Sábado, 14 de agosto de 2004 | Hoy
Una organización de diseñadores y pequeños productores promueve el diseño, lo didáctico y la producción nacional creativa.
Por Luján Cambariere
Imaginación, creatividad,
libertad, identidad, interacción. Palabras que resuenan desde la web
de A Jugar, una asociación de muy reciente formación que busca
promover y difundir el juego didáctico y el juguete de producción
nacional. Su historia comenzó a raíz de un seminario en el marco
de la muestra Jugueteando 2003 del Centro Metropolitano de Diseño. Muchos
participantes fueron con más dudas que certezas (no de su trabajo sino
de la gestión del diseño: canales de comercialización,
publicidad) y a partir de ahí decidieron aunar esfuerzos.
Hoy son 25 etiquetas las que forman la Asociación Productores de Juguetes
Argentinos. Muchos llegan del diseño, otros de la pedagogía o
la educación. Todos somos pequeños productores. Esos que
para la Cámara del Juguete no revisten importancia ya que no entramos
en las jugueterías tradicionales, que más que jugueterías
hoy son supermercados del juguete cuenta Paco Dolz, pero que vemos
en los juguetes su carácter formador y hasta de sanación.
Compañeros de
viaje
Es la definición que tienen en El Juguetero, cuya especialidad pasa por
recuperar algunos de los clásicos de la infancia. Provistos con madera,
tela y papel hacen caballos, baleros y juegos de canicas que conmueven a chicos
y grandes. ¿La unión hace a la fuerza? Sí, podemos
tener políticas de comercialización conjuntas, compras comunitarias,
información y conocimientos compartidos. Y el apoyo moral. El emprendedor,
en general, está solo, explica Verónica Carman.
¿Las mayores dificultades? La competencia. Es imposible bajar los
costos a los niveles de los importados cuando nosotros priorizamos la calidad
y el diseño.
Natalia Sterlino, de Indigo, produce kits para que los chicos armen sus propios
juegos títeres de dedo, móviles, libros como alternativa
al juguete en serie, coincide con su colega de la Asociación. Aunque
trillado, eso de que la unión hace la fuerza es real, explica.
Juntos logramos acciones más intensas en cantidad y calidad. El
ser emprendedor implica estar atento a demasiados frentes (producción,
diseño, comercialización, proveedores) que dividimos por comisiones.
Con respecto a las dificultades, la primera es la falta de información
y educación de los padres acerca de la importancia del juego en la niñez.
Un niño es lo que juega.
Sin dudas, el chico aprende acerca de sí mismo y del mundo que
lo rodea a través del juego. El contacto y desarrollo con los juguetes
es el medio que usa para ese aprendizaje. Este desconocimiento de algunos padres
limita el mercado y hace que sea difícil la comercialización porque
eligen sin conciencia. Y acá generalmente entra en juego el juguete chino
que no sabemos quién lo hace, ni cómo, ni si es seguro, pero que
vuelve a entrar y más barato. Los juguetes que proponemos, en principio
traen una identidad. Son de una persona que pone sus manos, su mente y corazón.
Son juguetes de autor. Aportan materiales nobles e ideas para que los chicos
armen y construyan posibilitándoles que mañana puedan también
construir sus vidas creativamente.
Claudia Rofman, de Juguetes Clap, coincide con que estos juegos incentivan
la creatividad e imaginación a partir de objetos de elaboración
sencilla pero creados y fabricados sobre diseños que le permiten al chico
ser el actor principal y al juguete el vehículo que posibilite ese enriquecimiento.
Rofman tiene en su haber la serie Animaloquitos, una caja con animalitos
separados por la cabeza, cuerpo y cola que permite armarlos inventando nuevas
especies; Tramas Marinas, un set con peces y cordones de colores
para enhebrar y desenhebrar; y Espumitas, con sellos de esponja
y témperas de colores.
Otros miembros de la Asociación son Los Juegos del Caracol, con puzzles,
memo-tests, dominós y juegos con números realizados por la ilustradora
de libros para chicos Paula Spritz; Los muñecos Paisa que por su vestimenta
se identifican o representan la identidad argentina actual, y fueron creados
por Inés Casarino; Juguetes Conceptuales, que a los tradicionales de
arrastre suma bancos y una original mesa herradura de encastre, con 78 piezas
de tornería.
Por último, entre otros, está Gabriel Glotzer de Conceptoys, que
ofrece encantadoras cañas de pescar con imanes y bancos de carpinteros
desarmables y un testimonio contundente: Los juguetes están muy
asociados al acto de regalar y lamentablemente hoy, en la mayoría
de los casos, el tema se reduce sólo a un compromiso, sin importar lo
que se regala. Yo tengo hijos y días pasados una pareja amiga nos visitó
y les trajo regalitos. Eran de origen chino de pésima calidad y terminación
que no duraron más de cinco minutos después de ser desenvueltos.
Pero los visitantes habían quedado bien con nosotros, los padres. La
meta, creo, pasa por erradicar la cultura del juguete/regalo berreta y reemplazarla
por la cultura del juguete/regalo útil y duradero. Ahí es donde
nuestros juguetes, valga la redundancia, entran en juego n
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