Sábado, 24 de diciembre de 2005 | Hoy
El Consejo de la Magistratura tendrá una nueva sede en Hipólito Yrigoyen 932, en el edificio que perteneció a la Casa Martínez, la de alquiler de trajes, que vino padeciendo una serie de intervenciones en las que se reforzó la estructura de hormigón y en la cual el inmueble quedó en estado de semi-ruina.
Por Matías Gigli
El Consejo de la Magistratura, junto a la Sociedad Central de Arquitectos, llamaron a un concurso nacional de anteproyectos en el cual actuó como asesor Juan Carlos Fervenza y como jurados Luis Ferro, Martín Marcos, Juan Carlos Alonso, Carlos Berdichevsky, Antonio Antonini y Flora Manteola. La llegada de este edificio público al lado sur de la Avenida Rivadavia se espera que ayude a levantar el radio más cercano que en la actualidad está más que caído.
La resolución de este trabajo distaba mucho de ser sencilla, y la prueba está en los pocos grupos que participaron, apenas más de una decena. En la crítica del jurado se destacan tanto los logros del primer premio como las dificultades del proyecto en donde se resuelven con mesura los elementos estructurales, la complejidad del programa, las preexistencias no del todo aptas, la flexibilidad de la propuesta, las relaciones funcionales entre las áreas, el esquema circulatorio, la eficiente aplicación de los recursos, la factibilidad constructiva y el carácter urbano e institucional del ganador.
Con estos argumentos sobre la mesa, el jurado premió con el primer premio a Pablo Peirano con el equipo de proyecto conformado por Pablo Laguarique, Carmen Sojo y Sol Rodríguez, con la colaboración de Maximiliano Cardinale y el asesoramiento de la doctora Jimena Rodríguez. El jurado destacó “la correcta disposición de las circulaciones, volcadas sobre la medianera, liberando el mayor ancho de planta y sectorizando la circulación de jueces y los servicios de las áreas de público, la buena estructuración de los juzgados proporcionando luz y ventilación al área de empleados, y su próxima relación con las mesas de entradas; esta disposición ayuda también a reforzar la evacuación del edificio a través del patio trasero”.
Por otro lado, el jurado valoró “el lenguaje adoptado para la resolución del exterior, el cual coincide con las ideas enunciadas de simpleza, buena materialidad e integración al contexto que se comparte, si bien en un paso futuro podrían ajustarse algunas proporciones y detalles”.
Segundo fue Pablo Rozenwasser con Valeria Migueles. Terceros Roberto Frangella, Horacio Sardín, Valeria del Puerto y Diego Colón, con la colaboración de Bárbara Berson. Hubo tres menciones: para Pablo Suárez y Mariano Orlando, para Manuel Gálvez, y para Luis Pereyra y Eugenio Xaus n
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