Este martes se inaugura una estupenda exhibición de gráfica de un tema que sigue siendo cercano para los argentinos, la Guerra Civil Española. El Museo Nacional de Bellas Artes va a alojar hasta el 16 de octubre el riñón de la extensa y justamente famosa colección de la Fundación Pablo Iglesias, que posee más de dos mil piezas de este período.

Los carteles políticos tuvieron una explosión en la década del treinta, cuando absolutamente todos los partidos políticos europeos se volcaron al todavía reciente medio de la gráfica callejera. No es que el cartel se inventara entonces –Lautrec lo había usado con frutos inolvidables medio siglo antes– pero lo que sí se acababa de inventar eran nuevas técnicas masivas de impresión y reproducción rápida, baratas y detalladas.

La Guerra Civil Española dejó un impresionante volumen de piezas, especialmente en Madrid y Barcelona, capitales gráficas de la época. Esta producción asombra por lo variado y porque toca todos los estilos de vanguardia pictórica de la época, con uso y abuso del collage y del juego tipográfico.

Por supuesto, siendo carteles políticos y militares en una época más que crítica, las piezas no se andan con vueltas sino que gritan consignas, plantean slogans y dan órdenes al lector en un lenguaje dirigido directamente: “capacitaos”, “defended”, “dominad”. Entre los bosques de puños en alto, banderas y al viento y soldados avanzando se recorre el panorama de la gráfica de vanguardia.