CON NOMBRE PROPIO.
Cerámica + Arte es el local que reúne los trabajos de las ceramistas Emma Gargiulo y Laura Daltoé en La Cumbre, Córdoba. Y quizás es también lo que mejor defina sus respectivos trabajos.
Por Lujan Cambariere
Las dos toman la arcilla como punto de partida y la trabajan con distintas técnicas y en muchos casos, propósitos. Mientras Daltoé aclara que lo suyo son los utilitarios y los piezas decorativas, Gargiulo, con una amplia trayectoria artística, suma esculturas, cuadros y objetos. Las dos aportan cosas bellas para tener a mano. Fuentes, bandejas, bols, ensaladeras, cazuelas, tazones, juegos de café, de té y de licor, jarras, platos y juegos de sushi, de indiscutible sello propio y creados en el corazón mismo de la sierra cordobesa.
Gargiulo empezó a pintar desde muy chica y en los 80, recién llegada de Europa, pasó a la cerámica como forma de vida. Construyó su primer horno a leña con planos japoneses y en el ‘89 fue becada en Japón para ahondar en la técnica del novorigama. “Una forma de manejar el fuego totalmente diferente porque es uno, con su experiencia y conocimiento del color o la intensidad de la llama, quien provoca distintas características y riquezas en el esmalte. Lográs transparencias y sutilezas. Los pigmentos se expresan aunque el material (arcilla blanca con engobes y esmaltes) y las formas de abordarla –trabajo a mano, en torno y con planchas– sea el mismo”, cuenta.
Otro factor diferencial de su obra es que decora con la técnica mishima que consiste en incrustar el diseño dentro de la pieza fresca, no con el pincel superficial. Así crea desde vajilla, cajas o fuentes, hasta esculturas u objetos que combina con plomo, madera, alambre o hierro. ¿Por qué cerámica? “Hay una afinidad con esa cosa medio atávica, que de una cosa informe a la que te enfrentás, se troque en otra. Además es muy dúctil, la siento femenina y tiene un campo de acción enorme. También es traicionera, porque tenés toda la lucha de que se rompe, el secado. Realmente hasta que tenés la pieza lista pudo haber pasado de todo”, confiesa.
¿Divide el arte de lo utilitario? “Se mezclan todo el tiempo. De repente estoy haciendo un encargo de vajilla y termino trabajando en una pieza especial o al revés. Esa palabra utilitario, tan categórica y dramática, de lo que usás, es descartable y se rompe, no me gusta. La idea es que la gente comparta en su vida cotidiana un objeto accesible pero bello. Una pieza que tuvo una concepción, una intención, así sea un cuenco. Que podamos zafar de esa cosa numerada”, detalla. ¿Trabajar en la sierra? “Produce cierta alquimia del lugar donde estás con toda tu cosa interior. Porque además la naturaleza siempre es un misterio y en tantos años que estoy acá (más de 32) creo que ya formo parte de ella.”
Laura Daltoé era masajista, especialista en shiatsu, y estando en París en el ‘77 tomó un curso de alfarería. Desde entonces, cambió los músculos por el barro. “Lo que yo hago es tornear. Dentro de la alfarería tengo dos líneas. La vajilla y la línea de baño –azulejos, bachas y accesorios– en terracota (arcilla roja de la zona con una mezcla de óxidos en azul y negro)”, detalla. Y por otro lado, hace objetos decorativos con raku, técnica milenaria japonesa, usada en Oriente para la ceremonia del té. “Y que tiene la particularidad de sacar la pieza cuando el esmalte se está fundiendo alrededor de los 900 grados. Con el contacto con el exterior, la diferencia de temperaturas, produce un craquelado, una reducción, que genera la composición única de cada pieza”, detalla.
Cerámica + Arte: 25 de Mayo 216, La Cumbre, Córdoba, tel.: 03548-492005,
www.ceramicamasarte.com.ar,
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