Fernanda Gosalvez creó una línea de productos naturales para la casa y el cuidado personal que incorpora un elemento poco usado: los aromas. Un toque minimalista y sensual con ideas interesantes.
“Desde que empecé
he intentado promover la idea de que el diseño tiene que ser algo que
vaya más allá de lo meramente estético-visual.” Fernanda
Gosalvez está, a su manera, hablando de la lógica que hacía
que Cleopatra se bañara con leche, miel y flores para mantener su piel
joven. O que las abuelas pusieran bolsitas con lavanda o eucalipto en los roperos,
que enjuagaran las sábanas con colonia de azahar. O que los autodenominados
“ecoarquitectos” que apuntan a la casa natural y hasta los dueños
de las cadenas más importantes de hoteles aboguen por la sensorialdad
del hábitat. Es tener en cuenta la estimulación de los sentidos,
algo así como el desafío de volver al cuerpo entrando por la casa.
La diseñadora Fernanda Gosalvez adhiere hace tiempo a estas teorías
y creó su etiqueta Simplemente Blanco en base al concepto de que muebles,
objetos y productos atraigan y estimulen los sentidos con el fin de aportar
serenidad y armonía a los ambientes. La vida la llevó a emigrar
a Boston, donde tuvo que empezar de nuevo en un mercado por demás competitivo.
Ahora da el presente en todo tipo de ferias y muestras internacionales con una
línea que se apoya en un diseño simple, casi artesanal, donde
la materia prima es la protagonista. Un packaging austero –frascos, latas,
tubos de ensayo, pipetas, cajas, bolsas de texturas naturales–, detalles
–fibras vegetales, caracoles, flores– y hasta su marca escrita a mano
en tinta china son algunas de las características de una colección
contemporánea que apela a volver a las fuentes.
Oler, tocar, sentir
Velas, jabones, cremas, aceites esenciales, inciensos, potpourris de flores,
almohadones tejidos a mano con un material que se asemeja al papel. Aunque también
blanquería, marcos, muebles o herramientas más novedosas como
sticks o discos difusores de aceites (se colocan sobre las bombitas de luz y
al calentarse esparcen el perfume) forman parte de la línea de Gosalvez.
“El objeto a diseñar también está conformado por los
aromas, la música y las texturas. Mi idea apunta a diseñar para
todos los sentidos. Y para eso me sirvo de un estilo puro, de líneas
simples y equilibradas, utilizando elementos y colores provenientes de los más
simples componentes de la naturaleza”, detalla.
Y para fundamentarlo Gosalvez va tras los pasos de este concepto: “Aparentemente
todo el tema de los aromas nace miles de años atrás. Los chinos
fueron unos de los primeros en usar plantas aromáticas para lograr bienestar,
entre otras cosas quemando incienso. Se sabe que los egipcios inventaron una
rudimentaria máquina de destilación que les permitió extraer
el aceite crudo del cedro, que junto con otros como el de la canela, clavo y
mirra utilizaban para embalsamar a los muertos, pero también con fines
medicinales, espirituales y por sus fragancias. Los griegos aprendieron de los
egipcios y los utilizaban con fines religiosos. Y los romanos dan cuenta de
uno de los primeros libros acerca de las propiedades medicinales de más
de quinientas plantas. Durante los siglos si- guientes se continuaron agregando
nuevas plantas que se usaron especialmente durante las épocas de guerra
y de epidemias, por acreditarles poderes para limitarlas. Y de más está
decir que todo su mobiliario se hacía con materiales naturales. Desde
el siglo XX a la actualidad ha habido un resurgimiento en la utilización
de estos productos con fines terapéuticos, cosméticos y aromáticos.
La clave pasa por apropiarse de la mejor manera de los que nos sirvan para vivir
mejor hoy en día”.
“Mi marca refleja lo que pienso, cómo vivo y lo que soy: creo en
el equilibrio, la pureza, vivir con lo que es absolutamente necesario y habitar
un espacio que me llene de paz. Y con los productos y objetos de decoración
intento lograr eso. Quiero que entren por los ojos, pero también por
el tacto y el olfato, sin saturar los sentidos. Como una suerte de minimalismo.”
¿El packaging? “Es siempre blanco o claro y con detalles de otros
tonos marrones u olivas o pasteles. A veces son latas, a veces cajitas de madera,
bolsitas de lino o arpillera o gasa, tratando de resaltar la idea de lo natural
y hecho a mano, por eso escribimos a mano los nombres de los distintos tipos
de fragancias –jazmín, rosas, lavanda–. A través del
packaging quiero que la persona imagine lo que va a encontrar adentro: sobriedad
y pureza que aporten al devenir contemporáneo.” n
Simplemente Blanco: www.simplementeblanco.com
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