Desde el 2002 que la Universidad de Palermo participa de un circuito de encuentros de facultades de arquitectura. Esta vez le tocó a San Pablo recibir a los 200 alumnos. El resultado fueron 20 trabajos y la experiencia de estudiar con ojos de recién llegados a la ciudad más grande del Cono Sur.

Esta vez, además de la porteña UP coincidieron en tierra paulista la Ritter dos Reis de Porto Alegre, la de la República de Montevideo, la Blas Pascal de Córdoba, la del Desarrollo y la Diego Portales de Santiago de Chile-Concepción. Por la de Palermo estuvieron los arquitectos Fabián De La Fuente, Pablo Ferreiro y Marcelo Vila.

Los encuentros anual se desarrollan en SOS Ciudades y ya tomaron Colonia, Porto Alegre y Valparaíso. Los trabajos de este año se focalizaron en la intervención de la Plaza de Luz, un barrio paulista al mejor estilo de nuestra Constitución porteña, degradada a la enésima potencia.

Ahí confluye el transporte público con un altísimo grado de deterioro vinculado además con el “Barrio Crackolandia”, bautizado así por la creatividad colectiva paulista por su alta comercialización del crack. Los proyectos reconocieron cinco subzonas para hacer una operación sobre el sector. Los resultados de la producción dieron margen a un conjunto de preguntas, recomendaciones, hipótesis, observaciones y miradas críticas sobre el sector de la ciudad. Los trabajos volcados en palabras, dibujos e imágenes definieron un tipo de relación poco habitual, por su rapidez e intensidad, en trabajos que normalmente se desarrollan en las facultades.

Los talleres además incorporan la visión de distintas universidades sobre una ciudad específica y las distintas alternativas de intervención. Los modelos son presentados al municipio para usarse como disparador de distintas alternativas de proyectos, para luego ser profundizadas y desarrolladas por las estructuras locales. El encuentro constituye para alumnos y profesores una experiencia pedagógica inédita, de acción concreta sobre un área de una ciudad.

La característica de encontrarse junto a estudiantes y arquitectos llegados de distintas ciudades, hizo que en una intensa semana no sólo se aproximaran a la ciudad real sino que rápidas ideas y estrategias de cambios surgieran sin los prejuicios y parálisis que causan el intervenir en una geografía demasiado conocida. Aquí la pregunta y la posible intervención surgieron en los trabajos como una mancha rápida en el papel y la imagen.