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Sábado, 13 de agosto de 2005

NOTA DE TAPA

De Salta a Milán

El diseñador industrial Francisco Gómez Paz triunfa en Italia. Este salteño tiene en su haber varios productos premiados –lámparas y hasta un auto–, así como también proyectos que rescatan las tecnologías de artesanos del norte de nuestro país. Polos que dan cuenta de su visión del diseño.

 Por Luján Cambariere


Acá es conocido como “el argentino que triunfa en Milán” y la verdad es que en su caso el mote es justo. Francisco Gómez Paz nació en Salta en 1975, estudió Diseño industrial en la Universidad Nacional de Córdoba y se fue a Milán para obtener el master en Diseño que otorga la Domus Academy. Una vez finalizado, lo contrataron para desempeñarse en el master y ya no volvió más a vivir acá. Trabajó para el arquitecto Paolo Rizzato por cuatro años, desarrolló producto y proyectos de comunicación para BMW, Danese Milano, Conven, Apen Group y el diseñador Alberto Meda, entre otros. Recibió importantes premios internacionales y elogios de la prensa. Desde hace un año tiene su propio estudio y acaba de ser nombrado director de Diseño de producto del Centro de Investigación de Domus. Logros bien merecidos para un creador de productos innovadores, muchos de ellos que además intentan rescatar la exquisita factura artesanal del norte de nuestro país.

Productos y premios

En su caso se entrelazan. Y unos y otros sirven para dar cuenta de su versatilidad. En 1999 gana una Mención Honorable en el Design Preis Schweiz por su lámpara Viva, hecha en base al reúso de los brazos de un paraguas y foils de plástico.

Poco tiempo después, otros dos proyectos lo vuelven a poner en el candelero. Uno es el Car Bi con el que ganó nada menos que el Primer Premio del concurso BMW/Domus: A key for future mobile solutions 2001. “El concepto de Bi nace de la idea un poco naïf de partir un auto en dos o unir dos motos para así tener un auto o dos motos según lo que se necesite. Esta manera intuitiva de abordar el problema fue la base de una solución innovadora para la movilidad en la ciudad. Un nuevo tipo de vehículo que ofrece versatilidad y libertad de movimiento”, señala Gómez Paz. Así el Bi se compone de dos módulos, o sea de dos scooters con techo similares a la BMW C1, unidos a través de un sistema mecánico. “Las puertas fueron un elemento clave a la hora de definir la forma del habitáculo. Cuando el vehículo está dividido las puertas protegen del viento y de factores climáticos la parte superior de la cabina, lo que ningún otro scooter puede ofrecer. Y cuando los módulos están unidos, los cuatro elementos disponibles forman dos puertas completas, como cualquier auto normal”, suma.

Ese mismo año, también se llevó una nominación por otro de sus hits: la lámpara Metro (Design Report Award 2001). Una pieza realizada con una lámina de OLF, una película especial, y dos láminas de policarbonato que se estructuran cuando el packaging se abre desenroscándose en un simple gesto. “Metro no es sólo una lámpara sino un sistema telescópico que permite estructurar elementos bidimensionales creando objetos eficientes y livianos. Se vende enroscada en un pequeño pack capaz de transformarse en una lámpara completa cuando se abre. Lo único que se debe hacer es elegir el lugar donde ponerla, también se puede colgar a la pared o del techo o se la puede apoyar en el suelo. La máxima performance con la mínima cantidad de material”, detalla. En 2004 llegaría una mención especial (otro Design Report Award) y todos los piropos de la prensa especializada por la chaise longue Apero, expuesta en el salón Satélite. Un proyecto concreto donde la artesanía del norte argentino obviamente unida a su virtuosismo suma adeptos nada menos que en la más importante capital del diseño mundial. “Apero es el resultado de muchas experiencias pero sobre todo de muchas reflexiones. Es en cierto modo la culminacion más de una inquietud personal, no sólo como proyectista sino como habitante de esta sociedad cada vez más llena de cosas y más vacía de valores. Quizá la más importante de esas inquietudes fue la de encontrar el modo de traducir a través de este objeto una afirmación personal sobre el rol que el diseño como actividad de gran impacto social puede tener. Porque, en el fondo, ¿qué es el design sino una herramienta única que tiene la fuerza de convertir las propias convicciones en actos de expresión cultural? El proyecto parte de una investigación apoyada por la Fundación Sumampa, destinada a redescubrir el genuino valor de una tradición de artesanos procedentes del norte de la Argentina, una zona rural ampliamente olvidada por el frenético proceso del mercado de consumo, de las reglas de la oferta y la demanda, en definitiva, olvidada por el mapa del progreso”, resume Gómez Paz.

