Sáb 13.09.2003
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Sobre las ciudades

Una exposición en el Marq permitió ver la experiencia del planeamiento arquitectónico y urbano en Israel.

Por Matías Gigli

Una reciente muestra en el Museo de Arquitectura permitió ver la experiencia de un pequeño país como Israel, donde se encara la planificación urbana como estrategia de crecimiento. La muestra del museo de la torre de aguas aporta pautas para entender el significado y la importancia que en otras regiones del mundo les dan a elementos tan naturales para nosotros como son el suelo fértil y el agua. Sintetizando: desde una ciudad como Tel Aviv, con sólo cincuenta y tantos años de vida, hasta Jerusalén, de edad indeterminada, son materia de crecimiento y tienen problemáticas diversas. Ambas crecen y ambas son continuamente materia de estudio y diseño.
Por su problemática peculiar, en Israel existen dos niveles de planeamiento estratégico, uno urbano y otro rural. En el campo, se impulsa el uso intensivo de la no muy abundante tierra fértil, centrado en los kibbutz. Otra manera novedosa de organización económica y social, y por ende arquitectónica, es el moshav. En estas entidades, las familias granjeras cultivan y explotan su tierra individualmente pero comparten cooperativamente servicios centrales y la venta de sus productos. La organización resultante del espacio resulta en sitios como, por ejemplo, Nahalal, una verdadera ciudad radial al estilo Le Corbusier.
La expansión urbana tiene una peculiaridad. En lugar de que las ciudades simplemente crezcan expandiendo su trama urbana con mayor o menor premeditación, se crean nuevos polos de crecimiento alrededor de centros cívicos con el equipamiento necesario para los nuevos habitantes.
Es así como en Jerusalén existen tres anillos de diferentes épocas. En el centro, la ciudad inmemorial, con su actual fisonomía heredada del dominio otomano. Alrededor, la ciudad “Nueva”, de los siglos XIX y XX temprano. Más allá, las vastas urbanizaciones semiautónomas contemporáneas y rigurosamente planificadas.
Tel Aviv, en cambio, es una ciudad moderna nacida bajo el signo de la Bauhaus traída por la primera camada de arquitectos del todavía no nacido Estado, todos alemanes. La impronta todavía se ve en el planeamiento urbano y en tantos edificios del centro de la ciudad, y en el “radialismo” de sus suburbios más antiguos, en el lado norte.
El planeamiento, sin embargo, tienen sus límites: la arquitectura israelí pasa la raya del eclecticismo que toma elementos árabes y españoles, sin encontrar una línea que realmente aúne su arquitectura y le dé individualidad propia.
Julio Keselman, un conocedor de la arquitectura y el urbanismo israelíes, fue quien trajo la muestra al Marq.

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