Hay alegrías en esta vida y algunas vienen encuadernadas. Son obras eruditas, de amor, recuperadoras de esa idea conmovedora que dice que una sociedad –un país– también se construye con capas de conocimiento, cimientos de objetos bien estudiados. Estos sistemas de ideas son importantes porque historian la obra de un país y contestan con certeza eso de para qué estamos acá. Escasas en Argentina, hay que saludar estos trabajos y de eso se trata hoy.

Bajo la mano segura de Ramón Gutiérrez, se acaba de publicar Historiografía Iberoamericana: Arte y Arquitectura XVI-XVIII, un trabajo de conjunto publicado por la Fundación Carolina y el Cedodal. El equipo de trabajo conformado por María Luisa Bellido Gant, Cristina Esteras, Rodrigo Gutiérrez Viñuales, Patricia Méndez, Rodolfo Vallín y Graciela Viñuales, conformó nada menos que una historia de los que en los últimos noventa años rescataron las claves del arte y la arquitectura que formaron Latinoamérica. Es una historia que comienza en Argentina con Martín Noel y en México con Federico Mariscal, y que sigue hasta nuestros días.

El planteo del libro es simple: una antología de textos y fotos de estos 125 historiadores, con un ensayo de Ramón Gutiérrez como marco paraguas. Son 125 pequeños textos, como aperitivos, y otras tantas fotos –en muchos casos de venerable antigüedad– francamente estupendas de edificios de todo el continente y de España. De lo espléndido al adobe humilde, de lo intacto a lo acosado por las torres de hormigón, el álbum resulta un fascinante recorrido por tipologías y variaciones sobre el tema de lo hispánico, del Chile frío y maderero al Caribe amable y redondo, pasando por las verdaderas cumbres de México y Perú.

Francamente, ver todo esto entreabre una puerta para percibir qué poco tránsito tiene este tipo de erudición hoy en día, y deja un apetito por más. Este homenaje y rescate, entonces, funcionó.