Sábado, 20 de septiembre de 2003 | Hoy
Entre la Patagonia y el Almacén de Flores, la estética mínima y elegante de Daniela Rayneli.
Por Luján Cambariere
Al sur del sur
Siempre me gustó mucho el diseño. Cuando terminé
la secundaria, estudié unos años arquitectura, carrera que abandoné
al irme al sur. Ese paisaje influyó mucho en mi gusto por las plantas
y en mis diseños florales. Allá, cuando algo florece, lo hace
de a miles y eso lo convierte en un suceso imponente. En noviembre, no podés
dejar de enamorarte de las retamas, manchas amarillas que lo cubren todo. Mientras
que en pleno verano, el pueblo entero se llena de rosas de los tonos más
variados. Esa abundancia hace que uno perciba la naturaleza de otra forma,
cuenta Rayneli.
Estando allá decidió estudiar paisajismo e hizo en jardines y
hoteles sus primeros ensayos en el oficio. Al poco tiempo instaló dos
locales en Buenos Aires y comenzaron los viajes. Creo que una de las claves
de mi trabajo es que tanto en mis jardines como en la florería rescato
esa estética del sur. Esa simpleza que se vuelve imponente, suma.
Si uso un color o una especie, trato de hacerlo en cantidad, intentando
sorprender todo el tiempo. Cuando empecé, también me interesé
por ciertos detalles como los cristales y piedras (cuarzo rosa o lechoso, ónix
negro y verde) y comencé a sumergirlas en el agua. A clavar un pimpollo
y a disfrutar de la simpleza y la luz de esas formas, detalla. Hoy, otro
de sus desafíos pasa por buscar nuevas alternativas a las especies de
plantas y flores existentes. Así, desde su plantación trabajan
rosas inglesas, filodendros enormes, calas Lilly y distintos bulbos de narcisos,
junquillos, liliums, azucenas y peonías, entre otras.
Tendencias y otras especies
No creo mucho en las tendencias. Prefiero pensar en diferentes estilos.
Yo viajé mucho y eso me hizo dar cuenta de la importancia que se le da
a los arreglos florales en otros países. Los americanos, en general,
son muy ostentosos y en Europa, más tradicionales. En Berlín me
sorprendí de ver que no sólo estaba lleno de florerías
sino que todas eran muy parecidas a mi Almacén de Flores. En todas se
ocupaban muy bien del packaging de los arreglos y, aunque eran también
muy chiquitas, todas tenían dentro de su estilo, un clima muy especial,
cuenta.
Hoy mandan los arreglos simples, composiciones que guarden armonía con
el recipiente y el entorno. ¿Reglas para preservarlos? Elegir flores
frescas, de buena calidad, y tener ciertos cuidados como no colocarlas al sol
directo, cambiar el agua día por medio y cortar los tallos con la misma
frecuencia. A la hora de preparar o regalar, valen otras advertencias: Si
estamos pensando en un arreglo para mandar a una maternidad, generalmente se
piensa en algo que no tenga mucho polen ni mucho perfume. Para centro de mesa,
tenemos que pensar que sea lo suficientemente bajo o transparente para que no
interrumpa la visión de los comensales y que no tenga perfume para que
no interfiera en los aromas de la comida. En cambio, para la entrada de una
casa o un toilette generalmente se usan flores perfumadas que le den un toque
agradable, como de bienvenida. ¿El toque personal? Los ramos
o arreglos producidos en un recipiente especial macetas de opalina, cemento
alisado, gres, cubos de madera y todo tipo de probetas que uno pueda conservar,
remata. n
Almacén de Flores: Olga Cosettini y Macacha Güemes, Dique 3, Puerto Madero, Capital Federal; y Diego Carman 45, planta alta, San Isidro; 4700-1313, [email protected]
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