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Sábado, 22 de noviembre de 2003

CON NOMBRE PROPIO

La cáscara de buey

La arquitecta Daniela Davidovich creó un nuevo material que resulta en muebles y objetos notables por su textura. El material tiene el curioso y personal nombre de “cáscara de buey”.

Por Luján Cambariere

Arquitecta, escenógrafa, diseñadora de muebles, productora de revistas y pintora, Daniela Davidovich no teme tener vidas profesionales paralelas siempre que el eje sea el diseño.
Si bien siempre quiso ser arquitecta (de chica jugaba con los Mil Ladrillos y esas cosas), también regó su faceta de desarrollo de productos y objetos. Se especializó en interiorismo, hizo murales (varios para Casa FOA) y muebles, trabajó en una empresa familiar (una pyme especializada en electrodomésticos) y en el 2001 decidió volcarse a la pintura. Su primera muestra de cuadros de técnica mixta de acrílico y collage fue el disparador y puente a la creación de utilitarios –cajas, floreros, cuencos, espejos– con un material original, la cáscara de buey, que ella inventó.

Nuevo material
“El material que uso, lo creé y bauticé yo misma. Se llama cáscara de buey y está hecho en base a una técnica que usa el cartón, papel y algunos ácidos y pigmentos que generan un acabado especial que me permiten producir utilitarios de corte bien minimalista, donde la textura es la gran protagonista”, explica Davidovich.
En un principio, sus piezas –cajas de té y portaCDs– se remitían a los orígenes. Jugaba con los tonos tierra y copias de grabados de manuscritos antiguos. Al poco tiempo llegaría el color envejecido y una propuesta más lúdica que cobraron vida en otras piezas. Así, floreros cuadrados con alma de vidrio o PVC, la línea bolas –floreros, objetos y cuencos–, juegos de mesa como el Ta Te Ti, porta-bouquets, platos de sitio, bandejas y espejos salen de su taller que tiene mucho de artesanal, pero también de industrial. “Siempre estandarizo el producto. Cada uno tiene su moldería, sistema de armado, forrado y procesado. Por eso lo defino como arte utilitario para todos ya que, si bien tiene un proceso, es una obra manual”, explica.
¿El material? “La cáscara de buey es como las personas. Da la sensación de ser muy dura por fuera. Algunos hasta la confunden con madera, pero cuando te acercás, te dan muchas ganas de acariciarla. Y si bien no es blanda, no es tan rígida como aparenta. Cálida y resistente, ayuda a generar una nueva propuesta en un mercado poco acostumbrado a ver nuevos materiales”, señala.
Así, sus objetos de formas puristas abrevan de su material, pero de las últimas tendencias en su morfología. “Soy muy obsesiva. Estudio todos los catálogos internacionales para ver por dónde pasa la tendencia. Y sobre todas las cosas, sigo muy enamorada de la cáscara de buey”, detalla. Ahora está en la etapa de combinarlo con otros materiales como resinas, cuero y vidrio, y de fusionar con sus muebles de madera mediante una especie de forrado con un laqueado especial. “Consolidar el material, exportar, pero sobre todo seguir transmitiendo mi personalidad a través de mis objetos, son metas a alcanzar”, remata. n
Daniela Davidovich: 15-4087-2005, [email protected]

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