Los vecinos de la Asamblea Parque Chacabuco convocan a una reunión pùblica para este domingo a las once, para informar cómo se logró que el gobierno porteño desista de estrenarles encima la ley de bares en plazas y parques, la triste ley 4950. Como se sabe, la movilización de los vecinos del barrio fue tal, que la semana pasada se anuló la licitación ya asignada y se dio marcha atrás con la idea, un raro caso en el que se escucha a los ciudadanos. En este caso, los argumentos eran lapidarios: lo que llamamos Parque Chacabuco es un fragmento del parque original, que fue recortado en loteos y barrios diversos, y está lleno de edificios de todo tipo, estacionamientos, escuelas, cementos varios y una brutal autopista. Y, más en el centro de las cosas, ya tiene un bar de 500 metros cuadrados, nada menos, y baños públicos.
La idea de la reunión, que se convoca como siempre en la esquina de Asamblea y Emilio Mitre, es contar cómo se dieron las cosas, un saludable ejercicio de transparencia de la asamblea hacia sus vecinos. Y también discutir cómo se sigue protegiendo el parque en una ciudad que tiene apenas 1,8 metro cuadrado de verde por habitante, menos de un quinto de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud y apenas un octavo de lo que consideraron realmente adecuado.
Mientras, no tan lejos del Chacabuco, los vecinos de la Manzana 66 no pueden creer el uso que les quieren dar a los terrenos ferroviarios desactivados por atrás de la estación Once. El llamado Parque de la Estación nunca termina de hacerse pero ya tiene su propia asamblea, que trabaja en solidaridad con la de la Plaza Almagro. Esos terrenos fueron convertidos por la ley 4494 en una Urbanización Parque, rezonificación que la Legislatura usó para evitar torres y loteos. Once es, se sabe, un barrio simplemente sin verde donde hay que caminar bastante para ver un poco de pasto con un banco, y donde la plaza es un lugar de paso abrumado por las masas de pasajeros del nodo de transporte.
Con lo que los terrenos sobre la calle Perón, una zona más residencial y menos comercial, son obvios para crear plazas y subir algún centímetro el verde por habitante, objetivo explícito del gobierno porteño. Pero la alarma de las asambleas es porque el flamante jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta anda pensando en mudar ahí a manteros y puesteros de la avenida Pueyrredón. La ambigüedad de la frase es porque Larreta habló del asunto en el programa de Mirtha Legrand y no en algún ambiente más institucional. Pero los vecinos captaron rápidamente que en el panorama mental del jefe de Gobierno los terrenos no son parque sino simplemente lotes vacíos, sin uso, donde vaciar algo que molesta realmente en una avenida que sí existe.
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