Sábado, 23 de abril de 2016 | Hoy
Una nueva etiqueta de diseño chilena que se proyecta con materiales regionales e ideas internacionales.
Por Luján Cambariere
Fundada por los hermanos Matías y Rodrigo Bravo junto a Sandra Pope en 2006, la etiqueta Bravo! forma parte de la nueva generación de profesionales chilenos que apuestan a comunicar lo propio y con ello conquistan el mundo. Revisión de materiales y tecnologías como pasaporte a los eventos internacionales más importantes del calendario de la profesión, del London Design Festival al Satélite de Milán y la feria Wanted Design de Nueva York. Movidas todas que, en su caso, vienen acompañadas de la pata comercial a través de importantes firmas comercializadoras como Mint Gallery en Londres, Monoqi en Alemania y Bélgica, y Galería Bensimon en París.
¿A destacar? La colección de contenedores La Familia, donde rescatan dos materiales muy típico de la región como la madera de lenga y el cobre, trabajados con una estética y funcionalidad simple y contemporánea. También la colección ‘Tacitas’, bellísimas piezas en piedra de río, y el proyecto ‘Tablas Polígono’ también en lenga y de líneas puras.
–Por lo general nuestro trabajo sorprende a la gente por lo simple y sencillo tanto a nivel material como en el plano constructivo y formal. Es diseño sin decoraciones y que busca la idea de no excederse, sino operar con lo necesario, una idea que obviamente se ve reflejada en el resultado y en la plástica de nuestros diseños. Me parece que esa manera de diseñar sin ovaciones le llama mucho la atención a la gente, sobretodo cuando en ocasiones estamos rodeados de elementos que se exceden y que buscan con urgencia llamar la atención por una lógica más formal.
–Más que una decisión caprichosa es una necesidad, dado que en Chile nunca hemos sido connotados artesanos. Por otro lado, a pesar de que tenemos valiosos sectores productivos, nunca hemos representado una gran industria. En este sentido, el diseño por lo general nunca se ha vinculado con naturalidad a la gran industria, sino a recursos más artesanales. De esta manera, le damos continuidad a esa lógica y basamos nuestros diseños en formatos que están pensados en recursos artesanales locales. Independiente del tipo de material, nuestro trabajo se trata de buscar buenos artesanos y pequeños talleres que trabajen bien las materias primas. De ahí en adelante, nuestro trabajo es sacarles el mejor provecho a través de nuestros diseños. En cuanto al material, aparece una lógica similar, en donde buscamos recursos propios de nuestro territorio y entorno local. Lo anterior bajo una lógica de sustentabilidad económica, social, cultural y medio ambiental. Creemos que no tiene mucho sentido basar nuestro trabajo en materias primas externas, pues se convierte en un proceso postizo y caro. Estoy convencido que esta lógica más sensible con nuestro contexto nos hace diferentes y probablemente es una de las variables que le entrega un carácter a nuestro trabajo y que permite que sea exitoso aquí y también fuera de Chile.
–Principalmente una mirada diferente, desprendida de lógicas y tendencias que pueden aparecer en Europa o Estados Unidos por ejemplo. Quizás esa variable que puede ser vista primero como una desventaja se convierte en una excelente oportunidad de trabajar de manera más libre y sin ansiedades. Me parece que en el caso de Chile, es una gran ventaja el hecho de estar “aislados” por la cordillera de Los Andes, el Océano Pacífico, la Antártida y el Desierto de Atacama. Son variables que nos entregan biodiversidad, independencia cultural, y que nos mantienen un poco más alejados de todo.
–Son varios, pero principalmente haber podido insertarnos en el circuito internacional, con muestras en importantes espacios como Galería Rossana Orlandi en Milán, Chamber en Nueva York, DesignJunction en Londres y Stockholm Furniture Fair. También tener nuestros diseños en importantes tiendas y galerías como La Rinnacente, Mint Gallery o Bensimon. Eso a nivel internacional.
En el ámbito nacional, haber desarrollado importantes proyectos de arquitectura interior como el centro cultural GAM, entre otros, y también de ser una plataforma nacional de diseño que permite articular en el mercado a diseñadores y a pequeños productores.
–Es difícil hablar de un sólo proyecto, creo que todos son importantes y de cierta manera nos sentimos orgullosos de todo lo que hacemos. Nos sentimos orgullosos de poder hacer lo que nos gusta todos los días.
–Estoy desarrollando una línea de iluminación para una marca en México y estamos a punto de cerrar una alianza para desarrollar varios productos para una marca en EEUU. Localmente estamos desarrollando algunos proyectos de arquitectura interior bien interesantes que nos permiten innovar con materiales y técnicas, además de trabajar en una escala mayor que siempre se agradece. Por último y a título personal, es decir fuera del estudio, estoy desarrollando junto al fotógrafo Cristóbal Palma una revista que trata temáticas de diseño, arquitectura y arte pero de manera muy natural y doméstica. Es una revista que se basa en historias y personas que se relacionan con las disciplinas. Se llama Mármol, está basada en Chile pero articula historias latinoamericanas, incluso hay dos que suceden en Buenos Aires en donde contamos con la ilustradora María Luque y también con Tomás Powell de Revista Barzón.
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