La demolición de esta semana fue en Agüero y Humahuaca, una esquina vieja de bastante más de un siglo, italianizada y como se alcanza todavía a ver en su ruina, en buen estado. La anomia hacia el patrimonio nos costó esta linda pieza, por definición ireemplazable, que como muestra la foto formaba parte de un conjunto con sus vecinas de izquierda y derecha, un milagrito de duración que ya terminó. La manzana baja va a ser arruinada ahora con un edificio en altura y la demolición no cuenta con las mínimas medidas de seguridad para los obreros. Para ahorrar en defensas que protejan al peatón, los demoledores optaron por el trámite fácil e ilegal de cortar completamente la circulación en el cordón de la vereda. De todos modos es imposible identificarlos: se “olvidaron” de colocar el cartel de aviso de obra que ordena la ley, con sus datos y matrícula.