Y continúa: “Detrás del entusiasmo propio del proceso creativo y del desafío de encontrar nuevos valores estéticos y funcionales, existió desde el principio de esta experiencia la convicción de saber que existe el modo de hacer de esta profesión una actividad más noble, con una impostergable dimensión social, de descubrimento de posibilidades, de integración de sectores y de recuperación de tradiciones, quizá para dar donde no hay, a través del hacer donde no se hace”, agrega. La Apero utiliza cuero crudo y la tecnología usada para la montura tradicional del norte argentino. El cuero crudo se cose a mano sobre la estructura de acero;, al secarse somete a grandes tensiones la estructura, que se comporta elásticamente, y así el resultado es una estructura mixta de gran rigidez.

En la misma sintonía también concibió la mesita Milagros, en honor a su hija de tres años. Una mesa de café en cuero crudo trenzado proyectada también para Sumampa en madera recubierta con cuero crudo trenzado a mano y patas en hierro pintado en color aluminio, plombo y titanio. Por último, este año, en el Salón del Mueble de Milán, la firma Danese presentó su mesa Ovidio, que nació de investigar chapa plegada. El resultado es una estructura geométrica autoportante que es capaz de cambiar según cambia el punto de observación.

Pensamientos

Con padre y hermana arquitectos, lo primero que confiesa, en una charla con m2 desde Milán, es que su amor por el diseño fue a primera vista. A la Domus llegó con miedo, y enseguida descubrió que gracias a la gran formación recibida en la universidad y a la visión y experiencia profesional de su padre, estaba a la altura de las circunstancias y no desentonaba entre los diseñadores que aplicaban desde los más diversos destinos para estudiar en la meca del design.

–¿Sabés que se te conoce como uno de los diseñadores argentinos que triunfan en el mundo?

–La verdad, nadie me lo había dicho, pero si eso suma en algo a mi país me alegra. Si sirve, genuinamente me hace feliz. Aunque esos rótulos no son lo que me desvelan. Nunca pensé que viviría fuera de mi país pero se dio así. Y acá no importa de dónde venís sino el trabajo en sí.

–Uno podría pensar que trabajando allá, con la última tecnología a tu alcance, no te interesarías por rescatar el trabajo artesanal del norte argentino como hiciste con Apero.

–Soy salteño hasta la última parte de mis dientes. Amo mi provincia y siempre sentí responsabilidad con mi profesión. De hecho la tesis de mi facultad fue sobre el diseño como herramienta para el rescate cultural de ciertas zonas. Ahí profundicé en la cerámica salteña. Cuando la vida me encontró de casualidad con Andreína Rojas, una bellísima persona, dueña de Sumampa, enseguida entramos en sintonía y pude encarar el proyecto. Ella entiende el valor del diseño y así aproveché mis vacaciones para investigar la tecnología de los artesanos salteños, a los que sume mi diseño. Después, con el trabajo realizado, fue una satisfacción enorme como salteño ver expuesto algo hecho en mi tierra con una tecnología única que no se conoce ni puede hacer en Milán, al lado de los mejores productos del mundo.

–¿Se conoce el diseño argentino en Italia?

–No. Se conocen algunos diseñadores, pero falta mucho para que el diseño argentino sea reconocido como tal en el mundo. Como argentino lamento decir eso pero no me puedo engañar. Hay que ser realista. Todavía nos falta un largo camino por recorrer y contar con políticas gubernamentales, por ejemplo, que lo avalen y con industria. Esto no pasa por el empeño de unos pocos. Además la identidad se da per se. Como una vez lo escuché decir al arquitecto Ricardo Blanco: “La identidad se hace haciendo”. Y mucho.

–¿Alguna vez soñaste con todo lo que te está pasando?

–Sí y no, pero estoy feliz. Tener contacto con gente a la que admiraba, ídolos para mí, como Vico Magistretti, que hizo todo y más y es un tipo súper sencillo. Alberto Meda, que hoy es un amigo con el que hicimos un proyecto juntos. Trabajar ahora en el servicio de “resercha” como le llaman acá, en pura innovación, es un sueño.

–Y a los que se preguntan ¿cómo lo lograste desde Salta?

–Esa es la peor pregunta que me pueden hacer: ¿Cómo llegaste a esto sin pasar por Buenos Aires? Hoy en el mundo la información se mueve, no pasa por Córdoba, Salta o Buenos aires. Sí, debo admitir que tuve padres con una visión muy abierta, que me hicieron creer que con esfuerzo todo es posible. A ellos sí les debo todo.


Francisco Gómez Paz:
www.gomezpaz.com

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Gómez Paz, con su lámpara
 
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