Sáb 21.05.2005
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Una casa en Arelauquen

¿Se puede organizar un estudio joven a fuerza de encomiendas concretas y mantenerse sólo con trabajos concretos, alejados de los concursos y de proyectos utópicos?

› Por Matías Gigli

Lejos de cualquier norma sacada de manual, Santiago Alric y Carlos Galíndez organizaron una casa en un terreno con un fuerte declive y mirando hacia el Sur. Situada en el lago Gutiérrez en Arelauquen, Bariloche, el ejemplo tiene interés por varias decisiones que la distinguen, empezando por sortear la regla del barrio que requiere que las casas tengan como mínimo, una cubierta a dos aguas. Ello lleva rápidamente a pensar que sólo son posibles la materialización de chalets alpinos. En este caso no fue así.

Aquí, los arquitectos organizaron una cubierta en donde varias bandas se van quebrando y, como están separadas, dejan pasar la luz del Norte. El techo de estructuras metálicas imita las cortezas de madera. Se completa el paquete del techo con una cubierta de tejas de pizarras asfálticas tipo canadienses que en invierno recibe las nevadas.

Con una superficie cubierta de 250 metros cuadrados la casa está armada en dos plantas. La de acceso es la superior y tiene el área de estar, el comedor principal, la parte de servicio y la cochera. En la parte inferior se encuentra dos dormitorios con un baño y una pequeña cava para vinos y, en la parte exterior, un área de parrilla con una mesa para comer. La idea en planta se define con dos muros que se encastran, dos eles materializadas con piedras similares a las pircas y de cincuenta centímetros de espesor.

Una terraza privada con un hidromasaje se limita con una ele y la otra está invertida y contiene el área de cochera y servicios. El estar se proyecta como un rectángulo delante de las dos eles buscando las mejores vistas del lugar, en forma de caja de vidrio de piso a techo. El terreno es un triángulo en esquina de 3500 metros.

La encomienda del proyecto salió de un concurso privado, la sorpresa llegó a la hora de ver que de las casas presentadas, la de ellos era la que tenía menos elementos clasicistas y ornamentales, y había sido la elegida para la ejecución.

Un estudio joven

Empezaron con las típicas encomiendas para casas de countries y barrios cerrados, pero no cayeron en las soluciones estereotipadas sino que basaron su trabajo en una búsqueda propia. Llevan doce años trabajando juntos y el mérito de haber podido con treinta y pico de años de edad organizar un estudio y mantener una continuidad de trabajo. Las casas son básicamente la temática que los aboca. Ahora y después de más de dos decenas de obras en los barrios cerrados de Buenos Aires, se proyectan en la Patagonia. Este estudio sureño también incursionó en otros campos de la arquitectura. Hicieron una fábrica de caños de resina epoxi de interesante volumetría, que está fuertemente condicionado por los techos sheet que la protegen.

Con un premio Bienal SCA-CPAU a cuestas, fue premiada las puertas de acceso al Palacio Barolo en la última edición.

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