La Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos acaba de firmar un convenio con la municipalidad de Tucumán y con el Instituto Histórico de la Universidad local que puede sentar un precedente de aquellos. La titular de la Comisión, Teresa de Anchorena, estuvo esta semana por allá participando del encuentro de ICOMOS Argentina, que reunió gente de todo el país. Y, camino a Mendoza, se entusiasmó con el convenio. Resulta que San Miguel de Tucumán es la única Ciudad Histórica del país y está desarrollando ideas nuevas para preservar su patrimonio edificado, que incluye piezas especiales como la Casa de la Independencia y maravillas como su Casa de Gobierno, por mencionar un par. La idea es que la Comisión ayude con asesorías de cualquier tipo al esfuerzo por preservar y restaurar el patrimonio de los tucumanos.

Bastante en contraste, la Comisión se ocupó este lunes del grave caso de la cárcel de Córdoba, amenazada de daño irreparable por un proyecto del gobierno provincial que implica una demolición tan amplia como inexplicable, con el reemplazo de pabellones de época por otros de vidrio y acero. En el plenario del lunes, el vocal de la Comisión Fabio Grementieri presentó un video e información sobre la Penitenciaría diseñado por Francesco Tamburini. Grementieri es un experto en restauración y en arquitectura patrimonial, y destacó la originalidad del panóptico creado por el gran italiano que terminó la Casa Rosada, arrancó el Colón, fue el primer director nacional de Obras Públicas -idea de Roca- y sembró esta tierra de joyitas. La Comisión escuchó el informe de valoración del especialista francés Bernard Toulier y el dictamen del Consejo Asesor de Patrimonio de la Ciudad de Córdoba, que solicita la conservación integral con todos sus componentes del conjunto.

Viendo y escuchando, la Comisión coincidió en que el edificio tiene “alto valor patrimonial”, es “único en el país por su diseño y estado de preservación” y es un “testimonio excepcional de la arquitectura carcelaria, además de otros valores de memoria e identidad sociales y religiosos”. No sólo por el siglo y pico que tiene y por haber alojado un antro de torturas y prisioneros políticos sino porque el Cura Brochero, en pleno proceso de beatificación, daba misa allí. La conclusión fue que esta cárcel amerita ser declarada Monumento Histórico Nacional y por lo tanto la Comisión solicita “a las autoridades provinciales y municipales de la provincia y de la ciudad su preservación integral y la presentación del proyecto de refuncionalización en estudio”.