Sábado, 24 de septiembre de 2016 | Hoy
Florencia Bauzá y Carolina Vagliente crearon la marca Enamorada del Muro, un rescate del empapelado con creatividad.
Por Luján Cambariere
Una amistad de años e inquietudes en común treparon literalmente a las paredes a través del emprendimiento Enamorada del muro, que desarrolla vinilos decorativos y murales desde una mirada contemporánea. La diseñadora gráfica egresada de la UBA Florencia Bauzá y la publicista Carolina Vagliente tienen el plus de sumar bellos y originales diseños, muchos inspirados en la naturaleza y diversas temáticas. Además del trabajo de ilustradores reconocidos de la escena local. Otra forma de intervenir la pared a puro color.
Florencia Bauza cuenta que nació en La Plata, es la tercera de seis hermanas mujeres y de chica vivió un tiempo en España. “Tengo papás muy inquietos y allá durante los años de nuestra estadía todos los fines de semana recorríamos pueblos y ciudades en busca de museos, iglesias, monumentos y lugares históricos. Entrábamos todos en un Renault 12 rural rojo y lo que de chiquitas vivíamos como un hastío, es lo que más les agradezco porque marcaron un poco mi vocación. Como pasiones aparte del diseño, amo las expresiones artísticas en general. Desde los cinco años voy a talleres de plástica y cursos de historia del arte. Estudié diseño gráfico en la UBA, donde fui ayudante de cátedra en las materias tipografía Longinotti y Medios Expresivos Groisman. Durante la carrera trabajé varios años en la curaduría de Arte del Ministerio de Educación de la Nación donde me encargaba de todo lo relacionado al diseño y de la organización de talleres para chicos. Luego de una beca en Francia, trabajé unos años en Superestudio, haciendo diseño editorial con gente súper talentosa, esos que hacen que el trabajo se convierta una segunda facultad. Después hice diseño para Circus Marketing, una agencia mexicana, para la que trabajaba online, en los primeros años de maternidad, que era lo mejor que me podía pasar”.
–Con Caro nos conocemos desde los seis años. Hicimos la primaria y secundaria juntas. Su marido tenía un plotter que imprimía y en Argentina todo lo que había en materia de vinilos nos parecía feo, así que se nos ocurrió generar un emprendimiento en base a eso. Hasta entonces, lo que era vinilo para decoración se limitaba bastante a formas en colores plenos –círculos, cuadrados con las puntas redondeadas–. Y todo lo que era impreso, con diferentes colores se aplicaba más a publicidad. Fuimos armando una primera colección, todo en vinilos de troquelados impresos y también probamos unos primeros murales para empapelar toda una pared, algo que en ese momento prácticamente no existía.
Para entonces, “Caro estaba terminando su licencia por maternidad y le parecía imposible volver al ritmo de trabajo de una agencia con su bebé. Yo seguía trabajando para la agencia mexicana desde casa. Así que arrancamos. Al principio vendíamos a amigos, pero enseguida se armó la rueda. El boca en boca fue el puntapié inicial para que empezara a funcionar. Yo dejé de trabajar para la agencia y me dediqué casi cien por ciento al proyecto. Al principio trabajábamos desde nuestras casas, después nos prestaron un garage en la casa de mis papás y al tiempo ya alquilamos el primer estudio en Núñez. Hasta ese entonces éramos Caro y yo y se había sumado Carla, que es diseñadora industrial. Más tarde llegó la hora del local. Hoy estamos en un lugar soñado, frente a una plaza hermosa en un barrio que parece suspendido del caos de la ciudad. Todo se fue dando, un poco de suerte y mucho esfuerzo. Hace poquito se incorporó al equipo Eribel, amiga nuestra desde primer grado también. Ella es psicóloga, siempre trabajó en relación de dependencia para bancos, en el área de capacitación y desarrollo. Pero el tipo de trabajo que llevaba no era compatible con su ideal de vida. Así que vino con la idea de generar propuestas para empresas y acá está desde entonces”.
–Hasta hace poco la idea de empapelar un ambiente estaba asociada a la casa de la abuela, casi como un sustituto de la pintura. Ahora hay una vuelta al papel desde otro lado. Por ejemplo se suele empapelar una sola pared de un ambiente, no las cuatro, y por eso la gente se la juega más al momento de elegir diseños. Quizás antes se pensaba en comprar algo para que durara toda la vida, que combinara con el resto de todas las cosas que se vayan a adquirir después, y ni siquiera existía la variedad que hay ahora en cuanto diseños. Lo mismo pasa con las paredes, darles esa impronta personal está buenísimo. Los diseños que siempre nos piden y en los que la gente juega más libremente suelen ser los cuartos de los chicos. Es tan satisfactorio ver la felicidad en la carita de los chicos cuando entran a su cuarto y ven un mural. Diferente cuando vienen clientes para pensar un mural o empapelado para habitaciones de adultos. Piensan en algo que les dure para siempre, que no se cansen, que no sea muy colorido o muy naif, que combine con todo lo que hay, que no oscurezca mucho.
–A nosotras nos encanta la onda holandesa, los patterns coloridos. Nos gusta mucho el color y poder transmitir calidez. Solemos diseñar todo nosotras y también nos encanta convocar a ilustradores o diseñadores que aportan otra estética a la marca. Tuvimos una primera camada de diseños de autor en las que convocamos a Ana Sanfelippo, Betania Zacarías, Ana Penas José Saccone y Mundo Bu. Después una segunda camada en la que convocamos esta vez para diseñar patterns para empapelados, de nuevo a Sanfelippo (muy amiga de la casa), Marina Haller, Mariana Pupé Pereyra y Luli Bunny.
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