Sábado, 30 de julio de 2016 | Hoy
Por Marcelo Magadan
La prioridad peatón llegó a la porción sur del casco histórico de la Ciudad, la conformada por los antiguos barrios de Montserrat y San Telmo. Convengamos que la peatonalización de esa otra porción del mismo casco, la que se ubica al norte de la avenida. Belgrano, no es lo que podríamos definir como un modelo exitoso, ya que en el funcionamiento se han puesto de manifiesto una serie de fallas que hacen que las calles intervenidas resulten poco amigables, con porciones difíciles de transitar y, de a ratos, riesgosas para el peatón.
Por esta y otras razones este modelo no sirve para tratar a algunas de las arterias más emblemáticas de la ciudad, como las de San Telmo y Monserrat, justamente porque allí se está operando sobre un paisaje histórico, donde calles y aceras con sus características de diseño y terminaciones son componentes de un alto valor patrimonial que definen el carácter del espacio.
Por otro lado, la nivelación de calzadas es una acción innecesaria para resolver la peatonalización del área. La ecuación: “menos autos-más peatones” se puede lograr sin tener que cambiar los pavimentos históricos, es decir de un modo más prudente y respetuoso desde el punto de vista patrimonial. Este hecho indica, una vez más, la falta de consideración de esa variable la patrimonial por parte de los funcionarios, así como la ausencia de especialistas en conservación en el planteo y la resolución del proyecto, una cuestión grave en la medida en que se está operando sobre el casco histórico de la ciudad.
Como se ven en las fotos, el Pasaje 5 de Julio acaba de perder su adoquinado centenario, levantado a fuerza de pala mecánica y retirado del lugar con rumbo desconocido, para ser reemplazado por un invento moderno conocido como granitullo, colocado de forma tal que ya no se diferenciarán vereda y calle, generando una imagen falsa del lugar. Otra alteración la conforma la incorporación de árboles en el medio del pasaje en un lugar donde nunca los hubo, generando además interferencias visuales con el paisaje urbano. Esto muestra además la falta de estudios históricos previos.
Aclaremos que el adoquinado que se acaba de remover estaba en perfectas condiciones de conservación, en un pasaje donde la circulación vehicular ya había sido limitada mediante la colocación de mojones. En el 5 de Julio la obra está a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte del GCBA y tiene, para los vecinos, un costo de $ 3.788.184,88.
Otras cuadras sufrirán un daño similar a partir del retiro de uno de los elementos antiguos que han permanecido en el sitio durante el último siglo: los adoquines de sus calles. Una vez más, se destruye patrimonio urbano de la ciudad, y lo que es peor, empleando fondos públicos.
El autor es Mg. Arq. y Vocal de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
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