El tiempo del trabajo
Por Matías Gigli
En 1972 Víctor Grippo construyó un horno de barro en la renovada Plaza Roberto Arlt. Lo hizo en el marco de la exposición Arte e ideología lanzada desde el CAYC, junto al Grupo de los Trece. El acto fue un verdadero testimonio que explica cuál era el campo de acción que Grippo sentía como propio. Muy cerca del hacer del constructor, desde el lugar del que tiene manos y las usa.
Ya en 2004, la obra de Grippo es expuesta en el Malba. Otros tiempos, nuevos escenarios. Aún resiste.
Desde el concepto, Grippo explica lo obvio: la nobleza del trabajo manual, el orgullo de manejar correctamente una herramienta, el saberse hacedor de cosas necesarias. Es un puente tanto hacia nuestros orígenes. Su obra es potente cuando no organiza formas, cuando no intenta deliberadamente materializar cosas bellas, cuando simplemente deja que elementos devenidos en huellas se expresen y lleven a la reflexión.
Desde el concepto fue de a poco llegando a formas y composiciones complejas: cuasi cuadros, cuasi esculturas. Sin embargo, nuevamente la unificación en blanco aleja a toda organización de cualquier camino hacia lo textual.
Es interesante encontrar en Víctor Grippo a un hacedor de preguntas y reflexiones. Los arquitectos estamos sujetos y dependientes de la materialización de nuestras ideas al trabajo del esfuerzo de muchos artesanos. La obra expuesta es un llamado a la valoración y a la delicada vinculación de todos los saberes. Un carpintero sabe de maderas, de clavos y de martillos. El albañil tiene sus materiales y su mundo. La obra de Grippo nos da tiempo para reflexionar sobre el valor del trabajo y de nuestros productos.
Además desacraliza al artista y se conmueve por el esfuerzo del artesano. Vuelve a geometrías simples y vincula formas y materiales con el tiempo. Grippo se vincula con la arquitectura desde el momento en que entendió y explicó que una mesa vacía es a su vez contenedora y generadora de un espacio.
Grippo en el Malba sigue generando energía, no sólo por las papas y su constatación en la aguja móvil de un tester sino porque logra transmitir ese entusiasmo vital necesario para encarar una tarea con el tiempo y la dignidad que muchas veces olvidamos.