En torno de la casa
› Por Matías Gigli
Sebastián Adamo y Ricardo Fernández Rojas ganaron el concurso Casa Knauf 2004, organizado por la SCA. El trabajo ganador, fundamentado desde la letra, tiene la virtud de haber despojado de formas, modos de usos y jerarquías ya remanidas y todavía recurrentes para solucionar el problema de la vivienda.
Adamo y Fernández Rojas se preguntan cómo debe pensarse la nueva casa. ¿Deben asumirse los programas convencionales del habitar, teniendo en cuenta el comportamiento diferencial de la noción misma de familia? Y por último, ¿se puede repensar la casa con los valores y los argumentos de la estructura doméstica clásica? Tal vez no.
“Más que una casa proponemos un sistema organizativo –táctico más que operativo, abierto más que inclusivo–, que permita ir creando unas unidades habitables indiferenciables que, a la postre, se constituyan como casa”, explican los autores. “Cada unidad habitable, si bien responde a una posible tipificación programática, es de uso indeterminado: flexible y ambiguo. Así, la unidad de descanso puede ser un ámbito de estudio, o un sector de juegos; la unidad de trabajo puede ser la asignada o cualquier otra disponible en el entramado del sistema. El sector central estará destinado a la unidad de sociabilización o de encuentro. Un espacio generoso, neutro e informal capaz de mutar de acuerdo con el crecimiento y con las actividades comunes emergentes del núcleo socio-familiar. A ambos lados unos patios temáticos, convenientemente dispuestos, a la vez de dotar de luz natural al sector central, permiten incorporar ecológicamente la naturaleza en el seno mismo de la vivienda.”
Como el concurso fue convocado por la empresa de construcción en seco Knauf, tenía como premisa desarrollar la vivienda utilizando sus productos. El sistema se basa en un módulo estructural-espacial de 3,20 x 3,00 de lado, que se vincula con el sistema Knauf de cerramientos de tabiquería, de modo de unificar en una única opción visual cerramiento y estructura. Los módulos se adicionaron de acuerdo con las necesidades y siguiendo el crecimiento sugerido en la propuesta. La cubierta se especificó de chapa y se previó para el interior el sistema de cielorrasos suspendidos Knauf.
Al equipo ganador, ya reconocido por la primera mención honorífica obtenida en el Concurso Plaza Estado del Vaticano en el 2001, le siguieron con dos menciones María Celeste Vasta y Leonardo Militello y Laura Dichello. Los jurados fueron Alberto Varas y María Teresa Egozcue y el asesor Juan Carlos Fervenza.