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Cómo hacer arte para chicos? Una de las respuestas posibles es “bajo la forma de juegos”. Es la que ensayó un grupo de escultores y artistas plásticos europeos en una exhibición reciente en Las Tullerías de París.
Platos voladores de vibrantes colores, un tobogán acrílico y transparente, una pared azul con platos giratorios, laberintos de grandes fibras, una extraña flor con pistilos colosales, fueron algunas de las piezas exhibidas. Todas las obras son de plástico.
La idea fue de la arquitecta y diseñadora de interiores Martine Bedin, que invitó a participar, entre otros, a Ettore Sottsass, Andrée Putman, Ron Arad, Piotr Sierakowski, Mathilde Brétillot, Frédérique Valette, Daniel Wnuk y Michele de Lucchi. El concepto básico de Bedin fue que los juegos infantiles apenas han cambiado en décadas, y que ya era hora de experimentar con nueva tecnologías y diseños actuales.
Los juegos resultantes estimulan sensorialmente, con zonas blandas y duras, con aristas y redondeces, con espacios para “imprimir” el cuerpo en “montañas”. Hay un extraño minigolf, hay lugares algodonosos para revolcarse, hay cosas para trepar y saltar. La muestra está rodeada por una especie de muralla de sillas para leer creadas por Martine Bedin en resina, que ilustran cuentos infantiles y, en muchos casos, directamente contienen el texto completo en su superficie: un asiento de lectura que, literalmente, puede leerse.
La muestra, pensada para chicos menores de seis años, pasará a recorrer varias ciudades europeas, siempre al aire libre. La idea es probar dos cosas: que los equipamientos de jardines de infantes y plazas son “prehistóricos” y que estos nuevos diseños se bancan perfectamente la intemperie y a sus pequeños y destructivos usuarios.