideo y vagar por el mundo.La tarea se cumple con el empleo de técnicas y sobre todo un proyecto –Carta Postal– que lo enaltece y recupera.
Contame de ustedes.
–Soy diseñadora textil y antes de Ave Estudio hice un montón de cosas, pero sobre todo viajar. Tuve momentos de mucho ajetreo. Un mes estaba sentada en la pasarela de Viktor & Rolf en plena Semana de la Moda de Milán y la semana anterior caminando por las calles de Calcuta. Hemos recorrido bastante y hay muchas historias de viajes en familia (de niña y no tan niña). La última aventura de la que fuimos parte fue Nueva York con nuestra beba, que en aquel momento tenía seis meses. Mi madre, que fue en calidad de abuela / baby-sitter, mi cuñada y una amiga; más mi marido y yo, que fuimos al National Stationery Show como exhibidores. Parecía fácil, pero tuvo mucho de sacrificio. Valió totalmente la pena. Pablo es guionista y director de cine. Sus experiencias laborales fueron muy variadas y desde 2011 estamos juntos en Ave Estudio. Es quien se encarga básicamente de todo lo que es logística en Ave y además, normalmente, es quien imprime todos nuestros proyectos. Todo, absolutamente todo lo que pasa en nuestro estudio siempre tiene su mirada.
¿Por qué el papel?
–El papel nos gusta porque es algo que podés tocar. El otro día hablábamos con mi cuñado, que es periodista, sobre la importancia de poder tocar el papel. La tecnología nunca podrá suplantar eso. La gente necesita del contacto físico y el papel te da la certeza de lo real. Por otro lado, la forma de comunicar de los medios es muy fugaz, todo pasó ya. Y el papel te da la posibilidad de disfrutar, saborear más ese momento. A la página de una revista, por ejemplo, la paseás entre tus dedos y a veces si te gusta, le arrancás la hoja y la guardás. Es importante poder elegir ciertas cosas, y sobre todo, es importante disfrutar el momento presente. Todo vuela en una inmediatez sin medida. Y el papel hace que puedas quedarte más en el instante. Por eso es fundamental que Carta Postal sea un proyecto impreso.
¿En qué consiste el proyecto Carta Postal?
–Carta Postal es un proyecto que nace en el año 2012 con la idea de volver a enviar y recibir correspondencia. Funciona como una suscripción mediante la cual todos los meses recibís en tu casa un sobre con dos tarjetas ilustradas y pintadas a mano impresas en papel. Tienen el interior en blanco para que puedas escribirlas y además te llega una hojita con ideas y cosas para hacer ese mes. Utilizamos papeles que además de que están libres de ácido y con certificación FSC, queremos que sean de buen gramaje, que cuando lo agarres en tu mano, sientas que alguien se ha tomado el tiempo para elegirlo. Cada tarjeta se corta y se dobla a mano. Los envíos se hacen por Correo Nacional Uruguayo y hacemos envíos a todo el mundo. Tenemos suscriptores en Argentina, México y Alemania. La idea principal de este proyecto es, por un lado, reivindicar la escritura a mano, volver a escribirnos cartas y, por el otro, transmitirle a la gente que darle tiempo real al otro está bueno. No importa cuánto tiempo le das, sino la calidad del tiempo. El tiempo para nosotros es un factor fundamental, siempre lo remarcamos como concepto en todo lo que hacemos; tiempo para investigar, para discernir qué hacemos y cómo lo hacemos, tiempo para desarrollar un proyecto. Además de hacer Carta Postal, también tenemos una línea de tarjetas que vendemos al por menor y mayor. Con este material viajamos a Nueva York, donde presentamos nuestros más recientes trabajos de papelería. Fue una experiencia increíble que dejó muchas cosas positivas. Conocimos mucha gente y tuvimos muy buen feedback. Por otro lado, trabajamos en el desarrollo de diseños exclusivos para clientes. Al mismo tiempo, siempre estamos abiertos a nuevas propuestas, ya que todo lo que tiene que ver con el rubro creativo nos interesa. Nos interesa desde la vidriera de un local hasta las tarjetas de invitación de una boda.
¿Además dictan talleres?
–Tenemos un espacio donde se dan workshops sobre diferentes técnicas textiles –estampado, teñido natural, fieltro, desarrollo de producto en general– con un objetivo en claro: trabajar en el proceso creativo más que nada. Esto quiere decir que si bien nos interesamos mucho en el resultado y el producto final, nos importa descubrir cómo es que llegamos a eso que llegamos. El modo que cada persona tiene de hacer algo es lo que determina el estilo que le es propio y la diferencia del resto. Queremos acercar las técnicas textiles a todo el mundo, en la medida en que le ponés tiempo al proceso, las cosas salen de forma especial.
¿Cómo es vivir en Paysandú?
–Ninguno de los dos imaginaba volver a vivir a la ciudad que nos vio nacer y crecer. Nos parecía aburrido e imposible. Pero ambos somos muy familieros, por lo que al momento de planificar nuestra familia, nos pareció el lugar indicado, por un montón de razones. La llegada de nuestra hija fue la confirmación de que tomamos una buena decisión. Vivir en Paysandú está buenísimo, todo está cerca y podés ir caminando a todas partes. Todos los días salimos a pasear con nuestra hija de 10 meses en su carrito y aprovechamos a hacer las compras de la semana. Algunos fines de semana vamos a un campo familiar, que está a 15 minutos de la ciudad. La vida en Paysandú en general es tranquila y súper disfrutable. Y lo principal es estar cerca de nuestra familia.
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