Sábado, 6 de agosto de 2005 | Hoy
LA SALA DE EXPOSICIONES DE LA FADU TIENE NOMBRE PROPIO
Por Matías Gigli
Hablando de la cátedra en la facultad, Bucho Baliero decía que “la razón de ser de nuestra cátedra es hacer arquitectura. Junto con la arquitectura, se involucran muchas situaciones de la cultura y de la vida. Cuando estás enseñando arquitectura estás hablando de muchas cosas y la gente que está ahí, justamente habla de esas muchas cosas al estar hablando de un trabajo real de un alumno”. Desde ese perfil llano, Baliero hizo docencia por cuarenta y cinco años, computó Dany Rizzo una vez.
Desde el jueves pasado, la sala de exposiciones de la FADU tiene nombre propio: Horacio Baliero. Ese mismo día se inauguró una muestra con dibujos originales, maquetas hechas por alumnos recientemente y su sillón “Madrid”. Este recuerdo a Bucho Baliero, a casi un año y medio de su muerte, es el primer reconocimiento que hace la facultad a este arquitecto y profesor. Desde sus años de alumno en la facultad hasta el 2004 siempre estuvo ligado tanto a la práctica profesional como a la enseñanza de la arquitectura. Bucho mismo recordaba años atrás en las entrevistas que le hicieron los docentes de su cátedra sus comienzos y el grupo OAM – Organización de Arquitectura Moderna–. Contaba Baliero: “OAM éramos un grupo de compañeros de la Facultad de Arquitectura, amigos de diferentes lados, que compartimos nuestros estudios. Nos reuníamos en un cuarto muy grande en el departamento de Eduardo Polledo, en la calle Parera. Francisco Bullrich, Chiquita Cazzaniga, quien años después sería su mujer, Jorge Grisetti, que era un magnífico pianista, Jorge Goldemberg, Gerardo Clusellas, Manolo Borthagaray, la Negra Córdova y yo. Hablábamos mucho, estudiábamos, íbamos a la facultad, nos intercambiábamos trabajos, siempre había algún tema, durante noches. Georgie Grisetti junto con Eduardo Polledo nos aturdían con Bela Bartok a cuatro manos. Siempre estaban hablando de cosas y tocando cosas. Y ahí hicimos la facultad”.
Ese grupo se mantuvo unido desde 1950 a 1958, después Baliero intervino en el Plan de Viviendas del Banco Hipotecario Nacional con la dirección de Antonio Bonet, en trabajos en conjunto algunos con Borthagaray y otros con la Negra Córdova, su mujer. En 1961 gana con la Negra Córdova el primer premio del Cementerio Parque de Mar del Plata. En 1963 gana el Country Club SHA. Al año siguiente ganan el Pabellón “Colegio Nuestra Señora de Luján” en Madrid para los alumnos becados argentinos en esa ciudad. Por esa obra se trasladan a España y la dirigen, siendo un momento importante en su vida y desarrollo personal.
En 1973 ya con Ernesto Katzenstein y la Negra Córdova ganan el primer premio a la planificación de Laguna de los Padres. La sociedad con Katzenstein marcó otro momento importante en su carrera ya en 1977 construyen el edificio de viviendas de la calle Montañeses 1951 con Casares Ocampo como cuarto integrante. Además proyectaron la administración del Parque Industrial Oks en Pilar. En 1979 una gran cantidad de Bancos de Galicia. En los últimos años de su vida trabajó en proyectos junto a arquitectos de su cátedra como Mariano Clusellas, Fernando Jaime, Dany Rizzo y Sebastián Petit de Meurville, Rubén Cherny y Berto González Montaner. La exposición permanece abierta en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, el Pabellón III de la Ciudad Universitaria.
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