Sábado, 12 de diciembre de 2015 | Hoy
Florece es la etiqueta creada por Flor Cacciabue para estampar
un universo para chicos y grandes con serigrafía y stencil.
Por Luján Cambariere
Flor Cacciabue es Florece. Y como el verbo que le da nombre, su marca germina, se ramifica, hibrida y fertiliza continuamente junto a otros proyectos, dinámica y abierta como es ella. Es que Flor viene del campo de las artes (estudió en la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón y tomó talleres con Manuel Esnoz, Diana Aisemberg y Tulio de Sagastizábal) y llega al diseño como un modo de sustento que además le permitiera expresarse. Desde 2003 se dedica al diseño textil y la estampa, utilizando la serigrafía como medio para su línea de ropa de chicos y accesorios deco. Y también dictando hermosos talleres y desarrollando proyectos especiales como realización de vestuario para músicos (el del disco Barcos y Mariposas de la artista musical Mariana Baggio) y empresas.
“Florece es un proyecto que apunta a que los chicos vistan de una manera personal, libre y cómoda. Nuestra base es el desarrollo de textiles exclusivos, diseñados y estampados en nuestro propio taller con la técnica de la serigrafía artesanal, a shablón alzado. Esto quiere decir que cada prenda, cada frasco de color y cada golpe de shablón contiene una experiencia muy ligada al arte y a la pieza única. Para transmitir el mundo de Florece invitamos a nuestros niños y sus amigos a que nos acompañen en alguna actividad. Trabajamos en un concepto que siempre está relacionado con el juego”. Y agrega: “Desde el origen poner en marcha Florece tuvo que ver con un motor creador que combine la cotidianidad con un estado artístico latente y permanente. Siempre pensé que el ideal de un artista es vivir de su arte y entonces me pasaba horas teorizando sobre cómo lograrlo. Por esos tiempos estudiaba en Bellas Artes y completaba activamente mis estudios con talleres de artistas que para mí tenían algo para transmitir. No pasaba por el virtuosismo de su técnica, sino por una forma de abordar el pensamiento de una manera constructiva. En ese contexto de una cercanía permanente con el arte contemporáneo, nació Florece. La ecuación fue inmediata. Ropa pequeña que quepa en una valija y una idea de negocio de exportación. Así partí hacia España, con ropa interior de lycra estampada a mano en serigrafía. En ese viaje logré nuestra primera exportación para una firma española con quien trabajamos 4 años. Luego, en 2005, vino la primera presentación de Florece en Buenos Aires. Fue en el espacio de Juana de Arco. Mariana Cortés me ofreció hacer una “línea cápsula” de ropa estampada que se llamó Florece en Juana. En 2007, participamos de la Feria Puro Diseño y fuimos distinguidos con el premio al Diseño de Indumentaria y Accesorios. Como el proyecto es tan personal y con una vinculación extrema con nuestro devenir fue consecuente llamar San Remo a la colección 2007. Nuestro primer hijo (Remo) también inspiró una línea de bebés que, con la llegada de Telma y el tiempo, se amplió a niños. Así , hacer Florece pasó a ser diseñar para que ellos vistan de forma cómoda, colorida, con prendas que cuenten cosas. Los años trajeron apertura al proyecto y la posibilidad de trabajar en equipo; algo que con Mauro (mi socio, marido y compañero troncal en este proyecto ) considerábamos necesario. Comenzamos a trabajar con Lina Boselli, que es la ilustradora de los personajes actuales. Luego se sumó Aída Sirinian, para desarrollar una línea de accesorios para la casa que hoy ya tiene 10 productos. Una de las cosas que más me gustan de Florece hoy es que manejamos el trabajo en equipo con una estructura móvil, con trabajos y objetivos a cumplir, pero con un modelo de empresa sin forma rutinaria”, remata Cacciabue.
–Nació como respuesta a la pregusta sobre cómo vivir del arte. A un año de la crisis del 2001 me invitaron a hacer una muestra en la galería Argibel y propuse una obra interactiva donde vendía latas de tomate pintadas con una planta adentro a precio de planta (no precio de obra). Ya estaba buscando la relación entre “obra de arte y producto de diseño”. Mi formación fue estudiando artes visuales y en aquel momento podía percibir que las posibilidades de mercado del arte en nuestro país eran muy pocas y que por otro lado supeditar el arte a un fin comercial no era algo que me interesaba. Creo que el mercado del arte es bastante más complejo que el mercado del diseño, donde las relaciones entre producto y cliente están más claras. Además la posibilidad de abordarlo es muy concreta. Al principio me constó acomodarme a la idea porque ciertos ideales que traía de mi formación como artista seguían dando vueltas. Aún hoy sigo buscando la relación entre arte y diseño, entre la artesanía, el craft y la obra de arte. Me apasiona ese límite por momentos borroso.
–La serigrafía fue el medio para poder llegar al producto seriado y de carácter único. En ese momento hacía ropa interior y aprovechando el momento de mi vida liviano (sin famila, ni hijos) fabricaba en Buenos Aires y viajaba a España para vender. Luego el mercado pegó un giro y los precios para exportar fueron difíciles de mantener y entonces me volqué al mercado interno. Coincidió con mi etapa de madre y las ganas de hacer prendas para vestir a ellos. La serigrafía tiene el poder de reproducir lo que uno quiera comunicar: un diseño, un texto, una idea. Es un viaje único. Y una vez que la encontrás difícilmente la abandones. Hoy, muy abocada a mi función de madre, vestir a los niños me permitió estar más conectada con ellos. Verlos cómodos, con prendas de punto, con tejidos ciento por ciento algodón. Los accesorios deco también me apasionan porque también me apasiona todo lo que pasa dentro de la intimidad de cada casa. Cómo un objeto puede modificarte un espacio. Y luego están los talleres que me da la posibilidad de un intercambio, es el termómetro con la gente. Todo suma y todo se retroalimenta
–Cuando comencé con la línea para niños pensé en buscar unos personajes que acompañen las colecciones, entonces comenzamos a trabajar con la ilustradora Lina Boselli. Luego todo puede terminar en estampa: las gotas de la lluvia, troncos, juncos, piñas, flores...muchas veces es la naturaleza quien me inspira y de donde saco tramas.
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