El moderno San Martín
› Por Matías Gigli
Desde hace pocos años el concepto de puesta en valor y restauración fue ocupando un lugar de importancia en la forma de encarar y entender la obra construida. Clásicamente asociada a la preservación de lo viejo, la restauración tomaba campos dentro de la arquitectura pero rara vez era llamada a intervenir en obras que superaran la producción de las primeras décadas del siglo pasado. Esta falta de criterio conservacionista llevó, por ejemplo, a perder gran parte de las obras realizadas en la década del cuarenta y a alterar otras sin detenerse a investigar si se estaba cambiando la concepción original de una obra con las nuevas intervenciones.
Se puede hacer una lista de buena arquitectura moderna pasada por la piqueta: quedan contados ejemplos de las estaciones de servicio que A. U. Vilar diseñó para el Automóvil Club Argentino y recién ahora se incluye la vandalizada y abandonada casa del Puente de Amancio Williams, en Mar del Plata, en un programa de restauración bonaerense (ver aparte). En ese marco de depredación, no sólo son las demoliciones las victimarias, sino también las constantes modificaciones que se hacen de las obras hasta hacerlas perder todo rasgo original.
Desde hace poco tiempo, y en especial por influencia del DO.CO.MO.MO. (Documentar y Conservar el Movimiento Moderno), organismo internacional que se ocupa de difundir, catalogar y hacer énfasis en la preservación del patrimonio construido moderno en todo el mundo, se consiguió instalar en nuestro medio la importancia del tema. El Teatro San Martín fue valorado especialmente por el DO.CO.MO.MO. y es parte de su lista de ejemplos mundiales, en la que hay sólo cinco obras argentinas.
Desde la Dirección General de Infraestructura de la Secretaría de Cultura porteña se encaró desde el 2000 un plan de restauración y modernización de la obra de Corrientes 1530, que los arquitectos Mario Roberto Alvarez y Macedonio Oscar Ruiz diseñaron en 1955 e inauguraron el 25 de mayo de 1960.
La Dirección elaboró un Plan de restauración, puesta en valor y actualización del teatro, que se complementa con otro para el Centro Cultural sobre Sarmiento, también de Alvarez y proyectado y construido entre 1960 y 1970. Los dos edificios conforman una unidad de criterio para tratar el conjunto. Todo el proyecto tiene financiamiento del BID.
El plan abarca en su primera etapa la renovación integral de carpinterías de la fachada, cubiertas y revestimientos exteriores, y el recambio de la instalación sanitaria, de gas e incendio, además de los ramales eléctricos, aires acondicionados y ascensores. Se prevé la remodelación integral del cuarto al décimo piso. También va a haber intervenciones en la Sala Cunill Cabanellas y una ampliación del taller de escenografía y de la sala de ensayos del cuerpo de ballet contemporáneo.
Además, acaba de ser inaugurado el Centro de Documentación de teatro, danza y música que incluye sala de lectura para el público e investigadores que contará en un futuro con equipamiento de consulta digital. Esta obra fue financiada con un aporte de la Fundación Costantini (foto superior).